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Muertos sin sepultura

Por 8 de febrero de 2008 Sin comentarios

Javier Rioyo

Tenemos en nuestra historia muchos muertos sin sepultura. Desde hace años amplios grupos de la población, además de los familiares, están consiguiendo un digno entierro a sus muertos. A cada uno su propia muerte, a cada uno el lugar que quiera para ser recordado. Entiendo los levantamientos de cadáveres y el querer dar lugar dignificado a quién hemos querido. Entiendo lo que dice la estimada Enea. Lo entiendo pero yo no lo haría. Desde luego no con Lorca.

Hace bastantes años, en compañía del poeta Luisa García Montero, estuve en el Barranco de Víznar. Era un día invernal, la carretera de tantas curvas estaba casi tapada por la niebla. Cuando llegamos al lugar del crimen el día se fue levantando. Nunca olvidaré la emoción que sentí en aquél lugar. En el lugar dónde tantos muertos sin sepultura siguen señalando el odio, la crueldad y la maldad de los asesinos.

La no existencia de sepultura, el no levantar el más famoso de los muertos de nuestra guerra es un deseo de la familia. No tumbas, ni mausoleos, simplemente el recuerdo en un lugar de Víznar, en un barranco dónde unos huesos señalan para siempre la iniquidad de los asesinos.

Una vez estuvo visitando aquellos lugares dónde el poeta murió y fue enterrado, Margarite Youcenaur, contó que nunca había sentido tanta emoción, que la ausencia de tumbas, de lápidas, de recuerdos la emocionaron más vivamente que si hubiera estado ante una tumba. Desconozco que están haciendo con el barranco, con el suelo que cobija a Lorca y otras decenas de hombres decentes, espero que no cambien aquella desnudez que tanto me conmovió. No mover a Lorca del lugar de su muerte es la mejor manera de recordar el crimen.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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