
Eder. Óleo de Irene Gracia
Javier Rioyo
Me llevé a Kafka a la orilla. Kafka como lectura bajo el sol, entre arena, baño y chapoteos, un poco de Kafka. Lo recomiendo. No todo tiene que ser Larson ni la novela negra nórdica. Kafka, que con su primer libro tardó años en vender los ochocientos ejemplares, es uno de los escritores más leídos, editados, citados y comentados del mundo. Y lo seguirá siendo. Tiene una ligera profundidad que le hace insuperable. También se puede leer a Kafka como un autor de literatura de humor. Un particular humor. Una condición poética que lo hacen cercano, sencillo aunque su fondo sea tan complejo. He vuelto a los relatos de la edición de "Un médico rural", la edición ejemplar de la editorial Impedimenta que suma su primer libro de cuentos, "Percepciones". En el libro hay joyas como "Informe para una Academia" o ese recordado relato corto, esa invitación a la fuga que se llama "El deseo de ser piel roja"
"Si uno fuera piel roja…siempre alerta, atravesando los aires sobre un caballo veloz, estremecido una y otra vez sobre la tierra temblorosa, hasta dejar las espuelas, porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas, porque no hacen falta riendas, sin apenas ver la tierra por delante como pradera de hierba segada, ya sin crines del caballo, sin la cabeza del caballo"
Y sí, si quieres puedes llevar grabadas las canciones de Leonard Cohen. Tan vivo, tan emocionante e irónico así que pasen setenta y cinco años. No hay que perder sus conciertos. Se está despidiendo y sus susurros, su voz ronca, sus letras, su elegancia y el gran grupo que le acompaña son la mejor música para el verano esperando el otoño. A Kafka y a mi siempre nos ha gustado Leonard Cohen.