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Hablar de uno mismo

Por 1 de octubre de 2008 Sin comentarios

Javier Rioyo

Hay otros temas, pero no nos interesan tanto. Creo que era Nietzsche el que decía que no hablar de uno mismo era una refinada forma de la hipocresía. Y podremos, somos y quisiéramos ser muchas cosas, pero, ¿quién quiere ser llamado hipócrita? Seamos educadamente hipócritas, pero no todo el rato. No con nosotros mismos… aunque si no lo somos con nosotros mismos, no es lo mismo. No merece la pena.
 
Creo que estoy cubista sin querer. Debe ser culpa de la hora, de los tequilas, de alguna cantina, de las malas compañías y de mí mismo. No seamos tan hipócritas.
 
Mañana comienza el Congreso de Cultura Iberoamericana. La cosa promete. Dedicada al cine, con especial guiño para Buñuel, nuestro Buñuel. Un cineasta al se le pueden hacer muchos reproches, incluso ninguno, pero que nunca consiguió parecer un hipócrita. Y al hombre se le pueden, o deben, hacer muchos más reproches, aunque tampoco le viene bien ese calificativo.
 
En la pandilla española del cine en México está Antonio Banderas, encantador como siempre y sin que eso parezca ningún esfuerzo. Habla de sí mismo, incluso habla de otros y sinceramente no parece hipócrita. Debe ser la seducción de la fama, esa aura que nos impide ver el bosque.
 
Yo creo que fueron los tequilas. Me parecieron sinceros e interesantes, no ya Icíar Bollaín o Juan Diego que no podemos olvidar que son actores, sino los productores, intermediarios culturales, políticos y otras faunas que han venido para hablar de cultura y cine en un mundo tan complicado como México. Todos animados en la noche anterior al congreso. Casi perfecto, todavía sólo podemos hablar de suposiciones. Mañana, los Príncipes de Asturias y el ministro de Cultura inauguran este encuentro. Espero no tener el síndrome del cónsul Firmin, no perderme por las cantinas y confundir la realidad con el éxito. Intentaré no hablar mucho de mí, hay otros temas, aunque nos pillen más lejos. Siempre dando vueltas alrededor de nuestra propia autobiografía. Aunque la escriban otros.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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