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GLEZ Y LOS VÓMITOS

Por 31 de agosto de 2007 Sin comentarios

Javier Rioyo

Me está pareciendo que Rosa Regás tiene más razón de la razonable. La quiero, aunque muchas cosas que dice, que hace, o que dicen que dice y hace, no las comparta. Aprendí a leer con el ABC. Tengo toda la estima, también muchas distancias, con ese periódico que también sigue siendo el mío. Cambié de periódico, de creencias, de algunos gustos culinarios y de otras cosas, pero nunca cambié mi vieja estima por el diario conservador, sus contradicciones y muchos de sus columnistas. También tengo aprecio por García Calero, poeta y responsable de cultura y de muchas de las informaciones por las que Rosa Regás se ha sentido perseguida. Creo que las dos partes han exagerado, el periódico y la ex directora de la Biblioteca Nacional. No soy prudente. Ni calmado. Ni tranquilo, pero al lado de Rosa me veo sereno en mis juicios y mis actuaciones. Me veo otro. Me sorprendo siendo tan prudente. Tan correcto. Incluso muchas veces he creído que Rosa exageraba casi paranoicamente sus persecuciones.

Viendo el linchamiento por tierra, mar y aire que se está haciendo con Rosa Regás, estoy empezando a dudar de mí, de los otros y hasta de los míos(¿?). Sin hablar con ella y sin creer que es razonable cómo, cuándo y para qué está contando algunas cosas, me pienso limitar para demostrar que hay intolerables formas de expresar la opinión. Hay columnistas extraordinarios, estos días nos toca hablar mucho del mejor, y también uno de los más arbitrarios. Pero nunca, ni con su peor fe, su peor escritura, podría llegar a lo que un tal Montero Glez hace en una columna del ABC, del pasado martes 28. Se llama “Papel mojado”, naturalmente no se me había ocurrido leerla. Alguien me señalo la cantidad de infamia y vómitos que contenía. Casi no doy crédito. Un poco más haciendo memoria de algunas servidumbres percibí ese valiente que se esconde con un pañuelo. Por sus escritos lo conoceréis. No creo. Pero en fin, hay quién confunde el champán con un vino peleón.

Me da pereza y otras cosas, pero reproduciré algo de esa columna vómito de Glez:

“Llegadas las vacaciones, los abuelos, al igual que los perros y los niños, se convierten en un incordio….las familias de hoy en día deberían tomar ejemplo de lo que hace nuestro gobierno con respecto a los ancianos que, lejos de orillarlos, los da cargos públicos, de responsabilidad, vaya. Y aquí viene al dedo citar a la Regás pues, además de abuela de verano, hasta ayer mismo fue baranda encargada de la Biblioteca Nacional. Todo un acierto, lo de colocar a esta anciana dirigiendo un sitio donde abunda tanto el papel. Hay que hacerse cargo, la mujer, debido a lo avanzado de la edad, tiene el muelle flojo y, por lo mismo, los periódicos los utiliza para esas gotas de incontinencia que vienen sin avisar cuando el climaterio anda ya que salpica… Que nadie se lleve a engaño pues aquí todos son excremento del mismo saco. Por éstas toca hundir tecla para señalar a toda la mancha de socialeros que, en nombre de la justicia social, se dedican a deshonrar la verdadera revolución. La misma revolución que abortó la II República con la matanza de Casas Viejas, convirtiendo al Azaña en un genocida sólo superado en nuestros días por el Javier Solana, otro de la cuerda. A ver si cuentan el episodio en la nueva asignatura y se dejan de sandeces. De momento, sólo queda celebrar que este verano haya sido el último de la abuela como directora de la Biblioteca Nacional. Y pedir que no la dejen en la cuneta, por favor, y que el verano próximo tenga su puesto de responsabilidad como taquillera en la playa de Parla. Sería lo suyo.”

Perdón por la cita tan larga…Les he ahorrado algunos insultos a la novelista, a sus opiniones y algunas escatologías. Aunque lo fundamental, el espíritu refinado, la fundamentada crítica, el estilo y el hombre quedan reflejados en lo entrecomillado. Como lector de ABC me siento insultado. Y cómo amigo de algunas mujeres de Parla, también.
 

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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