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Fumar no perjudica al arte

Por 29 de enero de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Javier Rioyo

La revista Litoral, tan saludable viva después que el angélico Manuel Altolaguirre y su compañero en poesías y sueños, Emilio Prados, la fundaran en Málaga, en la mítica imprenta Sur- otro día hablaremos de ella- la revista que da consistencia a la generación del 27, dedica su último número al humo que hemos cantado, pintado, escrito, perseguido y disfrutado en años de tabaquismo y creación. Sin fumar no se entienden algunas de las grandes creaciones culturales de la historia. Fumar, como dice en la revista dirigida por Lorenzo Saval, el escritor Mesa Toré, "nunca fue perjudicial para la salud del arte"

La revista sigue siendo una hermosa tentación para los sentidos y las lecturas, lo malo de este número "Humo en el cuerpo" es, ¡ay!, la clara tentación que nos supone a los que hemos dejado de fumar leer los placeres tan peculiares que el tabaco nos ha proporcionado.

Decía Oscar Wilde que fumar era un placer perfecto, por "ser exquisito y dejarnos insatisfechos". Así, por su propia condición de dar placer, pero no terminar de satisfacernos, insistimos, volvemos, seguimos fumando aunque seamos exfumadores.

No llego a ser un ex fumador empedernido -sí fui empedernido fumador- porque alguna vez me dejo llevar por los aromas de algunas hierbas que se fuman al margen de la nicotina o en su compañía.

Creo como dice Alvaro Salvador, que "uno no se quita de amar, ni de fumar, uno descansa", que estoy en un tiempo de descanso de tantos años de haber seguido, como Pessoa, "al humo como una ruta propia".

Me gusta el tabaco, me gusta fumar. Volveré de mayor, de más mayor, en intentaré disfrutar de ese placer tan democrático, tan sin clases, tan placentero aunque nos mate recuperar ese rito que es capaz de hacer elegante a tantos que viven entre escombros. Fumar es un placer que ya no frecuento. Es un placer que me espera. Tardaré, pero volveré. Quien ha fumado fumará. Al menos me concederé el último cigarro. La última voluntad.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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