Javier Rioyo
Este fin de semana en el Festival de San Sebastián se proyectará una de las películas que más ganas tengo de ver. También una de las películas que produce más envidia, sin verla, no haberla podido rodar. Es el gran espectáculo que durante años de charlas, risas, copas y otras situaciones que mi envidia me impide imaginar, ha reunido a dos amigos, dos colegas, dos cómplices frente a una silla en la que se sentaba Fernando Fernán Gómez. Los responsables son David Trueba -de conocido talento en cine y libros- y Luis Alegre, universalmente conocido por sus canciones, su capacidad para la amistad y sus talentos para los libros de cine y las mujeres hermosas. Juntos y revueltos han conseguido una película de larga duración con un solo protagonista.
Estoy convencido de que será un gran espectáculo. El mejor espectáculo de la memoria, la forma de contar, el fondo de la historia, la recreación de lo vivido y la lúcida mirada a las últimas siete décadas de nuestra historia. La película se llama La silla de Fernando. Los que alguna vez hemos tenido la fortuna de ver y escuchar de cerca a Fernán Gómez sabemos que puede ser tan apasionante como la mejor ficción. O como la mejor no ficción. Apasionante propuesta de un cine español que no está atado solamente a la fácil comercialización de gran presupuesto. Además la película lleva música de dos monstruos que no se conocían, Bebo Valdés y Enrique Morente. El cartel lo firma otro de los grandes, Oscar Mariné.
Espero que los que no podemos escaparnos a San Sebastián, los amantes del gran espectáculo del cine, más pronto que tarde podamos sumergirnos en la magia compartida de ver a uno de nuestros mayores nombres del espectáculo y la cultura en una sala de cine.