Skip to main content
Blogs de autor

El poeta y algunas patrias

Por 2 de marzo de 2011 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

 

A cada uno su propio invierno. Aunque hay inviernos propios que parecen refugios para compartir, para huir de hielos y miedos. Yo también quiero estar caliente en mi propio invierno, tener, y compartir, mi invierno propio. Será inevitable que  cada uno tengamos nuestro frío final pero mejor no helarse antes de tiempo. El libro de Luis García Montero, sus recuerdos que nos ayudan a olvidar miserias y recordar lo necesario, es otra vez esa lección tan cercana de cómo ser verdadero sin dejar de ser un fingidor.

No recuerdo desde cuando conozco a Luis García Montero- yo que tantas cosas olvido, y que tantas recuerdo sin querer- pero hace ya bastantes libros y muchas complicidades. También hemos cruzado el Puente de Brooklyn y el Arroyo del Abroñigal. Festejamos vidas, lloramos desapariciones, compartimos copas y soporto su comida de adolescente.

Somos íntimos enemigos de club de fútbol y compartimos exilios de algunas palabras, de algunas conductas y algunas personas que nunca nos acogerían.

Me gustan sus poemas y sus vidas. Capaz de hacernos sentir bien como si el clima se hubiera puesto Luis todo el miércoles. Le han querido los mayores, las generaciones que vivieron y escribieron los cincuenta, y le siguen queriendo los casi no recuerdan el pasado siglo nuestro de todos los demonios. Le gustan las canciones que acortan la distancia entre corazones. Antes de tocarnos una emoción con algún poema dicho en público, le sale un leve tartamudeo que le hace más cercano. Cuando no tenía la vista cansada le sentaba muy bien el sombrero, era un rojo adolescente y excéntrico, ahora con las décadas, le gusta ir con la cabeza al aire, presumiendo de no tener canas. Los poetas, no solo son buenos bebedores de whisky, sino que tienen mucho pelo y son eternamente jóvenes, incluso cuando son muy ancianos y tienen muchas canas.

Luis acaba de publicar un libro que toca dónde duele y dónde da gusto. Que avisa y acaricia. Que recuerda y ayuda a necesarios olvidos. Un libro que nos ayuda a convivir con las dudas.

Le robaría muchos poemas pero copiaré uno que me ha regalado, "Un bar no es una patria, pero su nombre se escribe con la tinta de los mapas:

 

Llegar, abrir la puerta, descender

al cálido refugio en las noches de lluvia.

 

El mundo es insolente en su precariedad,

mantiene las distancias

igual que los poetas engreídos.

 

Pero hay raros momentos de plenitud y abrazo.

 

Recuerdo algunas tardes del otoño

En mi ciudad tocada de violeta,

y oscuridades con jazmín,

y la espalda del mar

-muy de mañana-

cuando el azul y el sol no pertenecen

a lo bañistas o al verano,

sino a la perfección de un mundo convencido

de su propia verdad.

 

 

 

Y recuerdo también la hospitalaria

sonrisa de los bares,

después de que las luces de sus puertas

no hayan defraudado.

 

Bares como descuidos en la lluvia,

en el vientre salvaje del frío y la distancia

o en la prima de todo lo que huye.

 

Me dieron un lugar

con sus sillas vacías,

sus huecos en la barra

y sus botellas firmes  como viejos soldados

de un ejército amigo.

 

El hombre solitario del rincón,

la pareja del beso,

la extranjera de ojos familiares,

el viejo que no quiere envejecer

con sus camisas de colores altos,

el músico cansado que repite

las canciones de un tiempo que fue nuestro,

los raros y sus penas,

las risas y sus labios,

han bebido conmigo,

me han hecho comprender

la violeta que guardan las ciudades

y la verdad que un mundo

que a veces es azul

con un sol en la puerta de su noche.

 

El nombre de los bares

Se escribe con la tinta de los mapas.

profile avatar

Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

Close Menu