Javier Rioyo
Ayer, en el Festival de Málaga, recuperé una de las más raras películas del cine español: Arrebato. Es también una de las más interesantes. Recuerdo su estreno en Madrid, muy pocos fuimos a ver aquel vómito, confesión, declaración de amor y de impotencia frente al cine. Empezaban los años 80, ya hablábamos del desencanto y estábamos a punto de nombrar el tiempo de "la movida". La película de Iván Zulueta era heredera de las dos cosas, hija del desencanto, madre de la movida.
Un tiempo después se reestrenó y tuvo una importante repercusión entre "la inmensa minoría" cinéfila. Han pasado casi treinta años y la película no ha perdido su vigor, ni su extrañeza. Lo escribió una vez Ray Loriga: "Arrebato no se parecía a nada, estaba hecha de otra cosa. Le daba nombre a algo que no sabíamos que llevábamos dentro. Nuestro amor al cine, sí, pero también algo más. El miedo, el fracaso, la euforia, el tiempo, maleable pero al fin inquebrantable. La muerte. Una película en blanco y negro, si alguna vez fue en color u otras certezas inexplicables".
No pudo Zulueta hacer más cine. Devorado por su propio amor, por su propio monstruo. Se convirtió en un artista que permanecía callado. Primero se enredó en las drogas, después en su inseguridad para terminar aceptando la imposibilidad de hacer algo que tenga sentido después de aquella película. Su silencio le convirtió en figura principal del llamado cine maldito. Ahora, como un extraño de sí mismo ha venido a Málaga para recibir los honores que se otorgan a nuestros clásicos recientes.
Recordé otro de los silencios que más lamentamos del cine español. El largo silencio, quizá el silencio para siempre, del más poético de los cineastas de aquella generación de desencantos y "otras certezas inexplicables": Víctor Erice.
Es posible que ser artista sea saber callarse a tiempo. O quizá es que no tenemos tantas cosas que contar, si ya una vez supimos contarlas. Una es suficiente. Justifica una vida, una obra. Aunque los que vemos, leemos o escuchamos siempre pretendemos más de los artistas.