Javier Rioyo
Una película documental, una larga charla con un actor mientras se maquilla. Un viejo vigoroso de más de noventa años que no quiere rendirse, ni claudicar de casi nada. Ni siquiera de sus errores. Un tipo simpático, peleón y “tocacojones” de los conservadores americanos. Un actor que nos acompañó en muchas tardes de nuestra juventud de ensimismados ante la televisión, ante una de las mejores series -y más “freakis”- que recordemos: “La familia Monster”. Una familia casi ideal, simpáticos, divertidos y muy libres. Pero, sin duda, el mejor de todos era ese atípico abuelo. Últimamente los papeles que más me gustan son los de los abuelos, por ejemplo el envidiable modelo de abuelo- y también de padre- del abuelo escarizado de Little miss Sunshine
Ahora hablo de esa película que tiene la marca de Querejeta, es decir, una película española sobre un actor que murió hace poco y del que mucho desconocíamos. Al Lewis, el abuelo de los Monster. Eso solo ya merecería todo nuestro cariño, nuestra deuda por tantas risas llenas de vitriolo y de humor negro.
Ni idea de la otra vida de Lewis. Fascinante actor, y más fascinante personalidad. De familia judía, emigrantes pobres en Brooklyn, comunistas, izquierdistas y luchadores de todas las batallas, sobre todo de las perdidas. Aunque también ganara una, la de la Segunda Guerra Mundial. Allí sí se pasaba miedo y no en las historias de los “Monsters”. Excelente documento para los que se interesen en los seres humanos, al margen de sus razones o sus cabezonerías, que no se quieren rendir. Rojo, díscolo y fumador hasta el final de sus días. Incorrecto en tantas cosas, formal y moralista en otras muchas. Es decir, un buen comunista de la rama neoyorkina. Unos izquierdistas que tuvieron la suerte de no vivir en la URSS, que siguen teniendo la suerte -aunque sea en radios o espacios minoritarios- de seguir discrepando, diciendo lo que piensan. No todo está perdido en USA mientras haya ejemplos de discrepancia tan simpáticos como los de este actor que fue mucho más que el abuelo de los Monsters. Una película en los márgenes de la industria que tiene más verdad que muchas de las grandes estafas con actores que nada tienen que decir ni ahora, ni aunque pasen cien años.