
Eder. Óleo de Irene Gracia
Javier Rioyo
Se llama Jake Arnott, escribe novela negra, es de Londres. Y ha creado uno de los grandes personajes de la novela negra de los últimos años. En su introducción a la novela que leo de Arnott, buscaré las otras, un experto y apasionado Rodrigo Fresán compara a Arnott con Amis, Banville, Barnes, McEwan y otros grandes contemporáneos que llegaron de la capital británica. Sin duda que con voces, humores, seriedades, estilos y referencias muy distintas, han sido capaces ese grupo- que tiene bastantes nombres más- con lo más vigoroso de nuestra literatura contemporánea.
Un placer en ésta semana tan negra encontrarme con esta novela que nos lleva por los caminos oscuros de los muy coloridos años sesenta en Londres. La misma ciudad desde la que nos llegaron los Beatles. También la que antes nos había regalado a tipos como Jack el Destripador o a Jeckil y mister Hyde. Una buena ciudad para recordarnos que siempre hay motivos para la literatura negra. Sobre todo cuando es tan buena cómo ésta.
Hay una conocida cita de Bertold Brecht de La ópera de los tres centavos que siempre parece actual. Como el mal. Como los malos.:
"¿Qué es una ganzúa comparada con un título de Bolsa?
¿Qué es robar un banco comparado con fundar uno?"
La vida dura, injusta está muy viva. Los ganadores se esconden. Los perdedores se comen la crisis. La novela negra está llena de futuro.