
Eder. Óleo de Irene Gracia
Javier Rioyo
No creía en Dios, pero empecé a creer en otras cosas. En otros hombres, ¿o Dios no era hombre? Me da igual, me importa menos que la remodelación ministerial. Entre los hombres en lo que creí y en los que mantengo la fe está Witold Gombrowicz. Siempre me produce alegría, provoca pensamientos, me hace sentirme bien con las imperfecciones, con las inmadureces que uno arrastra en su vida. Y que nunca tendrán cura. Ser un inmaduro es una forma de ser. Para los que tengan que empezar en Gombrowicz, si no quieren empezar por la obra mayor, por su compendio de tantas cosas que es "Ferdydirke", se acaban de publicar entre nosotros dos pequeñas joyas. Dos cortas obras llenas de gracia, inteligencia, ironía, provocación y reflexión.
Una son las lecciones de filosofía que al final de su vida dio a su mujer y a una amiga. En ellas se siente cerca, una vez más, de Shopenhauer. Y le sorprende que no tenga lectores, lo mismo que le pasaba a él. Y que, sin embargo, el "zopenco" de Hegel tuviera muchos más…Claro que se consuela con el argument5o de que "el genio no puede tener éxito, puesto que sobrepasa a su tiempo. Por esa razón el genio resulta incomprensible y no sirve para nadie"
Shopenhauer y él se consolaban bastante bien. …. En ese libro, "Curso de filosofía en seis horas y cuarto", encontramos una deliciosa introducción a Gombrowicz de Cristina Fernández Cubas.
En el otro libro, "Contra los poetas" , es un conocido panfleto, una conferencia inteligente y provocadora- estilo de la casa- que dio en castellano en Buenos Aires. Toda una proclama contra la obra maestra, contra la poesía pura y contra las perfecciones en la escritura. No se puede vivir de poesía pura, como no se puede vivir de azúcar. ¿Y de sal?
También en ese librito encontramos los rasgos esenciales del hombre "gombrowicziano". Entre otros:
- – "Un hombre degradado por la forma, un hombre nunca acabado, nunca instruido, nunca totalmente maduro.
- – Un hombre enamorado de la Inmadurez
- – Un hombre hecho para el hombre y que ignora cualquier instancia superior"
Cualquier encuentro con Gombrowicz es interesante. Estos son dos cómodos atajos.