Javier Rioyo
Como estoy de vacaciones pero tengo que seguir enganchado, y como sigo enganchado al libro de Gil de Biedma, pues sigo tirando de él para no caer en la funesta manía de pensar, al menos de no hacerlo mucho. Una de las propuestas que más me gustan es esa de intentar acotar un paraíso posible y en esta tierra, por supuesto. Según Jaime Gil de Biedma, y en colaboración con Auden, así se imagina los contornos del paraíso:
“Paisaje: Altiplanicie ligeramente ondulada: páramos y tierras de sembradura alternando con viñedos y pinares; dos o tres tesos rocosos y algunas encinas; ríos de escaso caudal, ringleras de álamos. Del lado de levante, cordillera a los lejos, cubierta de nieve en invierno. Del otro lado de la cordillera, estrecha franja mediterránea. Paisaje de los alrededores de Benicasim. (Ay! si ahora lo visitara). En algún otro sector, costa desolada, patagónica, a la que sólo se puede acceder por helicóptero: acantilados, rocas y luz plomiza. Pesca ballenera; por lo menos un naufragio al año. En esta parte no he estado nunca, pero las noticias que llegan de allí, intermitentemente, me apasionan.
Clima: Extremoso, en frío y en calor. Inviernos secos, veranos húmedos.
Origen étnico de los habitantes: Lumpen
Lengua: Argótica, pero muy elaborada, tanto en metáforas como en vocabulario y sintaxis. Algo como un estilo literario degradado.
Pesas y medidas: Las de distancia necesariamente vagas.
Religión: Revelada, pero muy confusa. Sincretismo. Culto a las fuerzas de la naturaleza en algunos puntos del país. Abundante mitología. Creencia en fantasmas.
Dimensiones de la capital: Cien mil habitantes. Cien mil más, diseminados por el resto del país.
Forma de gobierno: Parlamentaria. Una Cámara Baja, compuesta por hombres de más de sesenta años; un Senado, integrado por jóvenes de diecisiete a veinticinco. Los hombres entre los treinta y sesenta años se dedican al comercio y a las artes y profesiones liberales. No tienen voz ni voto en el gobierno, pero se les reconoce el derecho al matrimonio y a la propiedad privada. Son los únicos que pagan impuestos. Servicio industrial obligatorio. De los veinticinco a los treinta años, un tercio de ellos con destino a la costa patagónica.
Servicio sentimental obligatorio. Afecta solo a las chicas y chicos de reconocido atractivo físico, entre los diecisiete y los veinticinco años. Están obligados a tener por lo menos un asunto amoroso al año con alguien que no tenga éxito en ese género de empresas o que sufra de un exceso de soledad”.
Un momento, me llega el turno de mi asunto amoroso… Si quieren saber cómo sigue este paraíso busquen las fuentes originales. El libro de Jaime Gil. Yo tengo una edición del año ochenta, de la editorial Crítica. Estoy seguro de que habrá otras… En cualquier caso, el próximo año, el primer día que pueda, sigo con esta inmersión en un paraíso posible. Que soporten la Nochevieja, que al menos tiene más golfería que la otra, la llamada buena.