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Blogs de autor

Blasfemias Rescatadas

Por 10 de diciembre de 2007 Sin comentarios

Javier Rioyo

/upload/fotos/blogs_entradas/alberti.jpgEl otro día en el suplemento Babelia, dedicado a Alberti y a los ochenta años de la generación del 27, se publicaban tres poemas inéditos de Alberti. Primerizos poemas, poemas que vivieron en el olvido y que una vez rescatados, encontrados por el trabajo del azar de una investigadora, el poeta -aunque ilusionado con el encuentro- no los quiso publicar. Veinte años después se publican. Hoy el poeta ya no puede decir nada. No puede aplaudir la publicación. Ni la puede negar. No se puede alegrar, ni se puede quejar. ¿Quién decide que se publiquen? ¿Está bien publicarlos? ¿Nos ayudan a conocer mejor su obra, su vida? Tengo muchos más interrogantes y no tengo respuestas claras. Es una pregunta que me hago, que hago a todos los que se interesen por el creador, por su poesía, por su vida. ¿Debemos contradecir los deseos del autor una vez que este está muerto?

Si Max Brod hubiera seguido al pie de la letra las instrucciones de su amigo Frank Kafka para el destino de sus textos después de muerto, no hubiéramos conocido una de las mayores obras literarias del pasado siglo.

Estos poemas de Alberti, desde luego, no son el mismo caso, ni tienen apenas trascendencia en su obra. O en el conocimiento de su vida.

Uno de los tres poemas, el llamado "Es una frente la que hoy pide auxilio", tiene toda esa intención provocadora, transgresora, de un joven recién convertido al ateísmo. Rafael, que tantos ángeles cantara, que recordara toda la vida, los ritos y los santorales cristianos, se muestra como un ingenuo blasfemo. También como un experto en meadas, algo que acompaña toda su vida y su obra.

En fin, no sé si es muy necesario rescatar ese poema que termina con estos versos:

"¿Qué buscas hacia el este si el mar es el último gargajo desprendido del Gran Ano Supremo?

Lloro y me la meneo ante los sagrados cojones de la Virgen."

/upload/fotos/blogs_entradas/maruja_mallo.jpgDespués de escribir esto se marchaba con la no virgen de Maruja Mallo. Y juntos pensaban en más blasfemias. Por ejemplo, que Maruja entrara desnuda en medio de una misa de doce. Eran como niños, perversos y blasfemos. El poeta todavía estaba en pañales.  

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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