Skip to main content
Blogs de autor

ARTISTAS

Por 19 de marzo de 2007 Sin comentarios

Javier Rioyo

Casi siempre los artistas han  sido raros. Son raros. Quiero decir que no son tan previsibles como el resto de los humanos. Que tienen otros modos, otras modas, otros usos y otras costumbres. ¿O no tiene por qué ser así? Quizá no. Yo, que estaba alojado en la Academia de Bellas Artes de Roma, en una de las más hermosas montañas sobre la ciudad, en el Gianicolo, trataba de mirar a los artistas becados, a los artistas jóvenes que estaban en aquella academia para desarrollar su obra, como peculiares seres humanos y, la verdad, se parecían demasiado a la mayoría de los jóvenes que conozco. Eran  12 artistas de muy diferentes disciplinas de artes, letras, música, cine o teatro. Curiosa gente pero muy parecidos a otros curiosos que no son, ni se les espera en el mundo del arte.

Quizá ya va siendo hora de terminar con el mito del artista excéntrico. En un excelente libro reciente sobre Tintoretto, Molina Foix demuestra que la mayor rareza de Tintoretto  es la de no ser raro. Todo lo contrario del atrevido Caravaggio.  Y los dos eran grandes.

Estuve viendo el insuperable retrato de Inocencio X de Velázquez, tropo vero, y recordé que su vida había estado llena de preocupaciones de alguien normal. De un hombre familiar, preocupado por su situación económica, por su reconocimiento público. Un hombre brillante, pero digamos normal.

Después disfruté de una exposición en la Academia de los “disparates” de Goya y de una peculiar propuesta paralela de un artista aragonés llamado Ricardo Calero. El genio tuvo lo suyo, su carácter, su vida, su compromiso con el arte, con la libertad, pero fue un hombre digamos “normal”. Un genio, pero nada extravagante. No sé cómo es Calero, pero debe ser muy peculiar porque en su obra de acercamiento a Goya, además de enterrar piedras de Fuendetodos, hace que unos guardias civiles sean con sus disparos copartícipes de la obra. Es atrevido formalmente pero es posible que sea un hombre de su casa, un buen padre, un ciudadano cumplidor. Ciertamente tenemos que disociar la vida del artista de su obra. Terminar con el mito del artista excéntrico. Creer que además de serlo, artista quiero decir, se debería ser raro. Ya no se reconoce a los artistas por sus rarezas, sus vestimentas, sus poses o sus excentricidades varias. Habrá que reconocerlos sin esperar signos exteriores. Incluso se puede ser artista pagando los impuestos, llevando a los niños al colegio y no bebiendo ni un dry martini. Me lo temía.

profile avatar

Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

Close Menu