Javier Rioyo
Ahora me parece mentira. Y no ha pasado tanto tiempo. Le escucho y paso de la irritación al espanto. Ese que dice esas cosas sobre Irak y la guerra, sobre la libertad y la paz, ese tipo, fue un presidente español. Sí. Y lo fue dos legislaturas. Una por mayoría. Volver a escucharle es una mezcla de pena y miedo. De vergüenza por lo que fuimos, de temor a lo que podemos volver… ¡Y pensar que Robert Walser pasó tantos años en un manicomio!
No es la banalización del mal. Es otro estrato oscuro. Es un grado cero de la política. Es la ignorancia, el error, la perversión del mal, el orgullo del vanidoso, la borrachera de poder, la estupidez histórica y otras cosas. Algunas están contadas por Roth para referirse a su jefe de filas. Su señor en aquellas intervenciones bélicas. El jefe de la tropa de una guerra asesina.
Ahora, estos días, el nuestro, el que renace en inglés, el que abunda en sus errores y en sus ardores guerreros, estará en alguna procesión. Quizá pidiendo perdón por nuestros pecados y cantando la paz de los vencedores.
El otro día, en la "missa pro defunctis" de Cristóbal de Morales, cuando se canta aquello de:"sanctus, sanctus, sanctus. Dominas Deus Sabaoth…", recordé que hubo un tiempo en que nosotros también cantábamos "Santo, santo, santo, es el Señor, Dios de los Ejércitos"…Esos ejércitos de los servidores de los dioses. Esos ejércitos que sirven para defender a su Dios contra los otros dioses. ¿O están defendiendo otra cosa?
Mientras no cambien los dioses, nada habrá cambiado.
Haré vacaciones de noticias, no quiero escuchar al innombrable. Ni a su tropa.