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Los tuits de los escritores

Por 19 de febrero de 2012 Sin comentarios

Iván Thays

Twitter
Hace unos años, me encontré con Edmundo Paz Soldán en un encuentro de escritores. Hablamos por la noche y quedamos que, al día siguiente, me avisaría para desayunar juntos. Estuve esperando su llamada unas horas y, como no llegó, decidí ir a desayunar solo. Me lo encontré ahí. Le pregunté por qué no me había avisado. ?Pero si te mandé un tuit? me contestó, sin entender que hubiese alguien que no viviese revisando sus tuits cada minuto. 
La revista El Cultural ha dedicado su edición de viernes a comentar la relación de los escritores y el Twitter. Anne Trubek escribe sobre los escritores en lengua inglesa que se han visto obligados por sus editores a mantener un Twitter. Dice:

Salman Rushdie me dijo que le gusta Twitter porque ?le permite ser travieso y hacerse una idea de lo que piensa mucha gente en un momento dado?. Rushdie ha escrito más de 1.000 tuits-?De acuerdo: el filisteísmo (destruir bancos porque no te preocupan) no es fascismo (destruir bancos porque sí te preocupan). Pero ambos destruyen los libros?-y más de 150.000 personas los siguen. Cuando utilizan las redes sociales, los autores tienen tantas personalidades entre las que escoger como en sus otros escritos. Algunos adoptan poses que, en la práctica, aumentan la distancia entre ellos y sus lectores, frustrando así a los mirones. Gary Shteyngart (4.187 seguidores), que publicó su primer tuit el 1 de diciembre, es encantador pero enigmático (?La abuela siempre me decía: ‘Chaval, no montes nunca un laboratorio de metanfetamina?. Pero supongo que tuve que aprender por las malas?), y a menudo escribe como si hablara su perro (?¡Guau!?). Cuando le pregunté si le gustaba relacionarse con los lectores en Twitter, Shteyngart me contestó: ?Ahí fuera hay muchas personas inteligentes. Las amo a todas y cada una de ellas. Muchas veces me río con ellas?. 
(?)Los que, como Eugenides, se resisten, citan a menudo la necesidad de… reflexión solitaria. Wells Tower ha afirmado que ?la Red? es? tóxica para la clase de concentración que requiere la literatura de ficción. Es difícil escribir buenas frases y comprar zapatos simultáneamente?. Pero sobre la idea de que los escritores necesitan una soledad absoluta, Powell señala irónicamente: ?Eso sin duda le funcionó a John Bunyan cuando estaba en la cárcel?. Acerca del espécimen que quiere estar solo, Jennifer Weiner (34.682 seguidores) comenta: ?A veces leo sobre autores que dicen que para escribir necesitan una habitación absolutamente silenciosa que se mantenga a 20 grados, con bolsas de basura tapando las ventanas y una máquina de ruido blanco en el rincón y pienso: ‘¿Quién es esa gente? ¿Tendrán hijos???. Johnson reconoce que los escritores necesitan cierto tiempo sin interrupciones, ?pero solo unas cuatro horas. Permanecemos despiertos otras 18. Tenemos que hacer algo con los dedos, ¿no??. Como me decía Margaret Atwood: ?Todo escritor es dos personas (al menos). Está la que escribe y la que desayuna un huevo. Yo soy la otra?.  (?) Claro, no todos los lectores quieren enterarse de qué desayuna Atwood. Una lectora explicaba en un tuit por qué no sigue a escritores: ?Seguir a un autor es como fisgar detrás de la cortina, ¿no es así? ¿Por qué destruir la ilusión??. Algunos autores de renombre publican en Twitter pero no establecen una relación recíproca, así que mantienen la cortina corrida. Hablan de próximas publicaciones y giras promocionales, pero no son sociales. Sus personalidades, más empresariales que individuales, son propensas a las caricaturizaciones en relatos falsos y parodias, como @EmperorFranzen, que se apropian de la voz de un autor. 

Por otra parte, Daniel Arjona contribuye al especial con un artículo propio titulado ?El Timeline literario? donde menciona el caso de los escritores tuiteros en castellano. Dice en su nota:

Los escritores españoles han ido descubriendo Twitter a trompicones. Muchos ni se han pasado por allí o están, pero es evidente que no llevan las riendas de su timeline, en manos de agentes y editores. Algunos, como Muñoz Molina o Javier Marías publicitan sus novelas, vinculan sus columnas y artículos y poco más. Otros, como Arturo Pérez-Reverte (318.000 seguidores) o Alejandro Jodorowski (382.000), recibieron la buena nueva con alborozo, se vistieron el traje de faena y dedican un tiempo diario a dar cuenta de sus quehaceres literarios y charlar con sus lectores. Los escritores de la otra orilla se muestran bastante más inquietos. No en vano, los autores latinoamericanos fueron a la delantera en la conquista de las redes digitales, adquiriendo así una visibilidad antaño insospechada. Son jóvenes como Aurelio Asiaín, de actividad e ingenio incesantes que degustan sus 20.000 followers en tuits como éste: ?Los que enviaban cartas a los diarios con la ilusión de que un día les publicaran una, hoy se dedican a comentar tuits?. 
(?)Hay quien, al contrario, cuando aborda una nueva novela, baja el pistón, y es que las redes sociales ?son como salir de copas pero tomándolas en casa?. Lo dice Montero Glez (Madrid, 1965), tuitero metralleta en los días de la Spanish Revolution que de un tiempo a esta parte apenas dispara. ?Es que estoy escribiendo y Twitter me encanta pero me dispersa mucho. Me gusta por su inmediatez y sus posibilidades de contacto, y también por el conflicto. Donde hay conflicto, hay literatura?. Y no disfruta menos Montero conversando con sus lectores, ?sobre todo con mis lectoras?? 
Entre los tuiteros letraheridos los hay muy fans de las posibilidades literarias del medio. Es el caso de Eugenia Rico (Oviedo, 1972) quien declara: ?Creo y practico la Twitterliteratura, el mundo en un tuit. Gomez de la Serna hubiera sido tuitero. Yo hago lo que puedo. El año pasado me nombraron finalista de los Premios de Twitter al Valor Literario?. Rico ensalza sin remilgos el abrazo entre lector y autor: ?Rompe la cuarta pared, el escritor se convierte en lector y el lector en escritor. Los aplausos o los silbidos llegan a tu mesa?. (?)Pero la estrella en la avenida de la fama de Twitterland lleva escrita el nombre de Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977). 113.000 seguidores y 17.000 tuits lo atestiguan. ?Un día vi que tenía 100.000 followers. Y entonces me entró una gran responsabilidad, dejé de hacer tantas bromas, sentí que en cierto sentido era lo mismo que llevar un programa de radio. Toda esa gente espera algo de ti?. Gómez-Jurado se impone a diario separar la concentrada actividad del escritor de la disipación tuitera: ?Twitter es energía pura, pero es una energía muy dispersa. La literatura es concentración. Y, con todo, están surgiendo centenares de autores de historias cortas que provocan la risa y hacen pensar. Es una inspiración permanente?. ¿Y cómo lo llevan los editores? ¿Tuitean o sólo promocionan? Si acudimos al Timeline de Claudio López Lamadrid, editor de Mondadori, saldremos de dudas: tuitean, vaya si tuitean, más de 5.000 tuits, para ser exactos, y 3.300 followers: ?Lo uso a todas horas, tanto como herramienta de información como de comunicación?. Sin miedo a la crítica y contracrítica: ?El editor, cada vez más, necesita exponerse, salir al ruedo y dedicarse a la promoción, defensa y justificación de su trabajo. Hoy en día a los cometidos habituales del editor cabe añadirle de manera muy precisa otros que antes estaban en manos de los departamentos de prensa y de márketing?. En cualquier caso, cuando se decidan a seguir a su escritor favorito, tengan cuidado de no confundirlo entre los abundantes perfiles espúreos. Paco Ignacio Taibo II, Lucía Etxebarria o Gabriel García Márquez son algunas de las víctimas de los suplantadores. El falso perfil del Nobel colombiano llegó a colar en las páginas de diarios de todo el planeta el siguiente tuit el día que Mario Vargas Llosa se llevó el premio de la academia sueca: ?Cuentas iguales?. 

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Iván Thays

Iván Thays es escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro".

Obras asociadas
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