Francisco Ferrer Lerín
Llama mi viejo amigo Andrés Albiol para decirme que está en Alcalá de Henares y que me ha visto, o que cree que me ha visto. Le contesto que sí, que efectivamente me encuentro en este momento en Alcalá de Henares y le pregunto que cómo es que no ha ido a mi encuentro, y contesta que iba en coche, que no podía parar y que, por otra parte, mi atuendo, gorra americana y polo amarillo, le ha despistado un poco. Le digo que imposible, que de gorra americana y polo amarillo nada de nada, que estoy en un acto en la Universidad y que voy vestido, lógicamente, de otra manera. Sospecho que una vez más ha hecho aparición ese odioso individuo que se me parece y que no hace más que seguirme. Pero qué casualidad que Andrés lo haya visto a él y no a mí. Aunque, quizá, ¿no seré yo el otro?