Francisco Ferrer Lerín
En el conjunto bastante nutrido de exegetas, casi hermeneutas, de mi obra, se instala desde hace bastantes años la figura singular de alguien a quien en el ambiente llaman ‘pájaro’ pero que debieran llamar ‘sarrio’, ese nombre altoaragonés no romance que se aplica al rebeco, criatura enriscada y de talante irreductible. Mas en la actualidad Sarrio ha dejado de ser receptor de los documentos que hablan de mí; reseñas, críticas, entrevistas, no se las acerco, temo su desplante, su respuesta agria ante trabajos que desprecia por considerar inferiores al dictado de su pluma, pero hoy he roto esa costumbre y le he hecho llegar un artículo.
Arte y Transformación es un libro, firmado por Jesús Martínez Clarà que, tal como se apunta en la solapa, constituye ‘una mirada a la transición entre siglos, desde 1980 hasta el presente’, de hecho certifica el balance, la exhaustiva historia de los conceptos que han sustentado el arte contemporáneo durante ese periodo de tiempo; un volumen de quinientas páginas, algunas de las cuales el autor me dedica. Y seis de esas páginas dedicadas conforman un artículo, “Ojo avizor”, que da una visión certera de mi obra, contemplando, como un todo, poesía, novela, relato, Arte Casual y el resto de manifestaciones artísticas que también cultivo, un artículo que he enviado a Sarrio, venciendo el temor a ser fulminado por su voz desapacible. Y he acertado. La gran bestia de las montañas pirenaicas ha descendido al llano y a través de un correo, quizá electrónico, ha dado su veredicto, lacónico, pero enormemente gratificante, ha escrito: ¡Genial!