Skip to main content
Blogs de autor

Mariety y la armónica

Por 9 de marzo de 2016 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Francisco Ferrer Lerín

 

Muchas veces el excesivo autoritarismo de los padres produce efectos nocivos en sus vástagos. Es el caso de Mariety que, en un diario hasta ahora secreto, escribe: “Cuando hice la primera comunión mi padre me regaló una armónica en miniatura, marca Hohner, de plata, con una cadenita. Por lo que sea, un día se soltó de su cadenita, me la llevé a la boca y me la tragué sin querer. No me atreví a decirlo y tampoco nadie me preguntó. Unos meses después mis padres me llevaron al médico porque tenía fiebre y me dolía mucho la garganta. Resultó que tenían que extirparme las amígdalas. Yo no sabía nada de amígdalas y simplemente me explicaron que tenían que quitarme de la garganta algo que no debía estar allí porque era lo que me producía el dolor. Estaba segura de que se trataba de la armónica. Me aterraba que descubrieran que me la había comido y que no había dicho nada.” El diario termina aquí. Mariety fallecería antes de ser operada sin que los médicos aclararan los motivos. Y la historia también terminaría aquí si no fuera por Julián Mamarras, el enterrador del cementerio donde se inhumó el cuerpecito de Mariety. Mamarras era dado a la astronomía y muchas veces al oscurecer, con el buen tiempo, se tumbaba sobre una losa, elegida al azar, y escudriñaba el firmamento. Una noche, sería a principios de agosto, oyó un sonido muy agradable que parecía surgir del interior de la tumba. Sobresaltado, leyó, a la luz de la luna, la inscripción sobre la que había reposado su espalda. Se trataba de una niña. Muerta hacía poco. Permaneció un rato immóvil, atento. Y aunque el sonido aún se percibía, se iba atenuando, hasta desaparecer al avanzar la noche. Volvió Mamarras al día siguiente. Y el fenómeno se repitió. Y así en las jornadas sucesivas. Una musiquilla que en el crepúsculo sonaba con cierta potencia y que al pasar las horas desaparecía, como si el frescor nocturno no le conviniera. Julián avisó al forense y, en presencia de los autoritarios padres, se exhumó el cadáver, ya descompuesto. Descomposición que producía gases, virulentos a las horas de calor y que, acumulados, se expandían al atardecer, dando vida al instrumento.  

30 niñas. Leteradura. 2014. 

 

profile avatar

Francisco Ferrer Lerín

Francisco Ferrer Lerín (Barcelona, 1942) es poeta, narrador, filólogo y ornitólogo. Traductor, al español, de Flaubert (Trois contes), Claudel (L'Annonce faite à Marie), Tzara (L´Homme approximatif), Monod (Le Hasard et la Nécessité), Montale (Ossi di sepia).

Obra literaria:

De las condiciones humanas, Trimer, 1964; La hora oval, Ocnos, 1971; Cónsul, Península, 1987; Níquel, Mira, 2005; Ciudad propia. Poesía autorizada, Artemisa, 2006; El bestiario de Ferrer Lerín, Galaxia, 2007; Papur, Eclipsados, 2008; Fámulo, Tusquets, 2009; Familias como la mía, Tusquets, 2011; Gingival, Menoscuarto, 2012; Hiela sangre, Tusquets, 2013; Mansa chatarra, Jekyll & Jill, 2014; 30 niñas, Leteradura, 2014; Chance Encounters and Waking Dreams, Michel Eyquem, 2016; Edad del insecto, S.D. Edicions, 2016; El primer búfalo, En picado, 2016; Ciudad Corvina, 21veintiúnversos, 2018; Besos humanos, Anagrama, 2018; Razón y combate, Ediciones imperdonables, 2018; Ferrer Lerín. Un experimento, Universidad de Málaga, 2018; Libro de la confusión, Tusquets, 2019; Arte Casual, Athenaica, 2019; Cuaderno de campo, Contrabando, 2020; Grafo Pez, Libros de la resistencia, 2020; Casos completos, Contrabando, 2021 y Papur, Días contados, 2022. Poesía Reunida, Tusquets 2023. Atlas de Arte Casual Soidem, 2024.

Obras asociadas
Close Menu