Francisco Ferrer Lerín
Hacía tiempo que no sucedía, mucho tiempo, años. Durante una fracción de segundo, una fracción que no sé cuantificar, uno de los actores, no el protagonista, me lanza una mirada, desvía la mirada del lugar que señala el guión y, como un puñal helado, como un bisturí, penetra en mi cerebro comunicándome que quiere huir, salir de la pantalla, dejar el ridículo monitor. Hoy ha sido, antes fueron otros, Patrick Lyster, “Xavier" en la infravalorada Asesino a sueldo. Vi esta cinta en otras ocasiones y no recuerdo la súplica de Lyster. Quizá haya alcanzado el límite en su sufrimiento. ¿Lanzará la mirada a otros espectadores? ¿Por qué a mí?