Francisco Ferrer Lerín
Me llama el afamado crítico literario XXX para decirme que mi último libro de poemas es el mejor… de los míos. Ahí se produce un silencio que él no altera, esperando, sin duda, que le agradezca lo que considera un elogio. ¡El mejor de los míos!, pero cuál es la calificación que otorga a los míos, ¿un aprobado raspado?; entonces el mejor de los raspados tampoco sería gran cosa, ¿no? Pero aun puede darse una situación peor, el veredicto que a menudo los autores hemos de oír con resignación, “ese es el poema (o relato) que me gusta", dejando claro que los demás no le gustan porque si le gustaran, aunque menos, hubiera dicho “ese es el poema (o relato) que más me gusta”, lo que quizá tendría un pase.