Francisco Ferrer Lerín
Abanto
Mi primer encuentro con este término data de la década de los cincuenta. Me regalan El reino de los animales (Madrid, Espasa-Calpe, 1953) y en la página 249 de su tercer tomo leo el pie de una fotografía que reza así: “Buitre común (a la izquierda) y buitre negro o abanto (a la derecha), en las montañas de Macedonia, miran con desconfianza. Acaban de descubrir un cadáver de asno, pero no se atreven todavía a acercarse a él”. La primera edición española de la obra es de 1947 y la original, alemana, bastante anterior; en esos años, precisamente, fue cuando en Macedonia, y en general en todos los Balcanes, comenzó el exterminio de estas especies mediante el uso de veneno. “Abanto” no es una palabra cómoda para el lexicógrafo y para el ornitólogo. Su significado es escurridizo. No existe un veredicto oficial (la Academia es inoperante) para delimitar su significado. El Diccionario de nombres vernáculos de aves (Madrid, Gredos, 1995) se inclina por considerar “abanto” sinónimo de “alimoche” y la fundamental Nueva enciclopedia Sopena (Barcelona, 1952) pese a optar también por el alimoche (Neophron percnopterus) acompaña la entrada con el dibujo de un buitre negro (Aegypius monachus). “Abanto” es pues una voz equívoca, cuya polisemia se mueve en el campo de la ornitología (con derivas en el de la tauromaquia y el comportamiento humano) y que da nombre a una localidad zaragozana y a otra vizcaína, además de formar parte de una lista de microtopónimos. Y por esta imprecisión he renunciado a ella en mi escritura; sin embargo, reconozco que me atrae, por su desconocida etimología y por la imposibilidad de saber a qué especie de ave correspondería. Conservamos aún la palabra, pero no sabemos a qué aplicarla.
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Mohíno
“Mohíno” es uno de los nombre regionales del rabilargo (Cyanopica cooki) ave córvida que prospera en el occidente de la Península Ibérica donde también es conocida como “rabúo”. Ni la enciclopedia de la editorial Sopena ni el manual de Gredos necesitan explicar el porqué de “rabilargo” y rabúo” pero sí debieran explicar el porqué de “mohíno”.
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Atahorma
Nueva enciclopedia Sopena es una obra monumental en cinco tomos que sirvió de fuente para las enciclopedias Larousse y Salvat. Trabajaron en Sopena muchos de los eruditos de la época, sobresalientes en los campos de la literatura, la historia, la geografía y el arte. Sin embargo las Ciencias Naturales no fueron tratadas a la misma altura, como demuestra este ejemplo; la entrada ATAHORMA, en la que se dice que es ave de sola presencia invernal en España, de nombre científico Circaetus gallicus, el que corresponde al águila culebrera, rapaz que como indica su calificativo se alimenta de ofidios lo que anula su presencia invernal, convirtiéndola precisamente en estival. “Atahorma”, en puridad, es la denominación que tradicionalmente se aplica a dos de las tres especies del género Circus, gráciles aves de rapiña, que pueden verse en vuelo rasante recorriendo nuestra estepa cerealista; si bien es cierto que la aplicación se produce sin diferenciar ambas especies, y que convive, dependiendo de la región, con otras como “veleta”, “cenizo” y “ave de San Martín”, dejando “lagunero” para la tercera de las especies del género Circus, la más vinculada a las masas de agua.