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Las guerras ya no son lo que eran

Por 10 de enero de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Se estrena en España Jarhead, la película del director de American Beauty sobre la Guera del Golfo (no ésta guerra sino la otra, la de los noventa, la que duró un par de semanas).
Recuerdo que, desde la televisión, esa guerra parecía un juego de Playstation. Uno veía pantallas de aviones apuntando a objetivos terrestres, luego una lucecita y un cartelito que decía algo así como “Target destroyed: game over”. Era una guerra aséptica, donde tenías que tener muy mala suerte para morirte y los aviones sobrevolaban desiertos resolviendo las operaciones con fría y distante eficiencia. Nada de guerrillas urbanas ni secuestros. Nada de posguerras más largas que la guerra. Ni siquiera una dosis de ambigüedad: los buenos eran buenos y los malos, horribles.
Jarhead, basada en las memorias de un verdadero marine, narra la parte que no veíamos mientras presenciábamos las lucecitas de la operación Tormenta en el desierto (por Dios, si hasta tenía nombre de Playstation). Básicamente, la película describe a un grupo de soldados hinchados de testosterona y convertidos en máquinas de matar que no tienen con quién practicar sus habilidades. Y mira que lo buscan.
La crítica norteamericana acusó a Jarhead de dos cosas. 1) Ser moralmente ambigua, o sea, no definirse como Rambo ni como Nacido el 4 de julio, como si Sam Mendes no quisiera tomar partido para no enojar a nadie. Y 2) carecer del sentido del humor que el libro sí tiene.
Quizá su ambigüedad política se deba más a la guerra que a la película en sí. La guerra del Golfo fue aprobada por todo el mundo y ganada con limpieza. No está cargada con el trauma de Vietnam ni con el heroísmo de la Segunda Guerra. Es una guerra que hubo, perfectamente olvidable, como la incursión rutinaria de la policía para salvar a un gato que se ha subido a un árbol. Era una guerra –lo cual es malo- pero era necesaria, lo suficientemente para no envilecerla, pero no para ennoblecerla.
La falta de sentido del humor, en cambio, tiene que ver con la guerra, pero no con ésa sino con ésta, la que se libra ahora en Bagdad. Una guerra que, por primera vez, ha dividido a los americanos seriamente desde antes de su inicio, en la que los soldados torturan a los prisioneros y se toman fotos para los amigos, una guerra en la que todo sale mal y que sólo produce bochornos. Básicamente, una guerra que da de todo menos risa. No es momento para tomarse a los soldados y al medio Oriente con sentido del humor.
Como toda película sobre la realidad, y sobre esa realidad política que es la guerra, Jarhead no se ve ni se produce independientemente de lo que ocurre en el mundo, y de nuestras opiniones al respecto. Pero antes era más fácil asumir nuestras opciones morales y opinar sobre esas películas incluso antes de verlas. No por casualidad, este filme habla sobre la guerra que inauguró el nuevo orden mundial tras la caída del muro de Berlín, y anunció el nacimiento de un mundo que parecía muy sencillo y ha terminado por ser mucho más complejo de lo esperado.

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