Los villanos de esta película de acción recorren el país asesinando y maltratando a gente inocente, incluso niños, y dinamitando sus templos. De tan malos que son, secuestran a sus propios aliados y trafican con los órganos de sus víctimas. ¿Son comunistas de una película de los ochenta? ¿O quizá traficantes latinoamericanos llamados Ramón? ¿O terroristas islámicos? No, son los nuevos malos de las películas. Acertó usted: son americanos.
Y es que el último taquillazo de acción no viene de Hollywood sino de Turquía. Se llama Valle de Lobos y su protagonista, el agente Polat Alemdar, viaja a Irak a vengar las afrentas norteamericanas contra turcos, kurdos y árabes. Y lo hace a lo bestia, con una cantidad de persecuciones, asesinatos y disparos que la han convertido en la película más cara de la historia turca: ocho millones y medio de euros. Y sin duda la más exitosa: ha convocado ya a más de medio millón de personas en su país de origen, donde el presidente del parlamento y otros políticos consideraron que representa un acontecimiento histórico.
Eso sí, no todo el mundo está tan contento. En Alemania, donde la han visto 200,000 personas, el primer ministro bávaro Edmund Stoiber ha exhortado a los dueños de las salas «retirar de inmediato esta película racista y antioccidental que incita al odio». También el ministro del Interior de Baden Wurttemberg, el conservador Heribert Rech, expresó su mal humor: «la película azuza resentimientos antisemitas y antiestadounidenses, abre brechas entre culturas y radicaliza sobre todo a jóvenes turcos».
Imagino que estos señores, tan preocupados por la imagen de EEUU, también se escandalizaron cuando Rambo azuzaba resentimientos antivietnamitas. O con la última película de Steven Seagal, en la que Uruguay (¡?) aparecía gobernado por una dictadura terrorista. En ese caso, su protesta será cotidiana, porque aparece una película norteamericana “racista que incita al odio” más o menos cada dos días. O quizá ellos piensen que todos los árabes son unos terroristas salvajes y sanguinarios y, por lo tanto, pintarlos así no es peyorativo sino descriptivo.
Cuando salieron las caricaturas de Mahoma, machacamos todos en Europa y América que la libertad de expresión es intocable aunque sea para proteger bodrios de mal gusto. Pero para los conservadores alemanes, los bodrios de mal gusto deben ser permitidos sólo si fastidian a los demás. El cine de acción siempre ha sido el espacio en que la gente gana las batallas que pierde en la realidad. Ojalá no sirva esta vez para sumar batallas al mundo real, que ya tiene bastantes.