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El malo y el más malo

Por 4 de enero de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

El Gobierno español acaba de retirarle el estatuto de asilado político al líder opositor de Guinea Ecuatorial, Severo Moto.
El Gobierno guineano, presidido por Teodoro Obiang, se apresta a recibir de regreso a su peor enemigo. Un portavoz ha calificado la revocación de asilo como una decisión “sabia” y “lógica” que mejorará sus relaciones de cooperación con España. Sin embargo, el portavoz no anuncia ninguna represalia oficial contra Moto. Según dice, la ley tendrá la última palabra.
Cabe sospechar que la ley que se ocupará de Severo Moto es la misma que mantiene en el poder a Obiang desde hace veintiséis años. La misma que ha consagrado a su partido como el único del país, con el irónico nombre de Partido Democrático. La ley que ampara a la radio estatal África 2000, que hace dos años anunció que el presidente está en permanente contacto con el Todopoderoso y puede matar a cualquiera «sin que nadie le pida cuentas y sin ir al infierno porque es el Dios mismo». Una ley confiable, sin duda.
Ahora bien, Severo Moto tampoco tiene un historial muy claro. En 2004, Obiang lo acusó de planear un golpe de estado con el apoyo de España. Moto lo negó y proclamó públicamente que el régimen de Obiang planeaba asesinarlo. Meses después, desapareció en Croacia, a donde aparentemente había ido a comprar armas. Sin embargo, su partido culpó al Gobierno español de haber “permitido” su desaparición y la difusión de un rumor sobre su muerte. Luego, Moto apareció en Zagreb y dijo que él mismo se había ocultado porque el Gobierno español conspiraba contra su vida. Pero a su regreso a España, cambió otra vez la historia: declaró que había sido temporalmente secuestrado y uno de sus secuestradores había sugerido que quizá los españoles estaban involucrados en la operación. Lo más probable después de todo esto es que España haya aprovechado que Moto se ha cargado todos los límites legales del asilo para revocarlo y así ahorrarse el constante dolor de cabeza que este hombre representa.
Teodoro Obiang es un dictador tan siniestro y repulsivo que uno se siente tentado de apoyar a cualquier cosa para reemplazarlo. Ahora bien, lo mismo ocurría con el anterior, Francisco Macías, aliado de Franco y notable genocida. Por eso hubo gente dispuesta a apoyar a Obiang. El síndrome de “un clavo saca a otro clavo” perpetúa a una clase política más diestra en operaciones de mafia que en gestión pública ¿Cuántos más de ellos tendrá que aguantar Guinea Ecuatorial?

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