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Chicas malas

Por 13 de diciembre de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Bebe dedica una letra a la liberación de las mujeres y otra a hablar de lo miserables que son los hombres. Rakel Winchester le canta al matrimonio “mi marido se lo gasta todo en los burdeles”. Vanexxa triunfa en el escenario con su look dominatrix. Y La Mala Rodríguez… la mala es muy mala. En los últimos dos años, las nuevas divas del rock & pop español tienen algo en común: son peores que los hombres.

Y es que cantarle al amor ya no es lo que era. Ya no hay Mari Trinis ni Janets ni Marisoles. A la muerte de las Rocíos, ha surgido para echar tierra en sus tumbas una generación de jóvenes agresivas y rudas que le cantan a todas las partes del cuerpo con un vocabulario que haría sonrojar al líder de una pandilla de sicarios.

Seguro que Bebe es la que mejor encaja en el mainstream con ese punto trovador e idealista de mujer rompiendo las cadenas (“Hoy vas a descubrir que el mundo es sólo para ti… hoy te vas a querer como nadie te ha sabido querer”). Pero mi favorita es siempre la Winchester, que es la más graciosilla. En su repertorio se cuentan finuras como “chorrearon mis bragas cuando le agarré el trasero/ él era muy hombre y también era muy macho/ a su edad no había operao el frenillo de su cacho”.

Ahora, sin duda, las que meten más miedo son las otras dos. Las canciones de La Mala son una amenaza directa contra tu integridad física: “Ella quería vender drogas como su papá… Usaba pistola para no andar sola”. Vanexxa no te abriría la tapa de los sesos, pero es el tipo de mujer sexualmente agresiva que te puede producir un ataque de impotencia galopante cuando susurra delicadamente “¿Nos fumamos un peta y nos vamos a follar?”.

Recientemente, Vanexxa declaró en una entrevista que un chico había elogiado sus canciones.

-Te lo digo de corazón- enfatizó él.
Y ella, con un mohín de coquetería, respondió:
-Sí, y de la polla ¿No te jode?

Aparentemente, los hombres somos irrecuperables. Cansadas de cantarnos cosas como “vuelve” o “no puedo vivir sin ti”, las nuevas divas han optado por abandonar su papel femenino tradicional y convertirse en nosotros. Me las imagino perfectamente escupiendo por la calle mientras le dicen guarradas a algún tímido seminarista que pasa por ahí. O mirando el fútbol y eructando con sus amigotes mientras sus pobres novios lavan la ropa y les llevan a la mesa las papitas y los nachos. Son las estrellas de un mundo que ya no cree en el cielo.

Vivimos en tiempos de desorientación sexual. Las sociedades que reprimen cualquier conducta alternativa son simples: ofrecen la seguridad de que ciertos comportamientos tendrán una recompensa y otros un castigo. Pero en la total libertad, los modelos de género se intercambian, se extienden y se contagian sin control.

Tiene su morbo eso. Sospecho que, si yo saliese con alguna de las nuevas divas, a los cinco minutos le parecería una virgencita despreciable. Pero quizá la cosa prosperase. Siempre he querido decirle a alguien “dime porquerías”. Supongo que después de todo, escogería a Vanexxa. Ella tiene un látigo.

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