
Eder. Óleo de Irene Gracia
Eduardo Gil Bera
Vayan estos versos de Virgilio a ti que siembras y plantas sin miramiento. Es para decirte que Walter Scott, hombre inesperado, los recordaba en su correspondencia, cuando estaba retirado en su finca de Abbotsford:
Iam quae seminibus iactis se sustulit arbos
tarda venit seris factura nepotibus umbram.
Un árbol que medra de semilla caída
Crece despacio para ti, pero dará sombra a tus descendientes
Dará sombra a tu seguida, como dicen aquí.