
Eder. Óleo de Irene Gracia
Eduardo Gil Bera
Hacía tiempo que no jugaba a los oráculos. Hoy he abierto la Odisea y he caído en X, 573b-574:
A un dios que no quiere, ¿quién podrá verlo con los ojos, mientras anda de acá para allá?
Sólo el poeta y, si acaso, nosotros, vueltos más que dioses por su fuerza divina. Y a ti, que eres semejante a un dios que no quiere, también te ve.