Edmundo Paz Soldán
Hace poco descubrí este disco producido por Andy Warhol. Lo había comprado en Nueva York hacía años, como un encargo de Mauricio, un amigo que vive en Cochabamba, y ni siquiera me había llamado la atención la portada emblemática; se lo entregué a Mauricio y no le pedí que me lo copiara, como solía hacer con la música que me interesaba. Ahora que he vuelto a escuchar música como solía hacerlo en mis años de Berkeley, una recomendación de Liliana hizo que fuera a Best Buy a buscar el disco.
Sí, ya lo sé, llego tarde para alabarlo, pero lo cierto es que Velvet Underground & Nico es cada vez más relevante; su sensibilidad está muy presente en la cultura popular contemporánea, y ha influido no sólo en la música sino también en la literatura y en otras artes. El título de un libro de cuentos de Denis Johnson, Jesus’ Son, sale de un verso de una de sus canciones, y el de una novela de William Gibson, All Tomorrow’s Parties, está sacado del título de otra canción de este disco.
Gracias a John Cale, The Velvet Underground & Nico logró su inconfundible sonido experimental. Las letras escandalosas de Lou Reed se llevaron los elogios –en “Heroin”, asistimos a la experiencia de un adicto a la heroína— e influyeron en múltiples grupos de rock, cada vez más dispuestos a tocar temas tabú, pero las baladas lánguidas, melancólicas y celebratorias no son menos importantes: sin hacer mucho ruido, “Sunday Morning” se ha convertido hoy en una de las canciones más clásicas de un disco lleno de canciones clásicas.