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Los verdaderos dueños de Wall Street

Por 24 de mayo de 2010 Sin comentarios

Edmundo Paz Soldán

A fines de los noventa tuve una estudiante canadiense que, para descansar de la escritura de su tesis doctoral, se puso a invertir en la bolsa desde la computadora de su departamento. En ese entonces, una de las grandes promesas de Internet era la posibilidad de convertir al ciudadano común en un inversor astuto desde la comodidad del hogar. Mi estudiante me convenció de que le diera buena parte de mis ahorros para que ella los invirtiera por mí; las ganancias estaban aseguradas. Seis meses después, debí retirarme después de haber perdido el 70% del dinero invertido.
   
Al otro extremo del inversor común, en la mitología de la bolsa del fin de siglo, se encontraban los Gordon Gekkos de Wall Street, el filme de Oliver Stone: los hombres despiadados, de reflejos rápidos y nervios de acero, que conocen el mercado perfectamente pero cuyo talento para hacer dinero depende, sobre todo, de su gran intuición. Stone nos hizo creer que eran ellos los que controlaban los vaivenes del dinero. Sin embargo, Scott Patterson, en su libro The Quants (2010), nos muestra que la realidad es, a la vez, más compleja, prosaica y fascinante.
   
En el lenguaje de Wall Street, los quants son los inversores que utilizan supercomputadoras y sofisticados algoritmos para vencer al mercado. Para los quants no hay intuición que valga: todo depende de desarrollar fórmulas y modelos matemáticos que puedan utlizarse para "calcular los patrones predecibles del funcionamiento del mercado". El padrino de los quants se llamaba Ed Thorp, un profesor de M.I.T. que, en la década del sesenta, después de desarrollar estrategias matemáticas para ganar en los casinos de Los Vegas, tuvo la brillante idea de aplicar lo que sabía para triunfar en Wall Street.

Según Patterson, Thorp no sólo entendió que, en el fondo, Wall Street es como un gran casino; también que la hipótesis del mercado eficiente que en ese entonces predominaba en Wall Street -y que sugiere que el mercado es impredecible y que los precios reflejan correctamente toda la información conocida sobre éste- estaba equivocada: "había fallas en la información que tenían algunos inversores en el mercado, factores técnicos que podían llevar a breves discrepancias en precios". Armado de matemática pura y computadoras poderosas, un buen quant podía aprovecharse de esas fallas y volverse millonario.  
   
A principios de la década pasada, los quants no eran la excepción sino los que dominaban Wall Street. Para Patterson, son ellos los principales culpables de la crisis financiera que explotó el 2007 y que provocó el colapso de bancos prestigiosos en Estados Unidos. Los modelos financieros que los quants impusieron en Wall Street durante el último cuarto del siglo pasado se convirtieron en una doctrina invisible de tan poderosa; estos modelos entendían que la volatilidad de los precios en las opciones dependía de movimientos brownianos -no se puede adivinar cuál será el siguiente movimiento, pero sí el promedio, que tiende a obedecer a una distribución normal–, lo cual excluía grandes cambios en los precios. Ya sabemos que en una crisis financiera el pánico y la histeria hacen presa fácil de los inversores, y ocurren esos saltos en los precios para los cuales no están preparados los modelos (a principios de los sesenta, el matemático Benoit Mandelbrot desarrolló teorías que incluían la posibilidad de estos saltos o fat tails, pero los quants no lo tomaron en cuenta).
   
Patterson señala que en los últimos tres años la hipótesis del mercado eficiente ha dado lugar a nuevos modelos que usan teoría del caos para entender los mercados financieros. Han surgido la "neuroeconomía" y las teorías de la conducta financiera que tratan de incluir en los modelos el comportamiento a veces irracional del inversor, incluso la forma en que funciona el cerebro.

Los quants llevaron a muchos inversores al precipicio y fueron humillados. Sin embargo, poco a poco van planeando su venganza. Las computadoras son cada vez más rápidas, y hay quants que ya han desarrollado máquinas inversoras capaces de responder a la orden de un cliente en tres milisegundos. Otros han creado "algoritmos depredadores" capaces no sólo de buscar discrepancias entre precios sino de causarlas. La nueva regulación financiera emprendida por Obama no será un rival adecuado para el deseo del hombre de ganar mucho dinero lo más rápido que se pueda.

(La Tercera, 24 de mayo 2010)

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Edmundo Paz Soldán

Edmundo Paz Soldán (Cochacamba, Bolivia, 1967) es escritor, profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Cornell y columnista en medios como El País, The New York Times o Time. Se convirtió en uno de los autores más representativos de la generación latinoamericana de los 90 conocida como McOndo gracias al éxito de Días de papel, su primera novela, con la que ganó el premio Erich Guttentag. Es autor de las novelas Río Fugitivo (1998), La materia del deseo (2001), Palacio quemado (2006), Los vivos y los muertos (2009), Norte (2011), Iris (2014) y Los días de la peste (2017); así como de varios libros de cuentos: Las máscaras de la nada (1990), Desapariciones (1994) y Amores imperfectos (1988).Sus obras han sido traducidas a ocho idiomas y ha recibido galardones tan prestigiosos como el Juan Rulfo de cuento (1997) o el Naciones de Novela de Bolivia (2002).

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