Edmundo Paz Soldán
El FILBA (Festival Internacional de Literatura en Buenos Aires), que se llevó a cabo por primera vez este pasado fin de semana, ha iniciado su andadura de la mejor manera posible. Su característica principal fue plantear una propuesta temática; no se trató de invitar a escritores e intelectuales porque sí, sino vinculándolos a todos a través de una serie de redes de discusión. El tema central de este año fue el de "Circuitos", con ejes temáticos en torno al desplazamiento, el viaje, la mudanza, el intercambio cultural, la migración.
Hubo paneles sobre escritores y la forma en que la migración influyó en su estilo (como en Andrés Neuman, un argentino afincado en España, y Santiago Roncagliolo, peruano también en España), incluso en la elección de su lengua de escritura (como en el peruano-norteamericano Daniel Alarcón, y Anna Kazumi Stahl, escritora norteamericana de origen japonés, y que decidió radicar en la argentina y escribir en español). Hubo paneles sobre el desplazamiento de la escritura, del libro impreso al internet, con discusiones articuladas en torno al blog. Las opiniones fueron variadas: el brasileño Daniel Galera sugería que los blogs son escritura, pero no literatura, mientras que el argentino Oliverio Coelho señalaba que los blogs son también otra forma de la ficción, de la literatura: en su blog, él escribe su diario, pero siempre alterándolo para privilegiar lo verosímil sobre el testimonio "real".
Si hubo un fantasma que recorrió el FILBA, fue el de Roberto Bolaño, emblemático escritor del desplazamiento. El festival le dedicó tres paneles, en el que intervinieron escritores como Alberto Fuguet, Martín Kohan, Horacio Castellanos Moya, Gonzalo Garcés, Juan Villoro y Alan Pauls. Kohan se mostró desconfiado ante la mitificación producida por la muerte temprana de Bolaño y señaló que los tiempos eran "demasiado cortos y su impronta demasiado poderosa" para hablar del legado de Bolaño. Sin embargo, siempre aparecen nuevas formas de leer a Bolaño. Fuguet, por ejemplo, se asomó al lado pop de Bolaño (su fascinación por la pornografía, los videojuegos) y se animó a decir que podía ser un buen escritor para adolescentes (lo grupal, que tanto le gustaba a Bolaño, es una actitud muy adolescente).
Buena parte de lo que uno se lleva de los festivales ocurre en la trastienda, en los pasillos. Se escuchan chismes, se habla de proyectos, se aprende de fobias y tics. A la norteamericana Nicole Kraus no le gusta que la fotografíen sin pedirle permiso a su agente (pobre del bueno de Mordzinski). Roncagliolo tiene nueva novela, Parecía el paraíso, para abril. Rey Rosa se pasa a Anagrama y el próximo semestre publica una nueva novela. Villoro se muestra descorazonado por la violencia en el norte de México: Tijuana, Culiacán y Ciudad Juárez están tomadas por los narcos. En tiempos en que importa la performance, escritores como Lemebel y Bellatin tienden a ocupar el spotlight. Y así seguimos, hasta el próximo festival…