Clara Sánchez
Estoy hojeando una revista femenina en la peluquería cuando me tropiezo con unas cuantas sugerencias para regalar: un ordenador portátil de oro con diamantes acompañado de su correspondiente ratón "forjado en oro con 59 brillantes" (¿y por qué no 60?). Por supuesto el pendrive no podía ser menos, continúa en la misma línea del oro con pavé de diamantes. Y luego tenemos el móvil o celular que no puede ser más de oro ni tener más diamantes incrustados. ¿Se imaginan tener un móvil así y olvidárselo en un bar? Toda la tecnología posible está aquí en plan Las mil y una noches, Ali Babá y los 40 ladrones, Sueños turcos, El señor de la media luna… Sólo se salía de la tónica, una pluma que además del oro blanco y los imprescindibles diamantes también llevaba rubíes.
A cualquier escritor con semejante set de trabajo sólo le saldrían obras brillantes y cegadores, deslumbrantes y lo que se suelen llamar obras ricas.