Clara Sánchez
El chico finlandés que se ha cargado a diez de sus compañeros de estudios disparándoles. Un tipo de noticia que por lo general nos llega de EEUU, donde de vez en cuando a alguien le da por tirotear en masa y donde al igual que en Finlandia la posesión de armas de fuego en manos de particulares es muy grande. ¿Tendrá este dato algo que ver con semejante tragedia? Un hecho incomprensible, impenetrable, que se queda encerrado en sí mismo porque el análisis se agota pronto: locura, soledad, locura en soledad. Locura armada en soledad. Según comentarios de los amigos del finlandés, era un joven simpático y sociable.
Según lo que muestra en los vídeos que él mismo colgó en Internet, era un psicópata o un bromista demasiado inquietante, que no llegó a alarmar a la policía. Nunca sabremos qué pasó por su cabeza para grabar estos vídeos de terrorista sin banda. Poco sabemos de hasta dónde hay que llenar el depósito del odio de cada cual para llegar a empuñar un arma y matar a otro ser humano. Seguramente que el odio hacia uno mismo se oculta tras el odio a los demás. ¿Por qué se odiaría tanto este chico?