Clara Sánchez
Hace unos días, después de un encuentro literario en Jaén, hablé en este blog de sus hermosos campos y olivares y del poema de Miguel Hernández. Nadie puede negar que esto exista, cualquiera puede hacer un viaje en tren o coche y verá lo mismo que yo, sólo tiene que leer el poema de Miguel Hernández y leerá lo mismo que yo. Pero no vamos a negar que el cuadro se puede completar si añadimos a esos miles de inmigrantes que vagan por esos mismos campos, no tanto en busca de su belleza como del jornal de la aceituna, de que alguien los contrate. La vida siempre ha sido dura para algunas personas, no son siempre las mismas porque algunas prosperan, pero siempre hay alguien (muchos, demasiados) que lo pasa muy mal. Y los que creen que la pobreza sólo afecta a los pobres, a los que duermen bajo un puente, o a los que tienen que andar kilómetros para coger un cubo de agua, están muy equivocados, la pobreza ya nos está afectando a todos.