Clara Sánchez
¿Y la charla que di en Jaén hace seis meses? ¿Me habrán mandado el certificado de retenciones? ¿Y el IBI? ¿Y el seguro de la casa? Poco a poco me voy hundiendo en una montaña de papeles, y cuando entregue en Hacienda el sobre con la declaración de la renta respiraré pensando que aún me queda un año por delante de descanso, pero haré mal en relajarme porque la próxima ya está encima. Me parece que fue ayer cuando me desesperaba buscando el IBI de las narices, como ahora mismo. Así que creo que todo lo que ocurre entre una declaración de la renta y otra es un mero paréntesis que sirve para generar y acumular los papeles que hay que buscar y reunir en estas fechas primaverales en que todos tendríamos que echarnos a la calle a disfrutar de la vida.
Corre la leyenda de que Hacienda tiene informatizados todos los datos de los ciudadanos, de que lo sabe todo de nosotros, así que uno se imagina que la Agencia Tributaria es un ente sumamente sofisticado, donde refinadas mentes perversas nos han atrapado para que no podamos escapar de nuestros actos, pecados, triquiñuelas, olvidos, malentendidos, pero sobre todo para que algunos nos sintamos completamente inútiles y nos demos de bruces con la realidad.