
Eder. Óleo de Irene Gracia
Clara Sánchez
A pesar de los posts anteriores, estas reflexiones no están dedicadas a la ciencia ficción, sino al teléfono móvil porque, de alguna manera, el móvil surgió del cine, no sólo con su forma actual de las manos del capitan Kirk, sino que lo hizo posible el invento de una de las más bellas actrices que ha dado la pantalla, la austriaca Hedy Lamarr, a quien su descubridor, Louis B. Mayer, bautizó como la chica más hermosa del mundo. Algo que, según se desprende de la leyenda que rodea a esta "diosa de mármol", no debía de bastarle. Parece que tenía otras preocupaciones además de su propia persona y de su propia carrera, lo que en una estrella de Hollywood resultaba atípico, sobre todo si esas preocupaciones se centraban en el ramo de la ingeniería.
El caso Hedy Lamarr es muy sorprendente. A mí me sorprendió mucho cuando me tropecé con su nombre y su cara en un libro dedicado a los inventores del siglo pasado. Se hablaba de ella como la creadora de un sistema para guiar torpedos, que se adelantaba veinte años a la tecnología del momento.