Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

King Size

Aún se emprenden en este país grandes empresas intelectuales. Acaba de ver la luz el monumental comentario de Ramón Valls a la Enciclopedia de las ciencias filosóficas de G. W. F. Hegel (Abada). La Enciclopedia ya había sido publicada en bilingüe por los mismos heroicos editores. Lo peculiar es que la traducción también era de Ramón Valls. Todo en esta empresa es grande: la Enciclopedia cuenta con más de mil páginas y los comentarios, casi setecientas. Enorme fue el trabajo de aquel hombre excepcional.

 

Este conjunto de casi dos mil páginas no ha sido editado para entusiastas de Operación Triunfo. El pensamiento de Hegel es muy arduo y se abre en espiral, pero aquellos que se hayan rendido a la trivialidad de la teoría populista tienen aquí la mejor introducción posible a la filosofía en tanto que ciencia. Es una exigente gimnasia para desentumecer el cerebro, quien lo tenga.

Ramón Valls murió en 2011 tras una vida entregada al pensamiento y la enseñanza. Nadie le premió, nadie celebró su trabajo, solo los amigos sabemos que era una persona y un pensador fuera de lo común. Entre otras tareas fundó la Facultad de Filosofía de Zorroaga, en San Sebastián. Hasta ese momento todo el estudio de la filosofía en el País Vasco estaba en manos del PNV, es decir, del clero, pero el PSOE, que aún era de izquierdas, quiso remediarlo. Allí coincidimos Savater, Gómez Pin, Lobo, Arteta y tantos otros hasta que los batasunos nos fueron echando por extranjeros. Valls fue grande en su obra, en su pedagogía, en su honradez, en casi todas las virtudes que aquí suelen ser duramente castigadas. No le recuerda ni una placa en las calles de su moribunda Barcelona donde sí hay una calle de Sabino Arana. Esta colosal edición será, ahora, su cenotafio.

Leer más
profile avatar
4 de abril de 2018
Blogs de autor

El pensamiento literario y su poder

No existe algo tan cierto como el poder de la escritura. Los textos fundan naciones, producen guerras, desnudan y denuncian; hacen memoria; sirven para hacer declaratorias de guerra e igual destruyen individuos. También fundan al amor. Pero el poder de la escritura no es lo mismo que el poder de la literatura, aunque a veces se confundan y en ocasiones se nutran. El pensamiento literario posee características únicas que se organizan en el texto y toman distancia de la funcionalidad práctica del lenguaje que edifica normas y leyes, pensamiento y ciencia. A diferencia de la filosofía el valor central de la literatura está en la contradicción. A diferencia de la política que miente para trastocar la realidad, la literatura miente para inventarla. Del mismo modo, la literatura usa a la historia para ponerla al servicio de sus propios intereses. Mientras que la historia reconoce en la memoria a su instrumento de trabajo, la literatura la utiliza (a veces abusivamente) para edificar aparatos textuales que no necesariamente tienen que ver con la verdad y que, sin embargo, son capaces de emularla, incluso de comprenderla mejor. Guerra y Paz de Tolstoi ayuda a vislumbrar el espíritu ruso durante las guerras napoleónicas mucho mejor que cualquier tratado histórico o sociológico. Mientras que el poder de la política está en su ejercicio, el poder de la historia se encuentra en el dominio de los datos. Del mismo modo, mientras que el poder del pensamiento se encuentra en la comprensión, el poder de la literatura (particularmente el de la novela) se localiza en su capacidad de influencia a partir de los tejidos (textos) que muestran las contradicciones, los matices y las tensiones de una forma que ninguna otra escritura puede logar.

            Si nos preguntamos cuál es el verdadero poder de la literatura, la respuesta final no está en cambiar al mundo, ni en promover la lectura o ayudar al beneficio de alguna causa particular.   Cuando la literatura se vuelve militante produce panfletos, cuando se propone aconsejar, amanece convertida en cartilla moral. El valor literario tiene un núcleo que le permite flotar por encima del devenir. Los universos literarios no son los libros sino la relación que se teje entre ellos, cosa que va mucho más allá de la idea del libro como objeto inanimado. Así, el poder de la literatura tiene una garantía que se nutre de su origen oral y se reafirma en su condición única de mundus imaginalis que, al final, siempre es capaz de sobrevivir a quienes, ingenuamente, amenazan de su destrucción.

            Vivimos tiempos que aparentan un cambio de paradigma. El transfuguismo y la política ambidiestra que ha perdido los lugares de la sala; la desconexión entre sociedades y partidos; la anulación discursiva de lo alto y lo bajo, el regreso a los nacionalismos, el miedo a contiendas tan importantes como el feminismo, la revolución digital, la inserción global democrática o la defensa del medio ambiente y, finalmente, el tremendo cambio en las formas de relación que el ciudadano (espectador, lector, consumidor) mantiene con el espacio público y sus estamentos, han producido una suerte de caída en el presente. El Estado no sabe qué hacer ni cómo conectarse con quienes firmó el pacto social.

Estos son tiempos pasmados y por eso la reacción de los excluidos por la globalización construye narrativas tan apocalípticas (el fin del futuro) o estadios de nostalgia absoluta por un pasado heroico y palpable en sus objetos, hechos y símbolos. El futuro ha dejado de ser, el pasado es presente continuo. Ya en 1934 Paul Valéry escribía en La conquista de la ubicuidad: "Al igual que el agua, el gas o la corriente eléctrica llegan desde lejos a nuestras casas para satisfacer nuestras necesidades con el mínimo esfuerzo, llegaremos a ser alimentados con imágenes y sonidos que surgirán y desaparecerán al mínimo gesto, con una simple señal".

            Así como la literatura se anticipa a la historia, influye en el mundo y recrea la verdad, el pensamiento literario es el vaso comunicante que la conecta con la condición humana, es decir, con nuestra imaginación y nuestra percepción. Asumiendo el pasmo y la caída en el presente, parte del pensamiento literario que se hace en español (la crítica en concreto) enfrenta una doble tarea: la de construir aparatos reflexivos que vayan más allá del reseñismo y, en esa vía, aprovechar la crisis del paradigma presente (el derrumbe del neoliberalismo y el proteccionismo de la era Trump) para también reflexionar sobre los muebles que nos hemos construido para hablar de la literatura y sus categorías ¿Qué relación hay entre el poder y la literatura? Cuando la Tierra cambia es hora de redibujar todos los mapas. Frente a un mundo donde ya no tiene sentido hablar de literaturas nacionales o literaturas femeninas o masculinas, porque la literatura es literatura antes que el sexo o la nacionalidad de sus autores; pero también frente a una sociedad que puede interpelar cada vez con mayor facilidad al emisor literario, resulta interesante escribir y dialogar fragmentariamente sobre estas ideas, ir construyendo un corpus de espejos, que (egoístamente) se encamine a ejercer el principal poder literario: la comprensión de uno mismo y los modos en que narro mi relación con las circunstancias. Si el milagro sucede, el poder de la literatura estará en convertir eso en un asunto que también pertenezca al resto. Diálogo que enfrente, corrija o subraye. Como decía Octavio Paz, los actos míos son más míos si son también de todos, para que pueda ser he de ser otro.

Es con estas líneas que delineo las razones de este blog. 

Leer más
profile avatar
4 de abril de 2018
Blogs de autor

El ruido y la prisa

Me ocupo en revisar las nuevas tendencias, que acostumbran a ser un espejo de cómo nos apañamos en el mundo: dicen que en Francia la hamburguesa ha derrotado por primera vez a la baguette, y, paralelamente, los nortea­mericanos, a quienes siempre había avergonzado el bidet, empiezan a descubrir las ventajas del chorro de agua a fin de com­batir los graves problemas de contaminación producidos por el abuso de toallitas húmedas.
Son tiempos con una elevada tasa de cambio. La palabra prestigio ha perdido su ascendente, y los cargos públicos, pero también los artistas o los intelectuales, huyen de ella como de la peste. El populismo hace tabla rasa, y las sociedades creen no tener líderes capaces, creíbles y con ­fondo, pero aun así los votan. En Occidente, estalla una gran crisis de repu­tación, favorecida por la plaga de fake news, la masiva fuga de datos de Facebook y la ciberpiratería, todas ellas señales de la inconsistencia de los mensajes que nos rodean. ¿Cuánta palabrería hueca escuchamos al día? ¿Cuánta miseria de pensamiento se promueve desde las redes, y cuánta ­permanece?
Al igual que el fast food, el pensamiento rápido es indigesto y poco saludable. Y, si a mediados de los años ochenta el denominado “movimiento slow” surgió en respuesta al atropello cotidiano que encumbraba la velocidad como antídoto ante el tedio, me encuentro ahora con un manifiesto firmado por el profesor de psiquiatría Vincenzo Di Nicola en favor del pensamiento lento. Asentado en cimientos filosóficos que van de Sócrates a Badiou, pasando por Erasmo de Rotterdam, Walter Benjamin o Lévinas, el pensamiento lento promueve la ­concepción de nuestra vida como un largo camino que no debe jalonar la inmediatez de la e-comunicación. Por encima de todo, apela a la reflexión antes que a la convicción –de la que nuestra sociedad va muy sobrada– y reivindica los verbos demorar, esperar, apelar o resistir, porque la claridad mental tiene que ser previa a la acción. El profesor recuerda aquella recomendación de Wittgenstein para todo aquel que quisiera filosofar que hoy sólo pronuncian los mejores vendedores ante la puerta del probador: “Tómate tu tiempo”.
La noción de lo útil ha aparcado a la de valioso. Que los currículums escolares hayan prescindido de la filosofía en secun­daria, que las humanidades sean tratadas como basurilla y que importe más llenar las aulas de iPads que de contenidos re­sultan claros síntomas de empobrecimiento cultural así como de la mentalidad taquicárdica que nos domina. El pensamiento lento propone una actitud reposada, dispuesta a desenmascarar y decodificar automatismos, a escuchar y repensar. A abstraerse del ruido y la prisa. A liberar al propio pensamiento de sus limitaciones. El pensar relajado.
Leer más
profile avatar
4 de abril de 2018
Blogs de autor

La fuerza del destino

Cuando alguien cree ciegamente en la fuerza del destino, al que nada ni nadie puede cambiar, pensamos más bien en los personajes de las novelas. Pero no es asunto sólo de las novelas. Es lo que cree la mayoría de los jóvenes que viven en barriadas marginales de cinco capitales centroamericanas, donde dominan la pobreza, el desamparo, la violencia, y el miedo. Un destino fatal que para ellos no es nada halagüeño, y sólo les hace esperar el golpe falta que caerá inclemente sobre sus cabezas.
El Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica desarrolló a finales del año pasado una encuesta de opinión, cuyos resultados acaban de ser publicados, en los asentamientos de El Limón, de ciudad Guatemala; Nueva Capital, de Tegucigalpa; Popotlán, de San Salvador; Jorge Dimitrov, de Managua; y La Carpio, de San José. La muestra incluye a 1501 jóvenes de ambos sexos, entre los 14 y los 24 años.
El destino tiene diversos rostros, el de la miseria irreductible, y también el de la violencia, a la cual estos jóvenes temen: ser reclutados o agredidos por las pandillas, o acabar como víctimas suyas en una morgue. Y la única manera de librarse es huyendo de sus garras poderosas: para ellos, la mitad de los cuales nunca ha ido a la escuela ni irá nunca, y peor las muchachas, cuya cota de falta de educación se acerca al 60%, la única oportunidad posible de salvarse es emigrar: esta proporción de exiliados en potencia, que alcanza también la mitad de los encuestados, se extiende en Popotlán al 70%; nada extraño, si un millón y medio de salvadoreños viven fuera de las fronteras, sobre todo en Estados Unidos.
Pero el destino tiene aún otro rostro, el del poder, frente al que los jóvenes se sienten aún más inermes, y lo aceptan tal como es, lejos de atreverse a imaginar que pueden enmendarlo: hay que obedecer a los padres aunque no se hayan ganado el respeto para ejercer su autoridad familiar; y de este molde paternalista derivan otras formas de sumisión: obedecer a las autoridades del gobierno, aunque tampoco tengan la razón. Y la mano dura como mejor remedio para enfrentar los problemas del país.
De allí que no resulte nada extraño que más del 80% de estos jóvenes considere que no importa si un gobierno es o no democrático si resuelve esos problemas; que da lo mismo un gobierno democrático que uno autoritario; y que, en algunos casos, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático. Los jóvenes del Dimitrov en Nicaragua, que piensa que un gobierno democrático es preferible a cualquier otro, quedan reducidos al 8%, y a 10% en Popotlán, El Salvador; mientras en La Carpio, Costa Rica, país de larga tradición democrática, llegan, con costo, al 20%.
Es el ideal de un estado que no depende de las leyes y puede dispensar prodigalidad, o represión, como los alcaides de las cárceles. Pero, más llamativo aún, un estado que en los territorios miserables donde esos jóvenes sobreviven, no tiene, por lo común, rostro visible, más que el de la acción policial.
El asentamiento Nueva Capital, a media hora de Tegucigalpa, fue fundado por un sacerdote, no por el estado, y sus habitantes acarrean en carretones el agua potable. Ese estado es así un padre irresponsable y desamorado. Y como anda ausente, tiene sustitutos eficaces en cuanto a la vida espiritual de los jóvenes.
La palma se la llevan las iglesias cristianas protestantes, con un promedio del 40%, mientras la iglesia católica sólo llega a un 18%. La mayor afiliación protestante se da en El Limón, Guatemala, con un 51%, y le sigue el Dimitrov, Nicaragua, con 43%.
¿Y los partidos? Apenas al 7% declara pertenecer a alguno, y es curioso ver cómo en Nicaragua, donde el partido oficial busca meterse en todos los resquicios de la sociedad, la incorporación política de los jóvenes del Dimitrov no pasa de esa exigua media del 7%; mientras en Popotlán, El Salvador, donde gobierna la antigua guerrilla del FMLN, sólo el 3% declaran ser parte de alguna agrupación partidaria.
Otras encuestas entre gente de diversos estratos económicos y edades, demuestran que sobre el descrédito de los partidos, la emergencia de las iglesias cristianas, que ganan cada vez más peso político, y la creencia en las virtudes del autoritarismo en desprecio de la democracia, las opiniones son parecidas. Y que la fuerza del destino, es la fuerza de la pasividad.
Leer más
profile avatar
4 de abril de 2018
Blogs de autor

Casino en provincias

 

CASINO EN PROVINCIAS

 

Hay una mesa hexagonal,

verde como la risa, que nos reúne.

La madera del borde, donde los cigarros

queman, soporta, horas

más horas, nuestros codos.

Así, bajo la escayola

y sobre el crujiente suelo

paso las tardes.

No parece importar

el clima, tampoco las modas

y sólo quizá el suceso

cruento, en la línea

de los de la guerra

o algún atropello.

No diré que pierda,

después de todo

no sería cierto, pero

el cariz conviene,

por eso del aire,

que sea sombrío.

A veces no puedo

aguantar, y cuento

algún chiste: chistes

viejos mal contados;

y sólo el sordo

y aquel que gane

levantan los ojos. Como

entre sueños,

creo incluso

que vivo.

 

 

(1971)

Cónsul (1987)

 

 

En la poesía y el juego, cada palabra y cada apuesta tienen importancia. Puedes crear tus propios versos de éxito echando un vistazo al casino a través de este enlace.

 

Leer más
profile avatar
2 de abril de 2018
Blogs de autor

Nueva mirada

La fotografía apareció porque lo estaba pidiendo nuestra mirada. Las ciencias físicas, la biología, las ciencias sociales, la prensa, la burocracia, el sistema mismo del Estado moderno estaban pidiendo la fiabilidad de la instantaneidad de la fotografía: en la época en que aparece puede decirse que era ya una exigencia.

Como otros sistemas de representación, como la misma pintura o como la escritura, la fotografía no nació bajo el signo del arte. ¿Acaso la escritura nació bajo el signo de lo que hoy llamamos arte? Como dicen Picazo y Ribalta, nunca hemos podido despojarnos de la creencia común de que es fácil hacer una foto. La espontaneidad de su propia mecánica, unido a la sobreabundancia de imágenes fotográficas que hubo desde un principio, convirtieron la fotografía en un quehacer sin relevancia, en un oficio diluido en su propio automatismo. Pero, al mismo tiempo, toda fotografía es singular, y fija un instante singular e irrepetible del espacio y el tiempo. Entre los dos extremos: el de la máxima indiferencia y el de la máxima singularidad, se ha movido siempre la fotografía, y no sólo la moderna: un lugar conflictivo desde el punto de vista de su apreciación, en primer lugar, y en segundo lugar desde el punto de vista de su conservación. Para meter el dedo en la llaga de este doble problema basta con hacerse la pregunta de cuál ha sido el criterio de selección de la herencia fotográfica, desde que aparecieron las primeras cámaras hasta ahora mismo, ya en plena era digital.

Salvo en los casos en los que la fotografía ha servido para testimoniar hechos privados o colectivos de cierta importancia, el criterio de selección y conservación de todo un legado (del que ya se han perdido capítulos muy memorables) ha sido el que se heredó de la pintura. Quiero con ello decir que la fotografía empezó a ser enjuiciada desde un lugar que no le correspondía y que pertenecía a otro arte, desde un lugar seguramente anticuado y seguramente equivocado. Creo que lo mismo está ocurriendo con el vídeo respecto al cine, y lo mismo con la "escritura digital" respecto a la literatura. Aún ahora mismo, se está enjuiciando al vídeo como si fuese cine (aunque sus jueces no se den cuenta), cuando siempre fue otro arte, más íntimo y más líquido, y se está enjuiciando la "escritura" digital como si fuese literatura para la imprenta, cuando en realidad es una nueva forma de expresarse que, como el vídeo, exige una nueva mirada y una nueva objetividad.

Leer más
profile avatar
2 de abril de 2018
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.