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Iluminaciones

Por 27 de febrero de 2007 Sin comentarios

Basilio Baltasar

El comandante en jefe de Guantánamo carraspea y comprobando por el rabillo del ojo si acaso alguien lo está vigilando, se acerca al periodista para decirle algo en voz baja, con un gesto muy inhabitual en un militar de alto rango. El periodista deja de escribir en su Moleskine y se presta a poner toda su atención.

En casos parecidos el manual recomienda a los practicantes de nuestro oficio disimular cualquier mueca de curiosidad y dar al rostro una expresión de grave compañerismo. Mejor si uno puede inclinarse levemente y sostener con la mano derecha el codo de la mano en que apoyará la barbilla.

En este lugar hay gente que no debería estar aquí”.

El comandante arquea las cejas y mirando al periodista desde su imponente corpulencia deja que la brisa del Caribe airee sus palabras. Al fondo, sobre el azulete marino de la costa, se extiende la rejilla de la prisión, moteada con inmóviles manchas color naranja. Un murmullo se acerca y se aleja acompañando al flujo de las olas. Parece el cántico matutino de los rezos pero el periodista no está muy seguro.

Fíjese –prosigue el comandante- en esta cochambre. Estos calabozos son la ignominia de mi país, un desplante para el mundo. Una ofensa a la Humanidad. ¿No le parece?

El periodista, temeroso de interrumpir la inesperada confidencia, no se atreve a decir lo que piensa.

Cuando me ordenaron hacerme cargo del campamento no tuve tiempo de averiguar si convenía a mi carrera celebrar este destino. El ejército no te consulta qué misión prefieres desempeñar.

El comandante se cansa de estar inclinado sobre el periodista bajito y se yergue para mirar con altivez el horizonte. Un pensamiento nebuloso le ronda la cabeza y da algunas vueltas a su coronilla hasta que consigue penetrar de golpe en su interior:

Si Dios hubiera querido que la corazonada de los policías bastara para hacer justicia, no habría creado a los jueces.

¡! –afirma entonces con un grito, asustando al periodista.
Se saca un billete de dólar del bolsillo y lo golpea con el dedo una y otra vez.
¡Véalo usted mismo! ¡Aquí lo pone!

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Basilio Baltasar

Basilio Baltasar (Palma de Mallorca, 1955) es escritor y editor. Autor de Todos los días del mundo (Bitzoc, 1994), Críticas ejemplares (BB ed; Bitzoc), Pastoral iraquí (Alfaguara), El intelectual rampante (KRK), El Apocalipsis según San Goliat (KRK) y Crítica de la razón maquinal (KRK). Ha sido director editorial de Bitzoc y de Seix Barral. Fue director del periódico El día del Mundo, de la Fundación Bartolomé March y de la Fundación Santillana. Dirigió el programa de exposiciones de arte y antropología Culturas del mundo (1989-1996). Colabora con La Vanguardia y con Jot Down. Preside el jurado del Prix Formentor y es director de la Fundación Formentor.

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