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Identidad, Tradición y Soberanía

Por 26 de enero de 2007 Sin comentarios

Basilio Baltasar

Salvo una reducida porción de sinvergüenzas, la mayoría de los militantes cree a pies juntillas en la causa que defiende. Los revolucionarios partidarios de la Dictadura del Proletariado creían luchar por la liberación de la Humanidad y no se les ocurría sospechar que hubiera alguna contradicción en los términos de su programa. Con los falangistas españoles y los fascistas italianos ocurría simultáneamente algo muy parecido. Su rudeza era el único recurso que imaginaban para librar a la nación de sus tormentosos males y dolores.

Si queremos comprender el impetuoso sacrificio de los creyentes no nos servirá de mucho estudiar su doctrina pues los partidarios de arreglar las cosas de una vez se lanzan a pugnas y batallas empujados por un espontáneo instinto de generosidad heroica. Si más tarde tienen la suerte de disfrutar el privilegio de una larga vida podrán lamentar las consecuencias de sus actos y arrepentirse, si bien no todos llegan a tener la lucidez que exige semejante impugnación.

Debe ser terrible admitir que se inmolaron en balde los mejores años de la mocedad y que sin saberlo se sometieron a una fuerza que pretendía lo contrario de lo que proclamaba. A veces no hace falta llegar a viejo para desmentir las ficciones ideológicas que embaucan a los más osados, aunque está por ver cuántos son capaces de liberarse a tiempo de las ataduras de su irreflexivo entusiasmo.

Escribo todo esto mientras intento adivinar los confusos sentimientos que bullen estos días en el corazón de los fervorosos militantes nacionalistas que en España creen pertenecer a la corriente histórica de la izquierda. Esos que sacralizan el derecho a la ruptura soberanista en los pueblos cuya identidad brota de la tradición deberán meditar qué significa ese nuevo bloque de la extrema derecha creado en el Parlamento Europeo y bautizado como Identidad, Tradición y Soberanía.

El estreno de este grupo parlamentario ha sido posible gracias a las aportaciones de los partidos de extrema derecha procedentes de Austria, Bélgica, Bulgaria, Francia, Italia, Rumania y Reino Unido. Para empezar tienen veinte diputados y entre ellos destaca no sólo el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, sino el Vlaams Belang, partido nacionalista y xenófobo partidario, como no, de la autodeterminación de la nación flamenca. Los rumanos del Partidul Romania Mare quieren expulsar de su país a la minoría búlgara, son homófobos y antisemitas. El resto no añade novedades sustanciales a este nauseabundo repertorio de sandeces.

En su primer discurso en la eurocámara, el líder parlamentario de Identidad, Tradición y Soberanía, un tal Bruno Gollnisch, exhorta a sus partidarios a defender los valores cristianos, la familia tradicional y la civilización europea. Dando a entender que los conservadores mansos también tienen cabida en su club.

Podrá decirse que usurpar títulos tan honrosos como "identidad", "tradición" o "soberanía" es una fechoría maliciosa pero la extrema derecha europea está en condiciones de demostrar que fueron los primeros en acudir al registro de propiedad intelectual. Esta patente es la que hoy les permite crecer y multiplicarse.

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Basilio Baltasar

Basilio Baltasar (Palma de Mallorca, 1955) es escritor y editor. Autor de Todos los días del mundo (Bitzoc, 1994), Críticas ejemplares (BB ed; Bitzoc), Pastoral iraquí (Alfaguara), El intelectual rampante (KRK), El Apocalipsis según San Goliat (KRK) y Crítica de la razón maquinal (KRK). Ha sido director editorial de Bitzoc y de Seix Barral. Fue director del periódico El día del Mundo, de la Fundación Bartolomé March y de la Fundación Santillana. Dirigió el programa de exposiciones de arte y antropología Culturas del mundo (1989-1996). Colabora con La Vanguardia y con Jot Down. Preside el jurado del Prix Formentor y es director de la Fundación Formentor.

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