En otro lugar ya he contado mi poca pasión por los himnos. Y ninguna por una nueva letra para ese himno español que, sin mucha emoción, escuchamos cuándo algún deportista gana medalla. Como decía Brassens, la música militar, nunca me hizo levantar. Ese es el problema del himno, que en vez de ser una música civil, nos suena a música militar. Y después nos repugna a los que tenemos años y memoria, el recuerdo del himno y su utilización en el franquismo con letra de aquél pazguato poeta llamado Pemán.
Olvidado aquello, vienen ahora que estábamos tan tranquilos sin letra, y casi sin himno, y pretenden ponerle nueva letra. No hay modo.
Yo recuerdo con cariño alguna letra con el tema, asunto, problema, lío de España de fondo. Entre otras, aquella España camisa blanca, de Blas de Otero y que cantaba Ana Belén.
Más cercana y muy acertada, es la Máter España, del español de Úbeda, ese lugar de poetas y monjas de la más machadiana Andalucía, mi vecino de Tirso de Molina, antes Progreso, pleno Madrid centro, caos, paredón y después… Quiero decir, y digo, que la letra es de Joaquín Sabina, muy certera pero muy poco hímnica, recuerdo alguna estrofa:
“Mater España/ de barba peregrina, / que falta a misa de doce, / que no conoce rutina, / masona, judía, cristiana, / pagana y moruna. / Mater España, más guapa que ninguna. / Madrastra España, / a la hora de la siesta, / la puta que se enamora, / la fruta que se indigesta, / que al filo de la cucaña / mira para otros lado, / bendita España/ de Azañas y Machados. / Cómplice España / tormento redentor/ Perejil, Ceuta y Melilla, / cotos de caza menor, / catalán, gallego, euskera, / lacandón, Castilla/ tópica España, / fibra óptica y ladillas. / Huérfana España / raíces y cimientos, / epidemias, cicatrices, / blasfemias y sacramentos, / ¿por quién doblan las campanas?/ San Fermín en vena, / la de Tirana/ contra la Macarena. / Judas España/ del mus y del café, / Al Andaluz, Malasaña, gitanito aserejé, / la del mono azul cobalto y el caballo verde/ guardia de asalto que ladra pero no muerde. / Chusco y legaña de toas o ninguno, / tricolor bandera blanca, / Millán Astray, Unamuno, / cervantina cojitranca, de áspero pasado / ¿quién me ha robado el siglo XXI?...”
¡Qué magnífico himno, al menos yo me encuentro, me reconozco, quiero y detesto esa imagen de España que canta mi amigo!
Esta semana, este poeta popular y cantatriz, canta mañanas -sus ronquidos- y canta noches, sus susurros, se atreve con más himnos. Dos anteproyectos para el Himno Nacional (con perdón), escribe en Interviú… No sé si tengo permiso para copiar esas propuestas. Pero estoy generoso como copista y así lo hago… Dos borradores:
1- “Ciudadanos/ en guerra por la paz/ y la diosa razón/ mano en el corazón.
Ciudadanos, ni súbditos ni amos / ni resignación / ni carne de cañón. / Pan amasado con fe y dignidad / no hay nada más sagrado que la libertad.”
2-“Ciudadanos, ni héroes ni villanos / hijos del ayer, hay tanto por hacer. /
Ciudadanos, tan fieramente humanos, / tan paisanos del hermano de Babel. / Alta montaña, con puerto de mar/ clave de sol España / atrévete a soñar.”
Son borradores, tienen su gracia, su estilo, aunque sea un inútil ejercicio de himno popular… Pero yo cantaría mejor esa máter España o ninguna.
P.D. Después de haber mandado mi texto a El Boomeran(g), un amigo me avisa que sobre mi artículo del “himno” en El País, contesta uno de los frustrados autores, el muy notable y movible poeta, ensayista, novelista y, sin duda, inteligente intelectual, Jon Juaristi. Contesta en la “tercera” del ABC, su periódico y muchas veces el mío como lector, desde niño hasta nuestros días. No copio aquí la letra que propusieron los poetas “supervivientes” de la propuesta del himno. Ni tampoco la juzgo. No está mal compararla. Pero yo no conté mi versión de tercera mano, sino de la primera mano de uno de los poetas disidentes, Joan Margarit. Y no quise insistir en lo que me contó uno de los supervivientes, Ramiro Fonte. A todos, como lector, reconocí mis admiraciones y respetos. Así lo reitero. Tampoco les comparé, a ellos, ni siquiera a su jefe José María, con los falangistas poetas del Cara al sol. Nada de falangistas veo en ellos. Y que conste que Cara al sol no es un mal himno, todo lo contrario… No sigo, creo que hoy ya no se colgará esta “cosa” mía sobre los himnos. Por si acaso lo vuelvo a mandar. Y disculpas, Giselle.
