Skip to main content
Escrito por

Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

Blogs de autor

NUEVO HIMNO

En otro lugar ya he contado mi poca pasión por los himnos. Y ninguna por una nueva letra para ese himno español que, sin mucha emoción, escuchamos cuándo algún deportista gana medalla. Como decía Brassens, la música militar, nunca me hizo levantar. Ese es el problema del himno, que en vez de ser una música civil, nos suena a música militar. Y después nos repugna a los que tenemos años y memoria, el recuerdo del himno y su utilización en el franquismo con letra de aquél pazguato poeta llamado Pemán.

Olvidado aquello, vienen ahora que estábamos tan tranquilos sin letra, y casi sin himno, y pretenden ponerle nueva letra. No hay modo.

Yo recuerdo con cariño alguna  letra con el tema, asunto, problema, lío de España de fondo. Entre otras, aquella España camisa blanca, de Blas de Otero y que cantaba Ana Belén.

Más cercana y muy acertada, es la Máter España, del español de Úbeda, ese lugar de poetas y monjas de la más machadiana Andalucía, mi vecino de Tirso de Molina, antes Progreso, pleno Madrid centro, caos, paredón y después… Quiero decir, y digo, que la letra es de Joaquín Sabina, muy certera pero muy poco hímnica, recuerdo alguna estrofa:

“Mater España/ de barba peregrina, / que falta a misa de doce, / que no conoce rutina, / masona, judía, cristiana, / pagana y moruna. / Mater España, más guapa que ninguna. / Madrastra España, / a la hora de la siesta, / la puta que se enamora, / la fruta que se indigesta, / que al filo de la cucaña / mira para otros lado, / bendita España/ de Azañas y Machados. / Cómplice España / tormento redentor/ Perejil, Ceuta y Melilla, / cotos de caza menor, / catalán, gallego, euskera, / lacandón, Castilla/ tópica España, / fibra óptica y ladillas. / Huérfana España / raíces y cimientos, / epidemias, cicatrices, / blasfemias y sacramentos, / ¿por quién doblan las campanas?/ San Fermín en vena, / la de Tirana/ contra la Macarena. / Judas España/ del mus y del café, / Al Andaluz, Malasaña, gitanito aserejé, / la del mono azul cobalto y el caballo verde/ guardia de asalto que ladra pero no muerde. / Chusco y legaña de toas o ninguno, / tricolor bandera blanca, / Millán Astray, Unamuno, / cervantina cojitranca, de áspero pasado / ¿quién me ha robado el siglo XXI?...”

¡Qué magnífico himno, al menos yo me encuentro, me reconozco, quiero y detesto esa imagen de España que canta mi amigo!

Esta semana, este poeta popular y cantatriz, canta mañanas -sus ronquidos- y canta noches, sus susurros, se atreve con más himnos. Dos anteproyectos para el Himno Nacional (con perdón), escribe en Interviú… No sé si tengo permiso para copiar esas propuestas. Pero estoy generoso como copista y así lo hago… Dos borradores:

1- “Ciudadanos/ en guerra por la paz/ y la diosa razón/ mano en el corazón.

Ciudadanos, ni súbditos ni amos / ni resignación / ni carne de cañón. / Pan amasado con fe y dignidad / no hay nada más sagrado que la libertad.”

2-“Ciudadanos, ni héroes ni villanos / hijos del ayer, hay tanto por hacer. /

Ciudadanos, tan fieramente humanos, / tan paisanos del hermano de Babel. / Alta montaña, con puerto de mar/ clave de sol España / atrévete a soñar.”

Son borradores, tienen su gracia, su estilo, aunque sea un inútil ejercicio de himno popular… Pero yo cantaría mejor esa máter España o ninguna.

P.D. Después de haber mandado mi texto a El Boomeran(g), un amigo me avisa que sobre mi artículo del “himno” en El País, contesta uno de los frustrados autores, el muy notable y movible poeta, ensayista, novelista y, sin duda, inteligente intelectual, Jon Juaristi. Contesta en la “tercera” del ABC, su periódico y muchas veces el mío como lector, desde niño hasta nuestros días. No copio aquí la letra que propusieron los poetas “supervivientes” de la propuesta del himno. Ni tampoco la juzgo. No está mal compararla. Pero yo no conté mi versión de tercera mano, sino de la primera mano de uno de los poetas disidentes, Joan Margarit. Y no quise insistir en lo que me contó uno de los supervivientes, Ramiro Fonte. A todos, como lector, reconocí mis admiraciones y respetos. Así lo reitero. Tampoco les comparé, a ellos, ni siquiera a su jefe José María, con los falangistas poetas del Cara al sol. Nada de falangistas veo en ellos. Y que conste que Cara al sol no es un mal himno, todo lo contrario… No sigo, creo  que hoy ya no se colgará esta “cosa” mía sobre los himnos. Por si acaso lo vuelvo a mandar. Y disculpas, Giselle.

Leer más
profile avatar
14 de junio de 2007
Blogs de autor

EL POETA Y SUS MISERIAS

Me habían llamado para presentar dos libros rescatados, reeditados, reinventados, no estoy seguro, de Raúl González Tuñón. Me extrañó la propuesta, me despistó la editorial y me pusieron en leve guardia algunas llamadas. Pero dije sí, quizá porque soy fácil, principalmente por la intermediación de una amiga que respeto y estimo.

Allí me presenté, en la canícula del último día de la Feria del Libro, a las seis en punto de la tarde, una hora cruel para este casi verano que ya no admiten ni en los toros. En la presentación, cuatro gatos y, casi ninguno interesante. Pensaba tragarme el sapo, los sapos y hablar bien de un poeta interesante, incluso bueno en muchos momentos, predecesor de algunas de las mejores poesías sociales y un buen buceador por esos poemas de orilleros, boliches y tiempos en que se podía compartir noche con Carlos de la Púa. Un buen poeta, también para ser cantado por el Cuarteto Cedrón.

Pensaba hablar bien del poeta de La rosa blindada, el libro con el que Neruda y Vallejo tienen deudas reconocidas. También pensaba hablar de sus noches de farras madrileñas, de sus borracheras hasta el amanecer en aquellas tabernas que no cerraban en toda la noche. Hablar bien del que fuera amigo de cervezas y poemas en “La Cervecería de Correos” -que tanto quise- con Neruda, Lorca, León Felipe, Miguel Hernández, Alberti y la provocadora, maravillosa excéntrica, de Maruja Mallo. Pensaba hacer todo eso. Recordar un poema que le dedicó en una taberna Miguel Hernández. Otro poema dedicado al bueno de Raúl por Robert Desnos, el poeta muerto por las torturas nazis, el poeta que no pudo disfrutar del París liberado. Eso pensaba haber dicho pero se me cruzaron los cables. Y, ante el cabreo por estar participando en una cursilada seudoprogre, entre falsaria y pardilla, pensé que había llegado el momento de decir algunas cosas que también pensaba, pienso, de aquel poeta comunista.

Me pasé, es posible, diciendo que había muerto mal, tarde y en la cama. Que sus heroicos poemas escritos a la sombra del Partido, comunista por supuesto, son malos y algunos vergonzantes. Que su obra tendría que haber parado antes. O haberse depurado sin tanta servidumbre política. Que lo simpático de algunos poemas y los bueno de otros, quedaban desdibujados por las barbaridades que escribió. Léase, si se tienen muchas ganas, la perfidia de poema que hizo el gracioso y “comprometido” -que palabra tan gastada- Juancito Caminador, “sobre el cadáver de León Trostki”. En fin, no tiene un pase. Ni esos, ni otros muchos dedicados a las glorias de Stalin, el Partido y todas aquellas falsedades sobre el mundo mejor que estaban construyendo.

Hablé demasiado de ese, del “malo” González Tuñón, cuando me hubiera gustado entretenerme con el otro, con el bebedor de Jhonny Walker, incluso con el defensor de los poetas del domingo, esos de versos sensibleros, con su luna barata y sus candor legítimo”. Esos eran bastante mejores que algunos poetas hímnicos. Al menos, no tan dañinos.

Era un domingo y debería haberme tranquilizado. Debería haber estado en plan cursi/progre y callar. No lo hice. Ya no tiene arreglo. Tampoco me arrepiento. Debería haber leído antes esos versos de Banchs que le gustaban a González Tuñon: “Haz como aquellos hombres que trabajan seis días/ y en los domingos podan unas plantas queridas.”

Leer más
profile avatar
12 de junio de 2007
Blogs de autor

ADIÓS A TODO ESO

Me gustaba ir al campo de fútbol. No cada fin de semana, no soy tan creyente. Ir de vez en cuándo, con amigos, con seguidores más o menos tranquilos de mi equipo. Los que parecen poco apasionados en el campo se convierten en otra cosa. En otra cosa peor. Los excesos, los nervios, los insultos, la pasión ciega, la arbitrariedad salen a flote con inusitada facilidad en un campo de fútbol.

Como no voy con mucha asiduidad, de vez en cuando hasta nos venía bien esa descarga de adrenalina, de malos sentimientos y de malas palabras. Eso hasta el otro día, el otro sábado me cansé. Creo que va siendo hora de decir adiós a todo eso. Yo ya no juego, al menos no juego desde el campo, desde las gradas y rodeado de vociferantes y arbitrarios seguidores de un club, al que cada vez reconozco menos.

Yo tengo la fatalidad de ser del Atlético de Madrid, tengo otras fatalidades, también soy español y otras cosas que no vienen al juego. Uno es de un equipo sin saber muy bien por qué. Yo al menos no tenía antecedentes que me hubieran inducido ese destino tan complicado, ser del Atlético de Madrid no es fácil. Pero al menos uno lo consideraba divertido. Alguna vez en los infiernos, pero generalmente luchando -y perdiendo- por puestos más importantes. Eso, y una cierta historia de club no arrogante, popular, simpático e imprevisible, hacían que fuera un equipo para estar cómodo. También era una manera de estar contra el equipo vecino, el equipo que -perdón por los tópicos de antaño- más brilló en el franquismo, y también en la democracia. El  Barça, es otra cosa. Además de más que un club, que eso lo son bastantes, es también simbólico de una entidad y de una buena historia futbolística. Yo, que me reconozco del Atlético con todos los vicios, por tanto también anti-madridista. Y lo siento. Lo sentí el otro día en el campo. En un campo en que volvimos a perder por méritos contra un equipo casi descendido.

Lo que me hizo sentirme mal, incómodo, fue la salida ignominiosa de algunos, bastantes, que gritaban al digno y luchador Celta, y deseaban su bajada a segunda. ¡Me río de nuestra propia historia! Sin embargo, lo definitivo fue toparme con algo que veía un poco de lejos, toparme con los fascistas con las banderas anticonstitucionales. Se me ocurrió increparles. Me jugué algo más que una bronca. Tuve conciencia del peligro. Y de la estupidez, de la miseria de algunas tribus. No degusta la música, ni la letra, de esa tribu. Mientras ellos sigan tan libres, no iré al campo. En el campo, sin tantas exageraciones fascistas, todos somos peores. El fútbol, para mí volverá a ser un juego para ver por televisión. Estoy cansado de esa manera de palmar, pero sobre todo de esa manera de ser y de estar. 

Leer más
profile avatar
11 de junio de 2007
Blogs de autor

LA EDAD DE LOS LIBROS

Leo unos cuántos libros a la semana. Algunos con esfuerzo, la verdad. Suelo repartir con cierto equilibrio -¡que extraña palabra!, apenas la reconozco como mía- mis lecturas entre ensayos, poesía y narrativa. También “miro” algunos libros, cada vez más libros fotográficos, catálogos, algún comic. Me cuesta mucho desprenderme de ellos. Incluso, de los que son leídos con esfuerzo. Alguna vez ya hemos hablado de esta enfermedad cuasi crónica de los libros y el espacio que ocupan en nuestras vidas. El espacio mental, y el espacio físico. Dos problemas distintos y ninguna solución verdadera. Felizmente muchos de los libros leídos, no sé si demasiados, con el tiempo se esconden, se diluyen y casi desaparecen de nuestros recuerdos. Y sin embargo otros nos siguen acompañando, nos ven envejecer mientras ellos permanecen inmutables, como si no pasaran los años, el tiempo, ni el olvido por ellos.

Esta semana, por caminos distintos, han regresado a mi vida, dos libros, mejor dicho, dos lecturas que nunca se fueron del todo. Dos libros que no envejecen. Al menos dos libros que vuelvo a leer con el placer de aquellos años, de aquél tiempo perdido de cuando fuimos tan jóvenes.

Yo leí a Proust en la “mili”. Aquella puta, castigada y encarcelada mili. Puteada por dos frentes, por los estertores del franquismo y por los etarras que cada vez era más banda desalmada y sin sentido. Proust y otras lecturas, por ejemplo Bomarzo, Scott Fitzgerald, Borges… y otros tan poco cercanos a la milicia como aquellos poetas de la “generación del 50”,  la generación del alcohol, que también me entretuvieron aquellos días.

Ahora he recuperado uno de los más clásicos acercamientos de Borges a la obsesión y el misterio de la literatura, de la imitación literaria, Pierre Menard, autor del Quijote. Acabo de comprar una edición muy peculiar de la historia del Ingenioso Hidalgo, por Pierre Menard. A Borges, que sobre Menard escribió en Nimes en 1939, le hubiera parecido que recuperaba su tiempo. Con Menard, con Cervantes y con él mismo, el otro, el joven Borges.

El otro libro, también reducido, también de bolsillo, de “cuaderno”-así se llamaba la colección cuando lo compramos la primera vez-, es asimismo un homenaje, una no disimulada imitación de su admirado Proust, por el admirable Llorenc Villalonga. El libro se llama Dos pastiches proustianos. También ha sido capaz de devolvernos a los años tan jóvenes, de tan voraces lecturas. Felizmente el apetito por cierta literatura no se termina con los años. Se rescata la introducción de Villalonga, se añaden un prólogo de José Carlos Llop y un epílogo situacionista del editor Herralde, que añaden valor a éste oportuno rescate. Nos pasan los años por algunos libros. Y lo digo en la semana en que Cien años de soledad cumple sus primeros 40 años.    

Leer más
profile avatar
7 de junio de 2007
Blogs de autor

TEMPLAR

El mejor toreo se hace parando, templando y mandando. Tres virtudes dominadoras e inteligentes. No dejarse llevar por la pasión, el miedo, la rabia, la ofensa, la irritación o el impulso. No ser impulsivo. Una de las varias derrotas de mi vida es no haber conseguido esa tranquilidad. Esa templanza. No soy templado. No sé templar. Tampoco parar, ni mandar. Está claro por qué nunca quise ser torero. Por todo eso y por cobarde. Lo mío, como mucho se acercó al toreo de salón. Un juego de imitación de estilo dónde todo peligro es imaginario.

Tienen razón algunos, casi todos, los que me aconsejaron el otro día un  poco de paciencia. Haber dormido tres noches antes de contestar. Con lo fácil que parece. Con los problemas que te evita. No quiero parecer lo que soy. No quiero parecer impulsivo, nervioso, irritable y, mucho menos, mal educado. Así, aunque sea un poco tarde, vuelvo a pedir disculpas. Vuelvo a mi examen de conciencia. Y como no puedo prometer, no prometo, porque hace tiempo sé que yo no puedo decir nunca jamás. Soy muy poco zen. Muy poco oriental en general. No me entiendo. No me controlo. Peor todavía, me contradigo.
Sí, vivo entre mis contradicciones. ¡Y pensar que mis mejores guías son de esos que han sabido utilizar el sarcasmo, la ironía, la tranquila venganza, la manera fría, lapidaria de contestar y reflexionar sobre casi todo!

Lichtenberg, Bergamín, Karl Kraus y mi más cercano maestro, Stanislaw Lec, no me admitirían en su club. Lo siento porque me gusta estar entre gente más lista. Como castigo tendré que recordar, que escribir muchas veces algunos de sus aforismos, y así conseguir “compensar mi falta de talento con una falta de carácter”. Tengo que tener bien presente que lo habitual es que la compresión sea un proceso lento. Somos animales lentos.  Lec lo dijo bien claro: “Los hombres son lentos de reflejos: por lo general sólo comprenden en las generaciones posteriores”.

¡Qué lástima que no sea capaz de creer en los castigos! Y que además sea muy olvidadizo, soy capaz de arrepentirme muchas veces. Me olvido de casi todas mis promesas. Soy infiel,  puedo traicionarme a mí mismo.

Leer más
profile avatar
4 de junio de 2007
Blogs de autor

CUANDO NIEVA EN SEVILLA

Una vez más no sigo las recomendaciones. Otra vez entro al trapo de lo que dicen los lectores/escritores del blog. Me divierten, me irritan, me sorprenden, me descolocan y además, me descentran. Tampoco quiero, ni valoro mucho el estar centrado, es decir, no me parece mal descentrarme. Hoy pretendía hablar de Condoleezza Rice, de su sensibilidad artística, de su soledad, de su morbo, de su rareza y de excesivo poder. No lo haré. Es posible que el lunes, si acaso siguiera recordando a esta mujer que hoy he visto pasar- literalmente- delante de mis narices. No lo puedo asegurar porque el fin de semana desconecto mucho… y casi nunca sueño con Condoleezza. Prefiero otros sueños, otras mujeres y otras lectoras.

No, hoy quiero hablar del clima de Sevilla, de la coma, del calor, el frío, la lluvia y la nieve en el sur. Aunque antes quiero decir a un lector/escritor del blog, que aunque él esté tan seguro de sus mediocridades mentales, de su pensamiento cerrado sobre algunas gentes, algunas lecturas, que yo leo sin dirección, sin importarme el tamaño de la editorial, sin imposiciones, con mis errores, mis gustos, las recomendaciones de mis amigos o siguiendo lo que el azar y la búsqueda pone en mis manos. Ciertamente ya no soy aquél joven que compraba los libros -o que los robaba- pero sí que sigo buscando, comprando y atendiendo a los amigos, conocidos, críticos o bloggers que sepan recomendarme sin tener que insultar. O sin tener que ser tan estúpidos o desinformados como para creer que las editoriales nos mandan el libro con un cheque. Creo que será una broma. Pero es una broma tan estúpida e impune que me irrita… pero no mucho tiempo. Ahora, querido y atrevido recomendador, tan amigo si quieres. No voy de pureta, una vez acepté un jamón de un amigo y excelente escritor al que, contra todo pronóstico, hice una muy buena crítica.

Bueno, a los de las comas en el texto de Maesso, recordar que el propio autor contesta y fija debidamente su frase, nos da las fuentes, las del libro del santo bebedor y gran escritor, Joseph Roth. Yo copié mal la frase, casi nunca escribo consultando la documentación. No me importa ser incorrecto, ni faltar a la ortografía. Me gustan García Márquez o Pío Baroja. También leo con placer a Azorin, Hidalgo Bayal o Sánchez Ferlosio. Soy bastante puta en estas cosas, de las otras ni hablar.

Me gustaría terminar con una recomendación. Escuchar una canción fantástica de Kiko Veneno, no recuerdo cómo se llama, pero algunas de sus estrofas dicen: “El calor me mata; la lluvia, me pervierte…cuando nieva en Sevilla me gusta verte”. En Sevilla nunca nieva. En  Sevilla, sin embargo, puede haber fantasmas. En Sevilla, lo he leído en Maesso, nevó no sé qué día de 1954. Me hubiese encantado verlo, sentirlo, gozarlo. Que lo pasen bien, aunque tengan que resignarse a la falta de nieve.

Leer más
profile avatar
1 de junio de 2007
Blogs de autor

VAMPIROS DEL SUR

Esos seres solitarios, errantes y enfermos de eternidad no parecen criaturas del Sur. Los vampiros nos llegaron del Norte, de los fríos, las nieves, los inviernos y la vegetación rampante por los castillos del centro o del norte de Europa. Sin embargo he vuelto al mundo de los vampiros, de los fantasmas, de los seres fantásticos por una novela que vino del calor. El sevillano adoptivo, el manchego, Juan Antonio Maesso acaba de publicar una novela vampírica que transcurre en los calores sevillanos, en esa hermosa ciudad que nunca había imaginado tan inquietante. La novela se llama Simón y Sophie. La condena del vampiro. Sus extraños seres transitan por una ciudad que “cuando llueve nada, y cuando hace sol todo apesta” es un buen escenario para los vampiros de nuestro tiempo. Hasta los murciélagos del Alcázar me parecen más inquietantes después de leer su novela.

Este amante de la belleza, del misterio, seguidor de Nosferatu, del doctor Caligari, Sheridan Le Fanu, Robert Graves, Poe, Lovecraft o Borges, con su novela ha conseguido varias cosas en éste lector: las ganas de escuchar El holandés errante y el deseo de volver a las lecturas de la literatura fantástica. Los maestros Bioy y Borges hace ya muchos años que nos hicieron comprobar lo rico y amplio que es el mundo de la narración fantástica. Volvía a su antología, volvía a los cuentos largos, los muy cortos, algunos tan genialmente inquietantes como ese relato de Thomas Bailey Aldrich, llamado “Sola y su alma”: “Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto… golpean a la puerta”.

Fascinante mundo con libros clásicos, de autores tan seriamente crédulos como ese, para mí desconocido, Don Agustín Calmet, del que buscaré su Tratado sobre los vampiros. Un género, el fantástico, que supo seducir a algunos de los mejores narradores del siglo XIX, del XX y que lo seguirá haciendo en el XXI. Ya lo decía una de las grandes escritoras americanas, Edih Wharton, una de las que mejor se supo acercar a los fantasmas, en los que no creía pero la daban miedo. Como aquellos de las brujas y los gallegos.

También fue la querida, admirada, Wharton la que aseguró que a los fantasmas tampoco le hacían falta algunos de sus tópicos, que “a los fantasmas no los aleja la aspiradora o la cocina eléctrica sino el ruido y el apresuramiento; lo que el espectro necesita no son pasadizos y puertas ocultas detrás de los tapices, sino continuidad y silencio”. Yo creo que a los vampiros les pasa lo mismo. Al menos yo he disfrutado con estos vampiros al sol de Sevilla. Y me ha dado una incontenible sed. Menos mal que está inventado el bloody Mary, algo es algo.

Leer más
profile avatar
31 de mayo de 2007
Blogs de autor

DE FERIA EN FERIA

El día de la lluviosa inauguración de la Feria del Libro de Madrid estuve en Burgos. La ciudad castellana también inauguraba su Feria del Libro, en el Paseo del Espolón, al lado de la historia de Castilla. Una de las más tristes historias de la historia. Pero esa es otra historia. Era el día que discutían en los medios sobre la autenticidad de la espada Tizona, una de las espadas del Cid. Por lo que cuentan los castellano/leoneses, los populares en gobierno han pagado una cifra desmesurada por una espada que seguramente no fue la del guerrero castellano. La quieren exhibir en la Catedral. Toda la lógica de la España antigua, las armas y los rezos. Las letras están en otra parte.

En Burgos, en la Feria del Libro, volví a comprar, para regalar, una de las novelas más interesantes de los últimos tiempos en nuestro país, la del burgalés Oscar Esquivias, Inquietud en el paraíso. Primera de su trilogía dantesca en la preguerra y guerra española en Burgos. Todavía no está publicada la tercera, una excursión por los infiernos. No tengo idea de a qué época nos trasladará. El infierno puede estar en todas las épocas.

Excelentes esas dos novelas del escritor Esquivias, la segunda se llama La ciudad del Gran Rey. En las dos hay milicia y catedral, como no podría ser de otra manera en esa ciudad. Hay otras muchas cosas en ese mundo provinciano que durante unos meses fue el centro del mal: la capital del imperio franquista. También ese día casi veraniego, soleado, de Feria del Libro, Burgos era una ciudad amable, tranquila e invitadora al paseo. No muy diferente del aspecto que tenía en los días previos al 18 de Julio de 1936, en las fechas en que transcurre la primera de las novelas de Esquivias. Un buen regalo para estos días de ferias y libros.

Y de feria en feria, como los titiriteros. Ahora en la de Madrid, en mi querido parque de El Retiro. La mañana, que terminó con lluvia, empezó con el esplendor de Inka Martí, una de las más hermosas lectoras que conozco. Sigue siendo una belleza pop, una mujer escapada de un cuadro de Lichtenstein. Hay quien opina que está fugada de un relato gótico y otros creen que vino de alguno de los cuentos del Rey Arturo, sea lo que sea, viniera de donde viniera, el caso es que está casada con Jacobo Stuart, antes Siruela, ahora el editor de Atalanta. Un verdadero experto en literatura fantástica, en realidades daimónicas, en fantasmas y en vampiros. Y sin embargo el hombre que se ha llevado a esa princesa rubia a su particular castillo. Al menos seguiremos suspirando y riendo con la presencia de Inka. Una mujer inquietantemente deliciosa. Hay algunos seres así. El otro día, después de vencer su silencio, yo conocí a una. No era rubia. Pero era, es, lectora. Esas cosas fantásticas existen, pasan, incluso alguna vez se aparecen. Me gusta la literatura fantástica. De esa literatura, de un libro, una novela de vampiros españoles quería haber hablado hoy. Lo haré mañana. Es otro de los libros que me llevaron a la Feria. Hoy me quedo con dulces sueños. Mañana hablaré de los vampiros del sur. También existen.

Leer más
profile avatar
29 de mayo de 2007
Blogs de autor

DESCREÍDO/ INGENUO

Le extrañaba, le parecía imposible al amigo Grifo -¡cada uno se llama como quiere!- que yo hubiera sido en años veinteañeros a la vez descreído e ingenuo. Como dudo de tantas cosas me puse a dudar si efectivamente fui así. Además me hizo reflexionar sobre si se podían ser esas dos cosas a la vez. Así me recordaba, así fui y, ¡oh, sorpresa!, así me sigo viendo. Algunos seres humanos evolucionamos poco, tirando a nada. Recuerdo que me sentí mayor a esa edad, que era la edad en que convencionalmente se llegaba a la mayoría de edad, los veintiún años. Cuando digo mayor, quiero decir que sentí que yo no cambiaría mucho a partir de ese año, de aquél verano. Me pilló en un viaje, siempre me gustó estar en fuga, en el norte de Túnez, huyendo de Argelia y en una noche concreta muy cerca del Cabo Blanco. Desde aquella noche fui mayor. Me crecieron los descreimientos y me siguió acompañando una cierta ingenuidad.

No he dejado de ser aquel escéptico, ese descreído más o menos simulador y amable -uno tiene que supervivir con muchos disimulos- ni me abandona una cierta ingenuidad, que debe estar unida a un optimismo moderado por la realidad. Quizá es una voluntad de no dejar que la realidad te derrote con su tozudez. Ayer, sin ir más lejos, comprobé una vez más esa doble condición que me sigue acompañando. No creía nada, o más bien poco, en los que me disponía a votar. Mi escepticismo, más alguna información, me hacía ver que la cosa no estaba bien. Que esos candidatos no eran los mejores para ilusionar a casi nadie, menos a un escéptico. Pero aún así, con mi escepticismo a cuestas, a votos, me dirigí para cumplir el rito ciudadano. No siempre lo hice. Tuvieron que avanzar mucho los años 80 para creer que el voto, mi voto, debería servir para elegir o negar a esos candidatos que me gustan entre un poco y nada. Fui, voté, pensé que podía valer para algo, que muchos escépticos como yo harían lo mismo, que podíamos burlar a los sondeos… una ingenuidad. Sólo acudimos los escépticos mayores. Los otros, los jóvenes, los que hacen añicos cualquier sondeo, esos pasearon su escepticismo por caminos alejados del voto. No son tan ingenuos.

Volveré a ser ingenuo. Volveré a votar en las próximas. Aunque tenga que volver a perder. Todavía sigo siendo aquél ingenuo escéptico. Pero, eso sí, me sigo considerando un descreído. ¿Seré ingenuo?

Leer más
profile avatar
28 de mayo de 2007
Blogs de autor

ESCRITORES EN FERIA

La primera vez que hice una cola en la Feria del Libro de Madrid tenía 21 años, era bastante descreído, y no poco ingenuo. Algo así como un cronopio con pasiones lectoras. Además de las pasiones de todos los caminos salvajes de aquellos años. Era 1974 y Julio Cortázar venía a firmar en la feria. Hicimos la cola, no como la de algunos autores mediáticos de ahora. El autor, aquel gigantón que no envejecía, con su aspecto tan parecido a su icono, firmaba libros y conversaba unos segundos con sus lectores. Con no poca emoción llegamos ante el autor. Casi no supimos qué decirle. El libro novedad que firmaba era Octaedro, en la editorial Alianza. También firmaba el resto de su obra. Su peculiar amabilidad, su interpretación de su propio papel, sus pocas ganas de hablar de los “cronopios”, su cansancio disimulado de tantos lectores que no tendría porqué conocer hicieron de aquel “encuentro” un recuerdo un tanto frustrado, una banalidad, pero también el cumplimiento de un fetichismo que todavía conservamos, de otra manera, con otra relación, con tantos escritores que nos gustan: tener sus libros firmados. Han pasado muchos años. Pero todavía conservo orgulloso aquellas dedicatorias de una primavera de 1974 en la feria de Madrid. No se puede decir que sean muy imaginativas, pero son la firma de un autor que marcó nuestras lecturas y otras cosas. En Octaedro escribe: “Para Javier, cordialmente”. Y en la vieja, usada y querida edición de Rayuela, de Sudamericana, escribió: “Para Javier, con amistad”. Ese me gustó más. No importaba que no fuéramos amigos. Yo podía presumir. El admirado lo había rubricado.

No recuerdo otras colas para conseguir una firma en la feria hasta muchos años después. Ya era un periodista “cultural”, a los escritores los conocía de otras maneras, les hacía entrevistas o tomaba copas con ellos. Pero sí hicimos cola en la firma de Jorge Luis Borges, año 82, y en aquella recordada “Alianza Tres” se publicaba un nuevo título del más venerado de los escritores, un excelente poemario llamado La cifra. Después de la cola, el amable y nervioso Borges, me pregunta el nombre, el apellido le resulta extraño… y lo escribe mal, se lo aviso cuando veo que comienza el error y se queda con error y sin error, más o menos así: “Para Javier Riolyo, con todo aprecio”.

Hoy empieza la feria. La verdad me gustaría volver a la inocencia, a la ilusión de acercarme a un autor admirado para conseguir que una mentira como dedicatoria me hiciera ilusión. No lo haré. Estoy mayor. Y además, me sobran algunas dedicatorias… aunque, pensándolo bien, me faltan muchas. ¿A quién le pediría ahora una dedicatoria?

Leer más
profile avatar
25 de mayo de 2007
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.