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Escrito por

Iván Thays

Iván Thays es escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro".

Eder. Óleo de Irene Gracia

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El boom literario mexicano

Pabellón mexicano. Fuente: revistañ La revista Ñ ha publicado un reportaje sobre el éxito en Europa de la literatura mexicana última, cuyo síntoma más notable es la presencia en el Salón del Libro de París en marzo pasado. Además, las editoriales españolas (en especial Anagrama y Mondadori, acotan) publican a autores mexicanos, como paso previo a que lleguen a toda América Latina. El reportaje tiene varios ítems. Por ejemplo, el denominado "efecto patera":Por todo ello, aterrizamos en el DF, en busca de explicaciones al fenómeno. Este es el país con más hispanohablantes del mundo, 107 millones, pero dicen que "cuenta con más escritores que lectores". En efecto, su red de librerías deja mucho que desear - no así las de segunda mano, que se extienden exuberantes a lo largo de la calle Donceles-y se calcula que el 25% de las ventas de libros corresponden a ediciones pirata, una sangría para la industria editorial local. "Hay imprentas en el desierto, controladas por las mafias, que trabajan casi exclusivamente copiando libros", nos denuncia un editor. Otro dato desalentador es el progresivo cierre de suplementos y revistas literarios. En ese escenario - que contrasta con la gran creatividad de sus autores-es en el que han irrumpido las editoriales españolas, que ofrecen a los autores un caramelo: la posibilidad de ser publicados a la vez en varios países. El escritor Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976) lo llama efecto patera: "La industria editorial española se comió a la mexicana, y nos volvimos todos braceros literarios". Ándale.Otro ítem es el llamado "Adiós, crack":En una cosa coinciden todos: el crack ha muerto. En 1996, un grupo de escritores jóvenes se autocalificaba de modo semejante y suscribía un manifiesto, bajo el padrinazgo de Carlos Fuentes. Hoy, nada queda de aquello, según admite el propio Pedro ÁngelPalou (Puebla, 1966), uno de sus miembros - junto a Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Eloy Urroz y Ricardo Chávez-Castañeda-:"Nuestras novelas de entonces eran milenaristas, creíamos en el libro total, pero hoy las trayectorias de todos nosotros son anticrack. Eso es lo que sucede cuando firmas un manifiesto siendo tan joven", apunta con ironía.Y finalmente, no quiero pasar por alto el llamado "Laboratorio Bellatin":Muchos nos hablan de la influencia que Mario Bellatin (DF, 1960), director de la Escuela Dinámica de Escritores, ha tenido en ellos. Acaba de publicar El Gran Vidrio (Anagrama), tres insólitas historias montadas a base de "escenas que pudieran conformar una autobiografía fantasmal". Bellatin ve las formas narrativas tradicionales como "cáscaras sin contenido" y ha animado a muchos a experimentar. El primer relato de su libro está escrito como una lista, con cada frase numerada. Así, afirma, "si se hace la combinación entre ellos se puede conformar una serie de libros diferentes, cuyo número es imposible de determinar". Especialmente logrado es el segundo relato, con un narrador sufí, pues "la ironía, lo lúdico, el humor, lo aparentemente inocente son parte fundamental del sufismo". "Sólo de ese modo se puede conseguir la sensación de estar viviendo en el paraíso aquí y ahora. Yo hasta tengo un nombre musulmán...".



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6 de abril de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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El primer J.P.Donleavy

J.P. Donleavy. Fuente: nytimesLa primera novela del escritor norteamericano J.P.Donleavy, El hombre de mazapán, editada en 1955 y acusada en su momento como "obscena", ha sido publicada en España por Edhasa. Rodrigo Fresán pesca al vuelo la novela y nos la recomienda de la mejor manera: vinculándola con sus referentes inmediatos. Y vaya si consigue convencernos de que hay que leer esta novela de inmediato. ¿Recuerdan a ese personaje de Postales de Invierno, de Ann Beatie, que dice que el novio de su hermana lo molesta porque "habla como un personaje de JP Donleavy"? Pues luego de leer esta reseña creo que se refería a Sebastian Balfe Dangerfield.James Patrick Donleavy (Nueva York, 1926) declaró alguna vez que su credo artístico pasaba por «conseguir que tu padre y tu madre mueran de vergüenza». Es más que posible que lo haya logrado con la publicación, en 1955, de El hombre de mazapán, su hoy legendaria primera novela. Pero también es seguro que, casi enseguida, su padres resucitaron orgullosos. Porque El hombre de mazapán -rechazada en principio por más de treinta atemorizadas editoriales, prohibida por obscena durante dos décadas en Irlanda y que lleva vendidos más de 45.000.000 de ejemplares en todas las lenguas del planeta- está hoy considerada como una de las cien más importantes del siglo XX, supo ganarse la admiración de firmas tan dispares como las de Dorothy Parker y V. S. Naipaul y Hunter S. Thompson y John Banville, y continúa siendo alcohólica fuente de inspiración y manual de instrucciones para aprendices de monstruos en el mundo entero. Y todo gracias a la figura arquetípica y paradigmática de Sebastian Balfe Dangerfield: norteamericano felizmente extraviado en Dublín, borracho inflamable, sátiro rampante, deudor inalcanzable, pésimo estudiante de Derecho en el Trinity College, apaleador de sufrida esposa y castigador de amantes surtidas, padre infantil en su irresponsabilidad, enemigo jurado de todo adorador del Papa pero «amigo de Jesús», utopista apocalíptico y -en resumen- un miserable que vale por varios (...) Hijo directo y dilecto de Leopold Bloom y antecedente de animales salvajes como el John Yossarian de Heller, el Kilgore Trout de Vonnegut, el Ignatius Reilly de Toole y el Mickey Sabbath de Philip Roth, Dangerfield es uno de esos impresentables que nos encanta que nos presenten siempre y cuando estén bien contenidos por las tapas de un libro. Y Dangerfield -personaje que el volátil Johnny Depp quiere llevar al cine desde hace años- no sólo ha sido la inspiración para toda una cadena de pubs llamada The Ginger Man sino que, además, fue motivo de una larga batalla legal que Donleavy narró en su admirable memoir de 1994 titulada La historia de El hombre de mazapán: La dramática narración detrás de un clásico contemporáneo a cargo del hombre que la escribió y luchó por su vida. Allí nos enteramos de que Maurice Girodias -dueño de la editorial francesa Olympia Press, donde se publicaron por primera vez Lolita, de Nabokov; Plexus, de Henry Miller; El almuerzo desnudo, de William Burroughs, o Molloy, de Samuel Beckett- conoció la ira dangerfieldiana de Donleavy cuando incluyó, luego de pagar apenas 250 libras por sus derechos, a El hombre de mazapán dentro de su colección de literatura pornográfica. Donleavy demandó, luchó veinte años en los tribunales, ganó y -«no soy alguien que se tome la venganza a la ligera»- acabó quedándose con la editorial.



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2 de abril de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Mayra Santos Febres: universal y privada

Mayra Santos Febres presentando su libro de cuentos para niños con sus dos inspiraciones: Ernesto (hijo de su carnal Melanie Pérez Ortiz) y el travieso Lucien, que está enorme. Foto: mayrasantosblogHe tenido la suerte de leer en versión pdf Fe en Disfraz, la nueva novela de Mayra Santos Febres. Hace poco estuvo en Puerto Rico Edmundo Paz Soldán para presentar la novela, lo que no pudo ser porque la editorial Alfaguara no tuvo los ejemplares a tiempo. Espero que el impase se haya solucionado porque estamos hablando, ni más ni menos, que de la mejor novela de Mayra y eso no es poco decir para quienes conocemos sus extraordinarios libros. Ya Edmundo adelantó algo sobre Fe en Disfraz en su blog, al decir sobre ella: "(...) nos descubrirá a una Mayra capaz de dialogar con un texto clásico (Aura) para su concepción del tiempo, y que ha logrado una novela que es a la vez histórica y contemporánea. No es poco. Si a eso le añadimos una visión fascinante del encuentro sexual como un combate violento, con un erotismo no exento ni de masoquismo ni de sadismo, la mesa está servida". Por lo pronto, podemos leer a Mayra en el suplemento "Babelia" un lúcido artículo -con la misma calidad con la que esta mujer increíble escribe libros, compone salsas, cría a sus hijos, enseña sus clases, quiere a sus amigos y hasta baila bomba, caray- sobre la universalidad en la literatura latinoamericana. Dice:Para nosotros, los que vivimos de este otro lado del Atlántico, ser universal implica haber leído y hasta saberse de memoria toda la literatura clásica (que no está mal), a Dante y a Boccaccio, a Cervantes y Goethe, a Thomas Mann, Sándor Márai y a la generación del 27, más toda la literatura de Latinoamérica. Y, si para colmo, resultas ser negra o mujer como yo, lo universal se vuelve complejísimo. Aparecen cánones alternos de lecturas obligadas: el feminista que encabezan Virginia Woolf y la Beauvoir, el afrodiaspórico, con Wole Soyinka, Ben Oki, Toni Morrison y Tzitsi Dangarema, pasando por Coetzee, Nadine Gordimer. El laberinto, biblioteca de Babel, se hace infinito. Uno ya va sospechándose que no está siendo del todo "universal", que lo "universal" era otra cosa. Que ya está empezando a ser "global". Como dijera Borges en el 1932, en El escritor argentino y la tradición, los escritores latinoamericanos, al ser marginales, recombinamos la tradición. Lo hacemos tensamente, inseguramente, con otra perspectiva. Y eso que Borges no era caribeño. A fin de cuentas, él nació en Suiza. Se sentía más o menos heredero de la tradición occidental. Lo ayudaba su género y su color de piel. Sin embargo, para muchos escritores iberoamericanos de estos últimos siglos, acceder a esta cultura implica esperar entrada desde otras coordinadas sociales y en medio de discusiones sobre el derrumbe de lo universal y del canon. Cierto es lo que afirma Carlos Fuentes, se han derrumbado los metarrelatos; en su lugar han aparecido los "multirrelatos". Vivimos un hermoso y babélico momento de transición cultural. Caos, sí, estridencias, cierto, pero también aperturas y esperanzas. Habrá que ver cómo logramos ponerle concierto a nuestras actuales y muy globales diversidades. Quizás estamos más cerca de lo universal que nunca antes en la historia. Esa es mi Mayra, universal y privada para quienes la adoramos.¡Equahey!



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2 de abril de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Edwin Drood: misterio irresuelto

Carátula de las primeras entregas del relato de Dickens. Fuente: fidnet.com The Mystery of Edwin Drood el libro que Charles Dickens dejó sin terminar. "La única novela que Dickens no terminó fue la única entre todas las suyas que realmente necesitaba un final" dijo G.K. Chesterton, según comenta Rodrigo Fresán en esta nota en Página 12 sobre el best seller norteamericano Dan Simmons y su intento de relatar no el final sino el génesis de ese misterio sin resolver. Dice Fresán:Drood es también, de aquí en más, el título de la voluminosa nueva obra del polimorfo y polifacético norteamericano Dan Simmons (Illinois, 1941). Narrador todoterreno y todo género quien ?luego de El Terror, otro thriller imperial ocupándose de la desafortunada expedición al Polo Norte de Sir John Frankin, tragedia que vuelve a explorar lateralmente en Drood? no se propone aquí concluir lo inconcluso sino fantasear sobre su turbulenta génesis. Y todo arranca con el accidente de ferrocarril de 1865 al que sobrevivió de milagro el autor de David Copperfield y ?todos sus biógrafos coinciden en ello? que lo cambió para siempre transformándolo en un hombre sombrío y atemorizado por fuerzas oscuras que no alcanzaba a comprender. Según Simmons, en la escena de la terrible catástrofe ferrocarrilera, Dickens ?quien moriría exactamente cinco años después de la tragedia? conoce a una suerte de ser espectral, mezcla de Drácula con Moriarty y Jack, que se le presenta como Drood. Quien nos cuenta todo esto no es otro que Wilkie Collins: amigo y colega y autor de los clásicos La dama de blanco y La piedra lunar quien, desde el vamos, pone bien claro cuál es su rol en el asunto. Collins admira a Dickens, pero está un tanto cansado de ser un Salieri para su Amadeus. Y, para colmo, de pronto descubre que ahora tendrá que ser, también, un Watson siguiendo y obedeciendo las órdenes de un Dickens sherlockholmesiado y prisionero de la obsesión de averiguar quién es y qué quiere el misterioso Drood, acaso la avanzada de una misteriosa secta egipcia que pretende restaurar el orden de los faraones en la entonces enorme Gran Bretaña. Y el resultado es más bien curioso: Drood funciona como policial clásico, como biografía alternativa y como una virtual enciclopedia de la época girando en un vértigo caótico que consigue emular a la perfección, sí, los grandes aciertos de Dickens sin por eso olvidarse (de esto se mofa Collins en Drood, quien, con razón, se considera un mucho más riguroso arquitecto narrativo) de las adorables improbabilidades características de sus argumentos, sí, inequívocamente dickensianos. Así, Drood es homenaje, pastiche y ?consciente o inconscientemente? estudio crítico más o menos subliminal. (...) finalmente ?más allá de tantas persecuciones, muertes y revelaciones? lo más interesante de Drood pasa por el misterio casi íntimo de un Dickens infeliz y desesperanzado que intuye que le queda poco tiempo, que odia la idea de envejecer, que no quiere morir y que daría cualquier cosa por ser inmortal. Tal vez de ahí, la obvia solución al sencillo misterio: nunca alcances la última página de tu último libro.Mejor dejarlos a todos en vilo. Para que no dejen de pensar en ti. Para que así te mantengan vivo para siempre mientras se preguntan cómo terminará todo esto, cómo habría terminado todo aquello.



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27 de marzo de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Juan Manuel de Prada no la ve

Philip, perdónalos porque no saben lo que escriben. Fuente: nytimesEmpiezo a leer la reseña de Indignación, la novela de Philip Roth, que ha escrito Juan Manuel de Prada en el ABCD las letras:Anda muy atareado Philip Roth (Newark, New Jersey, 1933) en los últimos años, propinándonos una serie de novelas febles en las que rememora pasajes de su biografía poco o nada tamizados por el cedazo de la imaginación; y supongo que, a poco que persevere en su frenesí grafómano, acabará rebañando el Premio Nobel. En Indignación, Roth nos narra las vicisitudes universitarias de un joven judío, Marcus Messner, hijo de un carnicero kosher obsesionado por protegerlo de influencias perniciosas y de evitarle el reclutamiento para la guerra de Corea. Marcus es un «rebelde sin causa»; pero no al estilo desorientado y conflictivo que ha popularizado la película de Nicholas Ray, sino al estilo infatuado y carente de empatía que suele ser signo distintivo en los personajes de Roth.Y entonces es suficiente. Dejo de leer la reseña sin necesidad de llegar más lejos. ¿Qué puede hacerse ante alguien que no entiende un comino a un escritor notable como Roth? ¿Y encima con una prosa tan inflada y de pésimo gusto: "novelas febles" "cedazo de la imaginación" "frenesí gráfómano"? ¿Qué hacer? No indignarse. Perdonarlo, quizá, solamente perdonarlo.



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26 de marzo de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Rushdie sobre Bolaño

Salman Rushdie y Roberto Bolaño. Fuente: el universal Y aunque el Festival de Nueva York aún no ha empezado, algunas declaraciones de los asistentes ya empezaron a circular por todos lados, en especial las de Salma Rushdie quien se ha declarado fan de Roberto Bolaño en una conferencia ofrecida en el Instituto Cervantes de NY. Al parecer, los únicos escritores que no le caen bien a Salman son los que escriben sobre la India. Sus declaraciones son muy generosas:"El éxito tardío de Roberto Bolaño (1953-2003) con 2666 es una muestra de lo poco que se traduce en Estados Unidos" (...) Rushdie (Bombay, 1947) se mostró satisfecho con la acogida que el público y la crítica estadounidenses han prestado a la novela del escritor chileno, ganadora este año del premio del Círculo Nacional de Críticos Literarios de EU y que ha hecho que muchos vean a Bolaño como la nueva estrella de la literatura latinoamericana. "Nadie sabía quién era Bolaño y eso hacía muy difícil que alguien apostara por traducir un libro de mil páginas", explicó Rushdie, quien aseguró que llega "tarde a la fiesta por Bolaño", ya que aún no se ha leído 2666, aunque actualmente tiene entre manos Los detectives salvajes, que se publicó en EU en 2007. El autor anglo-indio se mostró muy interesado por la obra del chileno, ya que "Bolaño es algo nuevo llegado de América Latina, el tercer paso que llegó después del `boom` latinoamericano y el movimiento `antiboom` que lo siguió después".También aprovechó la oportunidad para quejarse de las pocas traducciones al inglés que se realizan:El problema es económico. El coste de las traducciones es alto y el mundo editorial de manera general no quiere hacer frente a ello. Pensando en Bolaño, son libros muy grandes y el coste tuvo que ser alto", explicó Rushdie sobre el hecho de que 2666 llegara a EU cuatro años después de su publicación en España. "Lo importante es conseguir que las obras se traduzcan. Una vez que la traducción existe en inglés no es tan difícil conseguir que se publique", ahondó Rushdie, cuyo agente en EU, Andrew Wyli, es el mismo de Bolaño.



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26 de marzo de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Let the stars plummet to their dark address

Sylvia Plath y su hijo Nick. Fuente: timesonline Nick and the CandlestickI am a miner. The light burns blue.Waxy stalactitesDrip and thicken, tearsThe earthen wombExudes from its dead boredom.Black bat airsWrap me, raggy shawls,Cold homicides.They weld to me like plums.Old cave of calciumIcicles, old echoer.Even the newts are white,Those holy Joes.And the fish, the fish -Christ! they are panes of ice,A vice of knives,A piranhaReligion, drinkingIts first communion out of my live toes.The candleGulps and recovers its small altitude,Its yellows hearten.O love, how did you get here?O embryoRemembering, even in sleep,Your crossed position.The blood blooms cleanIn you, ruby.The painYou wake to is not yours.Love, love,I have hung our cave with roses,With soft rugs -The last of Victoriana.Let the starsPlummet to their dark address,Let the mercuricAtoms that cripple dripInto the terrible well,You are the oneSolid the spaces lean on, envious.You are the baby in the barn.Sylvia PlathPD.- Todos nos hemos conmovido con el suicidio de Nicholas Hughes, el hijo de los poetas Ted Hughes y Sylvia Plath, ocurrido el 16 de marzo. En el blog "Puente Aéreo" de Gustavo Faverón aparece este terrible poema escrito por Plath cuando nació su hijo Nick, a quien solo vio crecer durante su primer año pues luego Sylvia se sucidaría. Nicholas, soltero y sin hijos, quien sufría de depresión crónica, murió a los 47 años de edad.



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24 de marzo de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Roth reseñado

Philip Roth. Fuente: electricity and lust Indignación, la novela de Philiph Roth traducida por Mondadori que empezaré a leer recién el 16 de mayo (confirmado) tiene como trasfondo la guerra de Corea y tiene a un joven judío de 18 años, Marcus Messner, como protagonista. Luego de varias novelas, finalmente Roth abandona el tema de la vejez y los temores no a la muerte sino a la destrucción física, y se entrega a una novela sobre el poder y la indignación. Jose María Gulbenzu la ha reseñado para Babelia y la califica de "soberbia" y a su obra en conjunto "monumento literario del siglo XX". No puedo estar más de acuerdo ¿Para cuándo el Premio Nobel? Si no se lo quieren dar a Vargas Llosa, por lo menos que dignifiquen ese premio dándoselo a Roth:Los personajes quedan soberbiamente construidos con un mínimo de elementos. Cada uno -excepto el joven Marcus- muestra de sí mismo la cara que necesita el autor, pero esa cara la llena por completo su propia actuación. Son personajes funcionales que adquieren la categoría de complejos, lo cual es una hazaña no infrecuente en Roth, pero aquí extraordinariamente depurada. El papel que les atribuye es el de rodear el nacimiento de la indignación dentro del desarrollo de la personalidad de Marcus Messner, y a fe que lo consigue. Son, además, dentro de una única cara, ambivalentes, por eso insisto en la cualidad de hazaña literaria. La madre que visita a su hijo en el hospital, convaleciente de una apendicitis que todos sospechamos que se le ha disparado tras la conversación con el decano, introduce entre las emociones quizá calculadas un pacto sospechosamente parecido a un chantaje. La muchacha de la que se enamora está escondiendo, además de ciertos actos, una historia muy dura, sólo apuntada, pero trazada con unas pocas e impagables pinceladas que son un modelo de empleo de la sugerencia. La progresiva locura del padre tiene un desarrollo lleno de matices que se apoya sólo en dos momentos de exposición desarrollados con una lucidez impecable. El decano Caudwell, en fin, doblado al final por el presidente de la universidad en un acto público donde se resume todo el hervor de la novela, está construido sobre un miserable camaleonismo que contiene a la vez la untuosidad, la comprensión, el paternalismo y el anatema; y el modo en que muestra al lector el paso de un liberalismo de fachada al juicio preconcebido merece estar a la altura literaria de los ejercicios espirituales que recibe el joven Stephen Dedalus en el Retrato del artista adolescente de Joyce. En suma: ciento setenta y tantas páginas le bastan a este sabio y consumado escritor para expresar el sentido de su cívica indignación moral dentro de una historia que concluye dramáticamente con un muchacho que ha luchado por su libertad personal y moral para acabar acribillado a bayonetazos en una trinchera en Corea y fundirse en la nada. La obra narrativa que viene escribiendo Roth desde El teatro de Sabbath en 1995 es, con alguna excepción menor, uno de los monumentos literarios más grandes que se han levantado en los Estados Unidos desde la segunda mitad del siglo XX.



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24 de marzo de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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No tenemos talento

Arthur Rimbaud en cuero. Fuente: islakokotero RIMBAUDNo tenemos talento, es queno tenemos talento, lo que nos pasaes que no tenemos talento, a lo sumooímos voces, eso es lo que oímos: uncentelleo, un parpadeo, y ahí mismo voces. Teresaoyó voces, el locoque vi ayer en el Metro oyó voces.¿Cuál Metro si aquí no hay Metro? Nuncahubo aquí Metro, lo que hubofueron al galope caballossi es que eso, si es que en este cuartode tres por tres hubo alguna vez caballosen el espejo.Pero somos precoces, eso sí que somos, muyprecoces, másque Rimbaud a nuestra edad; ¿más?,¿todavía más que ese hijo de madre quelo perdió todo en la apuesta? Viniera ynos viera así todos sucios, estalladosen nuestro átomo mísero, viejosde inmundicia y gloria. Unpuntapié nos diera en el hocico.Gonzalo RojasPD.- Un blogger, seguido de otros sujetos, ha considerado que es humillante colocar poemas de Gustavo Faverón cuando tenía 17 años o una fotografía personal mía bailando en una fiesta privada. Parece incapaz de descubrir que la única humillación en esto no es escribir poesía siendo adolescente ni bailar con amigos sino abandonar los argumentos con que se suelen discutir asuntos literarios y opiniones, y pretender ridiculizar con cuestiones personales a quienes no comparten sus ideas. Lo único lamentable aquí -y humillante, eso sí, muy humillante- es el buscar sentarse como sea en el codiciado sofá de poeta maldito (la etiqueta con pegatina donde se lee "marginal" debajo de su nombre), que ambicionan todos aquellos que no se sienten respetados en el presente y deciden poner su apuesta en la siempre improbable trascendencia. Como si fuera fácil ser Rimbaud. Como si fuese, incluso, posible ser Rimbaud adulto. Como no pretendo ridiculizarlo más de lo que él mismo se ha ridiculizado, no pondré aquí el nombre de ese blogger hasta que logre articular una idea coherente, o un asomo de argumento, que se pueda discutir. Por lo pronto, solo le dedico a él y a sus adláteres este poema de Gonzalo Rojas escrito, sin duda, para personas como estos bloggers ansiosos de eternidad pero sin mayor talento que la ira contra sí mismos.



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23 de marzo de 2009
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