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Escrito por

Iván Thays

Iván Thays es escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro".

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LOS TOPOS de Sergio Bruzzone

RESEÑAS SIN PLUMAS por Iván Thays METAFORA DE LA DESAPARICION La imagen de topos escondidos bajo la tierra le sirve a Sergio Bruzzone para aludir a diversos significados. En primer lugar, nos conduce a los desaparecidos por la dictadura argentina, los hijos que perdieron a sus padres o los hermanos también desaparecidos de estos hijos. En segundo lugar, nos remiten a seres subterráneos, personajes que no han visto la luz, ciegos ante la luz incluso, pero que pueden andar muy bien en los canales construidos por ellos mismos bajo la tierra. El mundo oculto, el mundo de la no-identidad, brota desde un frontera sexual, que es el mundo travesti. La novela va insertándose en este mundo de apariencias poco a poco, pero de manera contundente, al mismo ritmo que ingresa también al de la violencia desatada. Puede resultar sintomático que no tengamos en cuenta la violencia desde el principio de la  novela, desde las primeras líneas incluso, cuando nos enteramos que el personaje es un hijo de desaparecidos y cuya novia, Romina, milita en el movimiento HIJOS, dedicada a reunir familias destrozadas por la dictadura, a pesar de no ser ella una hija de desaparecidos. Tomamos todas estas situaciones como un contexto, un referente, olvidando que son fruto de una situación concreta, real, más violenta que cualquier situación que suceda luego en la novela. Es muy significativo, además, que el narrador se niegue a militar en HIJOS, como se lo pide constantemente Romina, del mismo modo como luego se negará a amar a Romina o a tener un hijo de ella. La palabra ?aborto?, otra palabra que comulga con la violencia, aparece en el libro como anuncio de un giro hacia el origen del problema (abortar/desaparecer personas: maneras de manipular la vida). En el mundo de los topos cualquier idea de familia ha quedado destrozada y solo puede ser reemplazada por una caricatura. Romina y su amiga Ludo conseguirán ser madres solteras, amparadas por una suerte de comuna de ayuda mutua, mientras que el narrador sentirá una liberación tras las muerte de su abuela Leila, su último familiar consanguíneo, anciana obsesionada con la presencia fantasmal de otro hijo de la madre desaparecida. Un espectro que aparecerá constantemente en la novela, más allá de la muerte de Leila, como un rostro invisible que siempre encuentra la forma de salir a la superficie y ver la luz de manera insospechada pero contundente. En sus viajes hacia la casa de Romina, el narrador transcurre por una calle frecuentada por travestis. Se detiene ahí, conversa con ellos, poco a poco se va inmiscuyendo más, hasta que finalmente se involucra con uno de nombre Maira.  Si por Romina no sentía amor, quizá incapaz de creer en una relación horizontal y estable con una mujer que lo ama, por Maira empieza a sentir auténtica y arrebatada pasión. La travesti Maira también se engancha con él, aunque sin mostrarle sus debilidades ni ofrecer demasiado. Pronto, el narrador sabrá que Maira es su lado-b, su espejo oscurecido. Ella también es hija de desaparecidos y ofrece el sexo como carnada para llegar a ex militares de la dictadura y asesinarlos. A partir de Maira, la novela tiene un punto de inflexión que crece en intensidad (aunque, al mismo tiempo, la prosa se vuelve más escueta, más descriptiva) rumbo a la violencia descontrolada. El narrador abandona las pocas funciones que lo unen a la sociedad (como, por ejemplo, llevar un negocio familiar de fabricación de tortas de cumpleaños) y se obsesiona con el mundo del desapego, de los secretos ocultos, de las persecuciones y paranoias (llega a pensar que existe un complot anti-homosexual); es decir, el mundo de los topos, el de Maira y el travestismo. Los topos es una novela transgresora en su forma de relacionar el travestismo con la violencia política argentina, un engranaje donde el odio se responde con odio, y la sumisión con sumisión. Sin embargo, no es subversiva sino más bien convencional dentro del contexto de la narrativa latinoamericana al utilizar la sexualidad como símbolo o pretexto; más concretamente como metáfora política. El travestimos en la novela se asume como un modo ?desviado? de integrarse a la sociedad y de relacionarse sexualmente, una forma de ocultamiento y transfiguración que nace de la falta de identidad por culpa de ser parte del horror de los desaparecidos y víctimas de la dictadura. La identificación de los travestis con los hijos de desaparecidos, y de estos con ?topos?, incide en el código de virilidad (donde se inscribe la novela voluntariamente) donde la sexualidad bien encausada debe ser heterosexual y ?socialmente aceptada? como la que le propone Romina al narrador pero él no puede aceptar quizá porque no se considera un ser ?normal? por formar parte de ese desvío histórico de las desapariciones políticas que obliga a sus víctimas y a sus victimarios a una existencia marginal (una existencia de topo) dentro de la sociedad. El travestismo, entonces, no se manifiesta como una forma distinta, revulsiva o subversiva, del sexo, sino como un sometimiento y un ?desvío? del que participan los hijos de los desaparecidos como los militares corruptos. La de Bruzzone se suma a la lista de novelas latinoamericanas con el tópico del sexo como metáfora social y política. El narrador será abandonado por Maira (a quien encontrará luego, al final de la novela, en circunstancias distintas) y tendrá una nueva relación, esta vez no con un travesti sino con un homosexual que lo someterá a él como mujer y que será un nuevo punto de inflexión, en su vida y en la novela, pues a través de esa relación el narrador ingresará en el proceso de desaparición y nueva identidad. Así, terminará convertido en un travesti y buscará vengarse, a su vez, de un personaje violento y que abusa de su poder entre la sociedad de travestis callejeros, un ex militar apodado El Alemán. Se convierte así en el reflejo de Maira, cerrando el círculo de identificaciones, que incluye la posibilidad de que Maira sea su doble perdido, el hermano, el otro hijo de su madre, este sí desaparecido, que su abuela Leila tanto buscó hasta la muerte. ¿Se consuma finalmente la venganza? ¿O los subterráneos topos no tienen posibilidad de triunfar sobre el mundo real? La novela plantea una respuesta desoladora a esa pregunta cuando el narrador no solo se deja humillar sino incluso transfigurar por El Alemán, quien lo obligará a ponerse tetas en un paso más hacia la disolución de su identidad masculina y la asunción de su nuevo cuerpo y su nueva vida como travesti, sometido al poder brutal (y aparentemente sin límites) de su protector y abusador El Alemán. Un episodio de la novela sirve como indicativo del mundo topo y su incapacidad de realizarse en la superficie. El narrador descubre, un día, que la casa familiar vendida por su abuela está abandonada. Sin preguntarse por los compradores, ingresa en la vivienda y empieza a habitarla tratando de pasar desapercibido para los vecinos, a pesar de que contrata a una planilla de obreros para hacer algunas modificaciones en la casa vieja. La recuperación de la casa de familia, o si se quiere la ?apropiación? de esa identidad, concluye tristemente cuando los obreros descubren que los dueños son ancianos, que han muerto, que nadie va a reclamar ese sitio y que, por tanto, ellos se apropiarán del inmueble para sus familias. Expulsan así al supuesto dueño y patrón, quien no tiene más remedio que abandonar brutalmente el proyecto de habitar un lugar que pertenece a su pasado y reconstruirlo. Así, la novela transita no en los territorios del delirio, como podría creerse, sino de la realidad más brutal y dura que existe, del residuo que dejan las dictaduras y su ruptura del orden natural de los individuos y sus familias, obligando a sus víctimas a asumir una existencia ?desviada?, soterrada, vigente en el mundo de ciegos topos cuyas pequeñas cabezas, apenas intentan brotar a la superficie, son amenazadas con violencia hasta hacerlas sumergir otra vez en la realidad paralela, el submundo oscuro y de reglas retorcidas donde viven los topos. Sergio Bruzzone. Los Topos. Mondadori, 2008

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29 de julio de 2010
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Aquí América Latina

Josefina Ludmer. Foto: Fernando Alcalde En una mesa redonda ayer en la FIL Lima 2010, el narrador ecuatoriano Leonardo Valencia dijo que faltaba pensar en la literatura latinoamericana con un nuevo marco teórico, de una manera más profunda y menos sometida a los dictados de la ?nueva? literatura o cualquier división superficial (pronto nos dividirán en autores nacidos en el mes de julio, en agosto bromeó Leonardo).  Me pregunto si este ensayo, Aquí América Latina. Una especulación, de la estupenda Josefina Ludmer es lo que Leonardo Valencia estaba esperando. Ayer me encontré con la noticia en el blog de Daniel Link. 

Josefina Ludmer, en el ensayo más esperado de la década, deja de lado las categorías de la teoría literaria utilizadas hasta el momento en busca de nuevas articulaciones y nociones que recorran todas las divisiones actuales y permitan entender la configuración política, económica y social de los años 2000 en América latina. El resultado es una serie de esbozos teóricos que parten de un universo ?sin afueras, real virtual?, al que llama imaginación pública o fábrica de realidad. Un universo que no diferencia entre realidad y ficción, y cuya lógica es ?el movimiento, la conectividad, la superposición y la sobreimpresión de todo lo visto y oído?. La literatura es hilo conductor de la imaginación pública y la vía por la que la especulación entra en esa fábrica de realidad. Las temporalidades y los territorios que instalan las ficciones literarias latinoamericanas de los últimos años (como las de Fernando Vallejo, Horacio Castellanos Moya, Martín Kohan, Perla Suez o Diamela Eltit) definen una forma determinada de ?realidadficción?. Un libro decisivo, de una de las figuras más lúcidas de la crítica actual, indispensable para pensar la América latina del siglo XXI.

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28 de julio de 2010
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o un vicio absurdo

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos?Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-esta muerte que nos acompañade la mañana a la noche, insomne,sorda, como un viejo remordimientoo un vicio absurdo-. Tus ojosserán una vana palabra,un grito acallado, un silencio.Así los ves cada mañanacuando sola sobre ti misma te inclinasen el espejo. Oh querida esperanza,también ese día sabremos nosotrosque eres la vida y eres la nada.Para todos tiene la muerte una mirada.Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.Será como abandonar un vicio,como contemplar en el espejoel resurgir de un rostro muerto,como escuchar unos labios cerrados.Mudos, descenderemos en el remolino.  CESARE PAVESE Versión de Carles José i Solsora Óleo de Lucio Fontana

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28 de julio de 2010
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Julien Gracq, 100 años

Julien Gracq El día de hoy, 28 de julio de 2010, el narrador francés Julien Gracq hubiera cumplido cien años. Manuel Rodríguez Rivero lo recuerda así:

Al igual que Ernst Junger -cuyo En los acantilados de mármol (1939) leería con entusiasmo- su literatura apostaba por profundizar en una tradición a la que sus contemporáneos habían dado bruscamente la espalda. En su primera novela aparece también otra constante gracquiana: la naturaleza como fuerza misteriosa, ineluctable y moldeadora, lo que la convierte en personaje fundamental de sus ficciones. En 1951 publicaría -con bastante más éxito- El mar de las Sirtes (Nuevas Ediciones de Bolsillo), su novela más conocida: una extraña y, a menudo, exasperante narración en la que ?pasa? muy poco, y cuyo universo mítico e inmóvil, sus ?espacios dormidos? y su clima de permanente expectativa y angustia la emparentan retrospectivamente con El desierto de los tártaros (1940), de Buzzati. Un aspecto esencial de la trayectoria de Gracq fue su oposición radical al espectáculo y la parafernalia contemporánea de la literatura. Perpetuamente fiel a su editor y amigo, José Corti (en cuya página web hay una sección dedicada al escritor), rechazó el Goncourt -no conozco otro caso- que se le concediera en 1951 por El mar de las Sirtes,alegando que los premios eran más ?una cuestión de librerías que de literatura?. En su vibrante panfleto La littérature à l?estomac (1948; traducido en Nortesur como La literatura como bluff) arremete contra los premios literarios, el vedetismo de los escritores, obligados ?como animales de feria? a hacer labores que antes correspondían al editor, y las imposturas de los críticos. Como en otras muchas cosas, también en esto Gracq se adelantó a su tiempo. Aunque tuviera su mirada puesta en un mundo que ya había dejado de existir.

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28 de julio de 2010
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Ryu Murakami solo en iPad

Ryu Murakami desconfía del formato impreso Y sucedió lo que tenía que suceder. Finalmente, un autor serio y vendedor ha decidido que su nueva novela solo se venderá en soporte digital, más específicamente por medio de iTunes y para el iPad (buen gusto). Se trata del escritor japonés Ryu Murakami (¿recuerdan Azul casi transparente?) y la novela  A Singing Whale que, además, tendrá soporte multimedia pues vendrá con soundtrack del no menos famoso Ryuichi Sakamoto. ¿Cuántos seguirán su ejemplo? Robert McCrum, en The Guardian, anuncia la estampida:

Murakami?s move is something else, however, a highly significant defection to the enemy. Although not as well known as his celebrated namesake Haruki, the author of Norwegian Wood and The Wind-Up Bird Chronicle, Ryu Murakami is an important literary figure in Japan, a serious writer with a serious career and readership. If he is tearing up the contract by which publishers worldwide do business and reaches a bigger, better audience through the iPad, what next? What copycat stampede might not his example inspire among other writers?

¿Fin de la historia del libro impreso? ¿O comienzo de una historia nueva? Como dice McCrum, la versión digital de los libros no lo es todo. Aun hay mucho pan (y muchos intereses) por rebanar. Vale la postura del otro Murakami, en todo caso, como disparador de nuevas relaciones entre autores y lectores.

Somewhere between the inanities sponsored by Google and the wisdom of Murakami there?s some stodgy middle ground where the steady application of scholarly logic to the culture of the book in the age of digitisation is yielding dividends. Consider, for instance, the Parker Library of Corpus Christi College, Cambridge. This fabulous collection holds some of the manuscript treasures of English literature, one of the first versions of the Anglo-Saxon Chronicle, and a very early edition of Chaucer?s Troilus and Criseyde. For several years, Cambridge and Stanford universities have been collaborating to digitise these texts for the benefit of all. Now, scholars across the world can access these treasures at the click of a mouse, inspecting them more thoroughly than if they were in the Parker Library. End of story? Well, no. I hear that one unintended consequence of this unique scholarly programme might be to intensify academic interest in the manuscripts themselves. Apparently, the electronic (and almost free) version is not enough. Mr Murakami, take note.

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27 de julio de 2010
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Recuerdos de Feria.- Pola Oloixarac se reencuentra con una…

Recuerdos de Feria.- Pola Oloixarac se reencuentra con una familiar suya peruana. Presentación de la edición peruana de Las teorías salvajes, por Estruendo Mudo. Esa noche el editor Alvaro Lasso se llevó un curioso elogio: ?Es mi primer editor de la clase trabajadora?. Aclaró luego Oloixarac que se refería a que es el primero que habla de libros, que vive entre libros, un obrero editorial y no un intelectual refinado como la mayoría de editores independientes que ha conocido. Me pregunto si los editores independientes de Entropía (Argentina) y Alpha Decay (España), que han editado su libro en sus respectivos países, tendrán objeciones.

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27 de julio de 2010
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La cultura: 6 ítems de MVLL

Un artículo de Mario Vargas Llosa absolutamente imprescindible, que no dejo de leer una y otra vez, es el que aparece en el último Letras Libres acerca de la cultura. ?Breve discurso sobre la cultura? es el título y contiene todos los dones que le conocemos a Vargas Llosa: síntesis, lucidez, culto, anecdótico y escrito de manera extraordinaria.  Imposible resumir un artículo tan lleno de ideas. Dejo aquí cinco ítems, cinco subrayados, que me interesaron especialmente.

high & low.- No hay que confundir la clasificación hecha por Bajtín y otros críticos literarios de estirpe sociológica ?cultura oficial y cultura popular? con aquella división que desde hace mucho existe en el mundo anglosajón, entre la high brow culture y la low brow culture: la cultura de la ceja levantada y la de la ceja alicaída. Pues en este último caso estamos siempre dentro de la acepción clásica de la cultura y lo que distingue a una de otra es el grado de facilidad o dificultad que ofrece al lector, oyente, espectador y simple cultor el hecho cultural. Un poeta como T.S. Eliot y un novelista como James Joyce pertenecen a la cultura de la ceja levantada en tanto que los cuentos y novelas de Ernest Hemingway o los poemas de Walt Whitman a la de la ceja alicaída pues resultan accesibles a los lectores comunes y corrientes. En ambos casos estamos siempre dentro del dominio de la literatura a secas, sin adjetivos. Mikail Bajtin.-  Bajtín y sus seguidores (conscientes o inconscientes) hicieron algo mucho más radical: abolieron las fronteras entre cultura e incultura y dieron a lo inculto una dignidad relevante, asegurando que lo que podía haber en este discriminado ámbito de impericia, chabacanería y dejadez estaba compensado largamente por su vitalidad, humorismo, y la manera desenfadada y auténtica con que representaba las experiencias humanas más compartidas. De este modo han ido desapareciendo de nuestro vocabulario, ahuyentados por el miedo a incurrir en la incorrección política, los límites que mantenían separadas a la cultura de la incultura, a los seres cultos de los incultos. Hoy ya nadie es inculto o, mejor dicho, todos somos cultos. Basta abrir un periódico o una revista para encontrar, en los artículos de comentaristas y gacetilleros, innumerables referencias a la miríada de manifestaciones de esa cultura universal de la que somos todos poseedores, como por ejemplo ?la cultura de la pedofilia?, ?la cultura de la mariguana?, ?la cultura punqui?, ?la cultura de la estética nazi? y cosas por el estilo. Ahora todos somos cultos de alguna manera, aunque no hayamos leído nunca un libro, ni visitado una exposición de pintura, escuchado un concierto, ni aprendido algunas nociones básicas de los conocimientos humanísticos, científicos y tecnológicos del mundo en que vivimos. Espacio común.-  Ese espacio común, que nunca se especializó, que ha estado siempre al alcance de todos, ha experimentado periodos de extrema complejidad, abstracción y hermetismo, lo que constreñía la comprensión de ciertas obras a una élite. Pero esas obras experimentales o de vanguardia, si de veras expresaban zonas inéditas de la realidad humana y creaban formas de belleza perdurable, terminaban siempre por educar a sus lectores, espectadores y oyentes integrándose de este modo al espacio común de la cultura. Esta puede y debe ser, también, experimento, desde luego, a condición de que las nuevas técnicas y formas que introduzca la obra así concebida amplíen el horizonte de la experiencia de la vida, revelando sus secretos más ocultos, o exponiéndonos a valores estéticos inéditos que revolucionan nuestra sensibilidad y nos dan una visión más sutil y novedosa de ese abismo sin fondo que es la condición humana. Michel Foucault.- No es arbitrario citar el caso paradójico de Michel Foucault. Sus intenciones críticas eran serias y su ideal libertario innegable.  Su repulsa de la cultura occidental ?la única que, con todas sus limitaciones y extravíos, ha hecho progresar la libertad, la democracia y los derechos humanos en la historia? lo indujo a creer que era más factible encontrar la emancipación moral y política apedreando policías, frecuentando los baños ?gays? de San Francisco o los clubes sadomasoquistas de París, que en las aulas escolares o las ánforas electorales. Y, en su paranoica denuncia de las estratagemas de que, según él, se valía el poder para someter a la opinión pública a sus dictados, negó hasta el final la realidad del sida ?la enfermedad que lo mató? como un embauque más del establecimiento y sus agentes científicos para aterrar a los ciudadanos imponiéndoles la represión sexual. Su caso es paradigmático: el más inteligente pensador de su generación tuvo siempre, junto a la seriedad con que emprendió sus investigaciones en distintos campos del saber ?la historia, la psiquiatría, el arte, la sociología, el erotismo y, claro está, la filosofía? una vocación iconoclasta y provocadora ?en su primer ensayo había pretendido demostrar que ?el hombre no existe?? que a ratos se volvía mero desplante intelectual, gesto desprovisto de seriedad. También en esto Foucault no estuvo solo, hizo suyo un mandato generacional que marcaría a fuego la cultura de su tiempo: una propensión hacia el sofisma y el artificio intelectual.

Edmund Wilson.- Yo no recuerdo que alguno de mis profesores de literatura me hiciera sentir que un buen libro nos acerca al abismo de la experiencia humana y a sus efervescentes misterios. Los críticos literarios, en cambio, sí. Recuerdo sobre todo a uno, de la misma generación de Lionel Trilling y que para mí tuvo un efecto parecido al que ejerció este sobre la profesora Himmelfarb, contagiándome su convicción de que lo peor y lo mejor de la aventura humana pasaba siempre por los libros y de que ellos ayudaban a vivir. Me refiero a Edmund Wilson, cuyo extraordinario ensayo sobre la evolución de las ideas y la literatura socialistas, desde que Michelet descubrió a Vico hasta la llegada de Lenin a San Petersburgo, Hacia la estación de Finlandia, cayó en mis manos en mi época de estudiante. En esas páginas de estilo diáfano pensar, imaginar e inventar valiéndose de la pluma era una forma magnífica de actuar y de imprimir una marca en la historia; en cada capítulo se comprobaba que las grandes convulsiones sociales o los menudos destinos individuales estaban visceralmente articulados con el impalpable mundo de las ideas y de las ficciones literarias. (?) En verdad, ejerció un magisterio mucho más amplio del que acotan los recintos universitarios. Sus artículos y reseñas se publicaban en revistas y periódicos (algo que un crítico ?deconstruccionista? consideraría una forma extrema de degradación intelectual) y algunos de sus mejores libros ?como el que escribió sobre los manuscritos hallados en el Mar Muerto? fueron reportajes para The New Yorker. Pero el escribir para el gran público profano no le restó rigor ni osadía intelectual; más bien lo obligó a tratar de ser siempre responsable e inteligible a la hora de escribir. Responsabilidad e inteligibilidad.- Responsabilidad e inteligibilidad van parejas con una cierta concepción de la crítica literaria, con el convencimiento de que el ámbito de la literatura abarca toda la experiencia humana, pues la refleja y contribuye decisivamente a modelarla, y de que, por lo mismo, ella debería ser patrimonio de todos, una actividad que se alimenta en el fondo común de la especie y a la que se puede recurrir incesantemente en busca de un orden cuando parecemos sumidos en el caos, de aliento en momentos de desánimo y de dudas e incertidumbres cuando la realidad que nos rodea parece excesivamente segura y confiable. A la inversa, si se piensa que la función de la literatura es sólo contribuir a la inflación retórica de un dominio especializado del conocimiento, y que los poemas, las novelas, los dramas proliferan con el único objeto de producir ciertos desordenamientos formales en el cuerpo lingüístico, el crítico puede, a la manera de tantos posmodernos, entregarse impunemente a los placeres del desatino conceptual y la tiniebla expresiva.

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27 de julio de 2010
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Bryce, Puig y el Boom

Los del Boom, sin Manuel Puig Participando en el programa estival de El Escorial, Alfredo Bryce Echenique habló del Boom Literario Latinoamericano. ¿Están todos los que son? La nota es del suplemento Ñ:

?Ni son todos los que están ni están todos lo que son?, ha advertido hoy Alfredo Bryce Echenique en relación al ?boom latinoamericano? del que fueron relegados una serie de escritores por ser ?demasiado lúcidos y originales?. Para Bryce Echenique los escritores de referencia del boom utilizaron sus respectivos países ?como cotos privados de caza?, en el sentido de que su literatura se ocupó de los ?grandes temas nacionales? de forma ?totalizadora?. Una literatura, la de los escritores del boom, que careció ?de humor, de ternura y de vida sentimental en los personajes?, en opinión de Bryce, a diferencia de la de los autores ubicados en los márgenes, quienes sí se atrevieron ?a bajar a las tabernas? para hablar de cine, de las clases medias y de la subcultura.

Entre los autores que no están en la fotografía, Bryce resaltó la figura de Manuel Puig. Dijo:

Un ejemplo ?atrevido? de ese tipo de literatura ?lúcida?, la encuentra Bryce Echenique en la novela ?El beso de la mujer araña? del escritor argentino Manuel Puig (1932-1990), una historia que relata la transformación de la relación que mantienen dos presos políticos, un guerrillero urbano y un homosexual, mientras comparten la misma celda. ?El beso de la mujer araña? destaca, en opinión de Bryce, por su ?extraña presentación? estructural, al disponer de una combinación de diálogos y notas a pie de página de carácter científico que ejemplifican un ?intento muy atrevido? de reacción ante la potestad del narrador omnisciente. Así, en la novela el narrador desaparece, y los diálogos que mantienen ambos reos tienen la finalidad de que el lector conozca ?directamente? a los personajes a través de lo que estos dicen, una técnica que utiliza Puig, afirmó el peruano, para ?aparentar objetividad?. Pero el que permanece invisible es el narrador, no el ?autor?, aclaró el autor de ?Un mundo para Julius?, y apuntó que Puig vuelca su subjetividad de forma ?astuta y con maneras subrepticias? que hacen que éstas no parezcan impuestas. ?Desde la invisibilidad, y de modo sinuoso, Puig organiza su material literario a través de sus demonios personales, él encadena los episodios, él elige los acontecimientos reveladores?, dijo Bryce, para concluir que de esta forma el autor argentino ?contamina? al lector. Las notas a pie de página de la obra, todas de carácter científico en torno a temas como el psicoanálisis y la homosexualidad, ?son un complemento que enriquece la narración y que ofrece una síntesis del estado actual de una cuestión?, apuntó Bryce. A través de las películas ?cursis? que el preso homosexual cuenta al guerrillero, Puig logra una ?renovación del diálogo y de lo que es literatura o subliteratura?, explicó el escritor peruano, que agregó que la novelística del escritor argentino es una ?reminiscencia del melodrama que revive lo folletinesco?. ?Ésta es la principal novela de Puig, y lo sitúa con todo derecho entre los escritores al margen del boom, porque su preocupación ya no es la patria, la metáfora totalizadora, sino la subcultura?, concluyó el autor peruano.

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26 de julio de 2010
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Paz Soldán y Roncagliolo, lo que se viene

Máquina rotativa de impresión Dos libros en proyecto, dos libros latinoamericanos que se vienen. El primero aparecerá en setiembre y es de Santiago Roncagliolo. Se titula Tan cerca de la vida. El anuncio apareció en una nota de Ñ sobre la posibilidad de escribir, aun hoy, historias románticas. Santiago anuncia:

Al peruano Santiago Roncagliolo, autor de Abril Rojo, le resulta complicado escribir una auténtica historia de amor y acepta su miedo ?una marca de época? a caer en las redes de sentimentalismo y la cursilería. El resultado es la novela que publicará en septiembre: Tan Cerca de la Vida. Allí, combina dos géneros literarios: romance y terror. ?La gente le tiene miedo al amor y a ser cursi y eso no pasaba antes. En esta sociedad individualista e independiente es más fácil tener sexo que comunicarte con alguien, por eso la única forma de contar una historia de amor es contando una historia de terror?, dice entre risas. Para el escritor, los elementos vitales de novela romántica son: ?mucho sexo y soledad?.

El segundo es Edmundo Paz Soldán, quien estuvo en Lima presentando su novela Los vivos y los muertos, y aprovechó una entrevista en el diario Expreso para adelantar el libro que se viene. Aun no hay fecha definida, pero sí título: Norte. Dice:

Escribo mucho sobre la Bolivia actual, principalmente crónicas, columnas de opinión y reportajes, pero no ficción. De momento vengo escribiendo una nueva novela? Se titula ?Norte? y retrata los problemas fronterizos entre EE UU y México. Es una novela de largo aliento, que retrata ochenta años de conflictos y que tiene numerosos personajes y espacios geográficos. Es una novela ambiciosa, que espero poder publicar en menos de un año. Dependerá de Alfaguara (risas). 

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26 de julio de 2010
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