Andrés Ortega
Hillary Clinton se ha recuperado en las primarias de Tejas y Ohio. Ha demostrado que gana en los Estados grandes, que son los decisivos para la presidencial del 4 de noviembre. Sin embargo, el gran triunfador de este segundo supermartes ha sido John McCain que se ha convertido en el candidato republicano único, con lo que les saca ventaja a los demócratas que aún siguen en la pelea pues desde ayer se puede empezar a concentrar en las elecciones de noviembre. Por eso Clinton, que va aún por detrás de Barak Obama en número de delegados, tendrá que tomar una decisión sobre si seguir en liza o renunciar. Aunque las primarias van hasta el 7 de junio (Puerto Rico), si en la próxima gran cita de Pennsylvania, el 22 de abril, no adelanta a Obama, la primera mujer con posibilidades de llegar a la Casa Blanca debería renunciar en aras de las posibilidades del primer negro.
Si no lo hace, y si ninguno, como ya parece imposible, logra los 2.025 delegados necesarios para ganar la nominación, la pugna puede llegar hasta la Convención demócrata en agosto en Denver, y, según cómo, facilitar la victoria de McCain. De aquí a entonces, la carrera se podría tornar en pelea entre Obama y Clinton si se le añade el problema, que la candidata ha empezado a esgrimir, de cómo contar los 366 delegados de las primarias de Florida y Michigan, que le favorecen pero que la central del Partido Demócrata había considerado nulos al celebrarse en una pronta fecha no autorizado. Pueden ser decisivos.
Como bien analiza Michael Tomasky en un artículo titulado "Un posible superproblema" en el último número de The New York Review of Books, el partido demócrata podría optar por no contar esos delegados -para frustración de unos votantes en un Estado como Florida que se ha demostrado clave en las últimas elecciones- o repetir las votaciones en forma de caucus, y ya no de primarias. Sólo tiene hasta el 29 de junio. Pues a partir de entonces, la decisión se tomará ya no desde el Comité de Reglas, dependiente del Nacional, sino del Comité de Acreditaciones de la Convención, que parecen dominar clintonianos y que debería aceptar o rechazar a esos delegados de Florida y Michigan.
En todo caso, los llamados superdelegados, 796 notables del partido, van a pesar probablemente menos de lo que es especula. Como ha indicado la presidente demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para la cual "sería un problema para el partido si el veredicto fuera diferente del que el público ha decidido". Es decir que los superdelegados acabarán por plegarse a la voluntad mayoritaria de los delegados. De otro modo, la derrota de cualquiera fuese el candidato demócrata estaría garantizada.
¿A quién preferiría enfrentarse McCain? Pese a lo que indican los sondeos en la actualidad, es muy posible que a Obama, por ser un valor nuevo, y porque no se le ha examinado aún con lupa, mientras que a la dura Clinton ya se le han sacado todos los trapos sucios posibles, y los ha superado.