Andrés Ortega
¿Ha pinchado Barack Obama en el hueso de la América profunda? Ahora asegura que no se entendió lo que quería decir. Lo que dijo, en una cena en San Francisco la semana pasada a puerta cerrada para recaudar fondos para su campaña, es que los habitantes de las ciudades pequeñas en Pennsylvania (próxima gran primaria entre los demócratas el 22 de abril), ante sus frustraciones económicas, "se aferran a los rifles o la religión o la antipatía hacia la gente que no es como ellos".
Como era de esperar, Hillary Clinton se ha tirado al degüello de su rival. La senadora Clinton ha recordado su educación religiosa y también ha recordado cómo su padre le enseñó a disparar. Pero, bajo la apariencia de un debate sobre los valores de la sociedad americana, y especialmente los de sus pequeñas poblaciones, lo que han conseguido las palabras de Obama es que vuelva a centrase la campaña -entre demócratas, y entre estos y el republicano John McCain que intenta hacerse con una agenda más conservadora en los social- el tema que pareció haber desaparecido, pero que como el Guadiana, ha resurgido: la religión. Y todo en vísperas de la llegada a EE UU del Papa Ratzinger que sin duda reforzará la dimensión de esta cuestión, ante la cual se nota una cierta incómoda de Obama que intenta explicar su formación católica en la escuela en Indonesia. Benedicto XVI será bien acogido por el pueblo americano, aunque sigue siendo un desconocido para uno de cada diez, una proporción significativa, a juzgar por algunas encuestas.
Independientemente del efecto que las palabras de Obama pueda tener sobre su campaña y su intento de atraerse el voto blanco obrero o rural, ha resurgido la América profunda en sus tres dimensiones más esenciales: las armas, la religión y la inmigración Las dos primeras son cuestiones que separan en lo más profundo a la sociedad americana de la europea o canadiense. Sobre ellas, como he escrito en otro lugar, se ha apoyado mucho Bush. Parecía que se pasaba página. No es así. La religión sigue muy presente en estas elecciones aunque, por ejemplo, no necesariamente el voto evangélico, se decante por los republicanos, pues una parte está opuesta a la guerra de Irak, entre otras cuestiones.