
Jesús Ferrero
Todo aquel que le niega al otro el derecho a tener cara está ejerciendo la más despiadada exclusión: la misma que ejercen los enemigos en el campo de batalla.
Por definición, todo enemigo es un ser sin rostro, pues si de verdad lo tuviera, ni sería enemigo, ni resultaría tan fácil combatir contra él.
Todo rostro es un ideograma viviente, un paisaje nunca antes visto, una unidad nunca antes configurada, un guarismo de la vida, único y distinto.
Todo rostro es un destino, un sentido y una llama que brilla y evoluciona en medio de la vasta oscuridad.