Víctor Gómez Pin
Algunos científicos sí efectúan este retorno a la filosofía al que aquí vengo refiriéndome Cuando el ya evocado físico austriaco Anton Zeilinger, realiza un experimento espectacular de tele-transportación del estado cuántico de una partícula situada en una isla de Canarias a otra partícula situada en otra isla de ese archipiélago, está realizando una performance técnica, pero él mismo percibe de inmediato que el comportamiento de ciertas entidades naturales que su experimento ha revelado contradice un postulado general de nuestra concepción de la naturaleza…e inevitablemente, en razón de esta inmediata percepción, se está convirtiendo en meta-físico.
En este caso, el postulado puesto en tela de juicio directamente es el principio de localidad (que en términos generales afirma simplemente que, en ausencia de intermediarios susceptibles de transmisión, una entidad A separada espacialmente de una segunda entidad B se haya a salvo de perturbaciones provocadas por lo que haya podido ocurrirle a la segunda), pero también otros principios están indirectamente aquí cuestionados, como lo están por otros protocolos matemáticos avanzados en los últimos decenios y que han tenido confirmación experimental. Me seguiré ocupando de este asunto, aunque no en la próxima columna en la que retomaré el tema de la imposibilidad de reducir a hombres y canes, la cual en lo que nos concierne es la garantía mayor para la filosofía.