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La naturaleza del hombre que desea el dinero

Por 23 de marzo de 2012 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Víctor Gómez Pin

Como escala de medida de la riqueza el dinero, ya sea nominal o material, el dinero es deseado. Pero hay un salto entre desear el dinero que permite satisfacer otro deseo y desear el dinero por sí mismo. Es asunto de los historiadores de la economía el discernir cuándo se efectuó el viraje que convierte al dinero en un objetivo en sí, pero lo que en todo caso nos concierne a todos es el hecho de que tal viraje supone que la economía no es ya determinada por los imperativos de subsistencia o de dignidad del entorno en el que se vive. La economía pasa entonces a ser el todo de la existencia.
Ello es cierto para el poseedor, cuyo paradigma es el personaje balzaquiano de Père Grandet (padre de la protagonista en Eugénie Grandet), avaro incrédulo que parece recobrar la fe en el acto de extremaunción al alzarse del lecho para besar una talla de Cristo, que simplemente…era de oro.
Pero ello es también cierto para el desposeído, en pos siempre del dinero mínimo que garantice sus necesidades elementales y forzado a poner entre paréntesis toda otra exigencia todo otro deseo, paréntesis que en general se prolonga una entera vida. Pues de triunfo en los objetivos le llevará simplemente a convertirse en un personaje como ese hombre de empresa británico afincado en Barcelona, orgulloso en una entrevista de haber empezado en su empresa con un minijob y haberse convertido en director para España, lo cual le da autoridad para que nos dirija esta advertencia (¿o anatema?) "se van a arrepentir ustedes de no tener minijobs"1.
Para uno y otro- poseedor como desposeído-el dinero reemplaza entonces aquellos valores que la tradición humanística, en el amplio sentido del término, postulaba como deseable objetivo que debería determinar la máxima subjetiva de acción de cada uno de los humanos. La erección del dinero en finalidad última hace que, tras el imperativo de alcanzar los medios de subsistencia, aquel que lo logra se impone entonces el ganar altura en relación a la escala de medida, que lo es efectivamente de todas las cosas, y obliga a dejar de lado la inclinación que Aristóteles nos atribuía a fortalecer las facultades del espíritu. Pues la escala de medida marca los criterios de moralidad, como marca los criterios de aptitud para hacerse un camino en la maraña de la vida social concebida efectivamente en términos darwinianos pero no en pos de la supervivencia sino en pos de un extraño símbolo. 2

 

 

 

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1 El personaje que no tiene desperdicio nos dirije también otras perlas "Aquí [en España]sus expectativas de empleo son pura ideología y están basadoa en tiempos mejores que quizás no vuelvan. Creen que sólo por haber legislado el derecho teórico a un ideal de contratos indefinidos bien pagados se convertirán en realidad algún día".Lo que no dice explicitamente es que los "tiempos mejores" no considera que sea bueno que volvieran, entre otras cosas porque la seguridad laboral que a su juicio conferían "frena la circulación del talento entre empresas"

2 En un artículo publicado en Le Monde Diplomatique en marzo 2012, el filósofo húngaro G. M. Tamás nos da un ejemplo estremecedor de lo que significa una sociedad marcada por la erección del dinero en escala de valor: "Mientras va empezando la lucha a muerte por unos servicios y recursos sociales cada vez más escasos, el poder presenta los motivos de esa contienda en términos de excelencia moral, aptitud biológica y superioridad intelectual. Sólo las personas jóvenes, diligentes y flexibles se juzgan dignas de consideración: rechazar esos criterios es rechazar el orden natural de las cosas […]Más que racista a la antigua, la derecha húngara se opone sobre todo a subsidiar a los pobres, a dar ayuda a los desocupados, que la gente asimila a los gitanos, y a todos los elementos "improductivos" de la sociedad , que se designan como "inactivos", incluyendo en esa categoría a los jubilados[…] Para imponer este nuevo orden, el gobierno necesita dinero y efectúa recortes presupuestarios. No más dinero para para las artes, la arqueología, los museos, la edición, la investigación[…], las universidades, las escuelas elementales[…].los discapacitados y los enfermos. En cambio se finanza profusamente el deporte que tiene fama de estimular la combatividad, el espíritu de grupo, la lealtad, la disciplina personal"
¿Y que será de los reducidos a los arcenes? Como siempre alimentarán el espíritu caritativo, en este caso de las organizaciones dependientes de la iglesia católica, floreciente en el país. Se supone asimismo que liberadas de injustos subsidios estatales que no incentivaban la búsqueda de excelencia, las universidades alcanzarán un esplendor cuando acudan a ellas los que están en condiciones de pagar las matrículas a coste real. Canción húngara que conocemos perfectamente en otros lugares.

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Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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