Víctor Gómez Pin
El protocolo físico-matemático que conduce al fenómeno que tras las consideraciones cuánticas de la penúltima columna quiero poner de relieve consiste de manera sucinta en lo siguiente:
Una partícula A (pongamos arriba a la izquierda del lector en la pantalla) se halla en un determinado estado cuántico, independiente del estado de dos partículas B, C (abajo a izquierda y derecha respectivamente) que se encuentran en la situación de entrelazamiento, evocada en la reflexión precedente, y consistente en que hay un estado atribuible al sistema que ambas forman, pero no hay estados propios de cada una de ellas[1]
A
B ————C
Así las cosas, un observador procede a una medida llamada de Bell entre las partículas A y B, la cual tiene como consecuencia el entrelazamiento de ambas. Pues bien:
Este segundo lazo tiene como resultado el liberar a C del vínculo con B, emergiendo como partícula autónoma en un estado que (si se cumplen ciertas condiciones de información)…es el que tenía A.
Cabe pues decir que el estado de A[2] no se ha perdido, meramente se ha trasladado. Nótese sin embargo varios aspectos relevantes:
- 1) Lo que se ha trasladado es el estado de la partícula, no ha habido traslado de la partícula misma, ni tampoco traslado de energía.
- 2) Dado que la partícula A no se ha trasladado ¿cabe decir que sigue en su sitio? Desde luego lo que sigue en su sitio no es la partícula A, pues habiendo cambiado de estado y constituyendo este lo que la caracterizaba, no puede lógicamente decirse que sea la misma.
- 3) ¿Cabe al menos decir que ha quedado en aquel sitio una partícula? Difícilmente, pues el cambio no ha sido de un estado propio a otro estado, sino de un estado propio a un estado entrelazado.[3], y siendo uno u otro estado propio lo que caracteriza a la partícula, cabalmente solo cabe afirmar que la que se daba ha desaparecido.
- 4) La partícularidad ha sido recuperada en la antigua partícula C que antes se hallaba entrelazada y en consecuencia (en conformidad al punto anterior) antes de la herencia no constituía propiamente una partícula, aunque su distinta posición espacial respecto a B pudiera dejar entrever lo contrario. El sitio no es pues razón suficiente de la distinción. Viejo problema leibniziano que aquí no puedo sino mencionar.
- 5) El estado de la partícula A ha sido, por utilizar ya la expresión popularizada, "tele-transportado" ¿Significa ello que ha pasado de un lugar a otro sin pasar por los lugares intermedios? Pasando por los lugares intermedios, es como se traslada la materia y la energía, y en general como se traslada lo que hay, cuando el verbo haber designa lo recubierto por la noción canónica de naturaleza, naturaleza obediente a los principios que, desde Aristóteles a Einstein, han sido considerados soporte del saber de los físicos. Podemos considerar las partículas A C como fotones y el estado de la primera como una bien determinada polarización. El traslado a C del estado de polarización que tenía A ¿se ha realizado pues, sin someterse a la paradoja de Zenón, sin estar forzado a recorrer previamente la mitad de la distancia y previamente la mitad de la mitad?
Intentaré en la columna siguiente mostrar que la respuesta es más bien negativa y en todo caso poner claramente de relieve que todo esto en modo alguno invita a cuestionar el orden de la razón, sino en todo caso la acotación de la misma en ciertos principios y categorías considerados universales del pensamiento y del ser. De manera más precisa, intentaré mostrar que estas situaciones, paradójicas para la idea canónica de ciencia, nada tienen que ver sin embargo con la ciencia ficción.
[1] Ejemplo preciso sería el caso de dos fotones determinados por su polarización. Dada una base de polarización con coordinadas horizontal H y vertical V, para ciertos ángulos de polarización el vector que representa el sistema de ambos fotones es una suma de dos productos tensoriales que no hay manera de reducir a producto tensorial de dos vectores. Si consideramos que la polarización es en ese momento el criterio determinante de la individuación, ello equivale a decir que estamos ante una entidad global no reductible a yuxtaposición de individuos.
[2] Determinado por la polarización, en el ejemplo de la nota precedente.
[3] En el ejemplo de las notas, habiendo el fotón pasado de un estado de polarización que le singulariza a un estado que solo tiene significación holística, es decir, que no es yuxtaposición de estados individuales o aun (en la jerga técnica aludida) que no es producto tensorial de dos vectores.