Víctor Gómez Pin
IX La naturaleza humana
Que lo concerniente al ser indiscutiblemente de palabra, homo sapiens, es en última instancia lo determinante para los protagonistas de este diálogo, se refleja en la razón que Jordi Agustí nos da para considerar que Darwin sería el hombre de ciencia más importante de la historia: "Ha habido otros científicos como Isaac Newton o Albert Einstein que revolucionaron la ciencia de su tiempo, pero sus teorías no cambiaron la comprehensión que tenemos de nosotros mismos".
Si tremenda es una hipótesis científica que subvierte la representación que nos hacemos de la naturaleza en nuestro entorno (por ejemplo la representación determinada por el prejuicio de que espacio y tiempo tienen realidad física), más parece en efecto serlo aquella que socavaría los cimientos en los que se sustenta la concepción de nuestra propia naturaleza. Y aquí me permito una precisión:
Es obvio que Darwin pone en tela de juicio las bases, aristotélicas en primer lugar, sobre las que se sustentaba la definición del ser humano, no es por el contrario seguro que ponga en tela de juicio tal definición. El propio Eudald Carbonell afirma al respecto con radicalidad: "Aun ahora no existe una definición más consistente que la que hizo Aristóteles: somos ‘animales racionales’. ¿Lo somos en virtud de algún designio trascendente al orden natural? El gran aporte de Darwin es responder negativamente a esta pregunta: lo somos como resultado de un proceso que condujo primero a la hominización y después a la plena humanización (en lo que Carbonell denomina síntesis evolutiva de nuestro género ); condujo en suma a la unificación del conjunto de rasgos que, especificándonos en el seno del género homínido, permiten hablar de naturaleza humana.
Como el resto de las especies animales y obviamente nuestros próximos parientes los primates, nuestro genoma- fruto azaroso de la evolución- determina ese conjunto de rasgos. Y expresión del buen funcionamiento del mismo es lo que en uno de sus libros el profesor de Harvard Steven Pinker (crítico contra las diferentes teorías antropológico-filosóficas caracterizadas por lo que el denominaba denial of human Nature) denominaba instinto de lenguaje. Instinto de lógos, me permitiría por mi parte precisar, instinto indisociablemente de razón y de lenguaje; "en razón de su propia naturaleza, el ser humano desea el conocimiento", dice la sentencia fundamental de Aristóteles: homo…sapiens.