Víctor Gómez Pin
Es quizás posible reencontrar a un ser perdido, pero no abolir el tiempo. Todo ello hasta el día imprevisto y triste como una noche de invierno, en el que no se busca ya a esta muchacha ni a ninguna otra, un día en el que encontrarla nos espantaría. Pues no se siente ya tener atractivo para gustar ni fuerza para amar (III, 276)